viernes, 26 de mayo de 2017

EL FUTURO YA NO ES LO QUE ERA



Conocí a esta banda de Atlanta hace unos años mediante sus dos primeros EP's, el homónimo Biters y It's OK to like biters, su música me entró a la primera y pensé que esa energía post-adolescente junto a la sencillez y melodía de sus composiciones podría llevarles a cotas bastante altas. El tema es que este combo liderado por Tuk Smith siguió repitiendo la misma fórmula, un EP tras otro y giras por clubes pequeños con algún interludio para telonear a algún artista de cierta relevancia (hablamos de Blackberry Smoke o Danko Jones, que me encantan, pero tampoco son AC/DC o los Stones). Cuando apareció su debut en la larga duración, Electric blood, en 2015, ya era tarde para dar un salto a un público más amplio, pese a que el disco es maravilloso.

Ignoro si la razón de que este nuevo disco se titule The future ain't what it  used to be es lo antes expuesto pero, más allá de repercusiones y éxitos, Biters despachan un muy buen segundo álbum aunque un poco diferente al anterior; Electric blood era más primario, a la feroz mezcla de power pop, hard y glam rock que suelen facturar estos hijos del estado de Georgia se sumaban contundentes riffs herederos directos de la banda de Angus Young & co., en este LP la moneda cae más del lado glam y pop(salvo «Chasing the felling», que bien podría estar sacado de los outtakes de su obra anterior), aunque eso no significa que hayan perdido contundencia ni mucho menos. Hay temas como las iniciales «Let it roll» y «Stone cold love» u otras como «Gipsy rose» que recordarán a los T.Rex más macarras y a los Slade más furiosos, medios tiempos intensos como «Callin' you home» y canciones con vocación de himno como «Don't let this good heart turns bad» o «No stranger to heartache»; mi tema favorito es «Vulture city», con ciertos aires a los Stones más actuales y al «Bohemian like you» de Dandy Warhols. Mención aparte merecen los temas más sosegados del disco «Hollywood», una emotiva oda a los que llegan allí buscando cumplir unos sueños que no siempre se harán realidad, y «Goin' back to Georgia», una preciosista balada acústica dedicada a su alma mater con ecos folkies y country.

Es posible que a Biters se les haya hecho tarde para pegar el salto a un status mayor dentro del mundo de la música, pero para lo que sí que aún no es tarde es para que os aficionéis a la música de esta pedazo de banda. Calidad y diversión garantizadas al 100%.

Biters - The future ain't what it used to be(Deezer)

jueves, 18 de mayo de 2017

DONDE DUERMEN LAS LEYENDAS



 



 Al principio les llamaron locos, hasta que todo estalló, entonces los etiquetaron e intentaron convencerlos de que su revolución había triunfado y que el mundo sería un lugar mejor gracias a ellos, pero sólo fueron lisonjas para tratar de domarlos, de convertirlos en aquellos antecesores de los que habían renegado. No entendieron que ellos no jugaban, que el cóctel depresión-drogas-soledad-desamor y otros demonios formaba parte de ellos mismos tanto como su innegable talento, no les comprendieron, en realidad poca gente lo hizo...

 Andrew fue el primero en caer, se perdió casi todo lo que vino después, él estuvo presente en el germen y su muerte supuso un trauma y a la vez una influencia que marcaría de forma decisiva a gran parte de sus compañeros y coetáneos.

 Kurt fue, sin duda, el que mayor presión soportó sobre sus hombros. De la noche al día quisieron convertir a un artista caústico, mordaz y talentoso en un pomposo flautista de Hamelín que realmente no sabía dónde llevar a los que le seguían, la desazón y el vacío fueron devorándolo todo hasta que una nada absoluta le convenció para buscar la puerta de salida.

 Shannon era la gran promesa, el chico cuyo futuro había sido definido por otros sin que él pudiera decir nada, le regalaron golosinas, le regalaron los oídos y le pidieron que se dedicase a lo suyo, que se divirtiese y se relajase, pero fue imposible y el muchacho se extravió por el camino del exceso.

 Scott y Layne eran tipos más duros, ellos resistieron sus guerras intestinas durante más tiempo, a veces más erráticos, otras veces más aparentemente en paz consigo mismos y con el mundo... Todo daba igual, se creían más listos y más rápidos que el diablo, pero un día el diablo los alcanzó y les pidió su parte del trato.

 Y llegamos a Chris, la parte más jodida de explicar de todo esto. Chris siempre pareció especial, era el más guapo y el que mejor voz poseía, el Sinatra de este atípico rat pack (siempre he pensado que Euphoria morning es el disco que Frank hubiera hecho en 1999 si hubiera sido un treintañero criado en Seattle y doctorado en lo que se dio por llamar grunge), parecía haber esquivado todas las balas que habían acabado con sus compañeros, todos nos congratulábamos por volver a oír su privilegiada garganta junto a los riffs de Kim Thayil, y ahora esto...

¿Qué pasó, Chris? ¿Tu aparente tranquilidad y sosiego eran sólo fachada? ¿Tu corazón pagó alguna deuda contraída en los años salvajes? ¿O simplemente se trata de una cruel broma de la naturaleza y el tiempo? En todo caso no es justo, seguro que tu voz y tu coco tenían horas, días, meses, años de buena música que ofrecernos...
...pero no, sólo nos queda acompañar esta orfandad disfrutando del testamento que nos dejas, un montón de canciones maravillosas, adiós, Chris, que la tierra te sea leve...

I'm only faking when I get it right
When I get it right
'Cause I fell on black days
I fell on black days
How would I know
That this could be my fate?
How would I know
That this could be my fate? Yeah
(Fell on black days, Soundgarden)


viernes, 12 de mayo de 2017

LA TRASCENDENCIA DE LLAMARSE HONEYMOON DISEASE



Todos recordamos un lema de un anuncio de colonia de aquellos tiempos tan estridentes y confusos que fueron los ochenta que rezaba «En las distancias cortas es donde una colonia de hombre se la juega». Esta consigna un poco trasnochada es, sin embargo, perfectamente adecuada para juzgar a las bandas de rock & roll; en el directo es donde los artistas realmente se ponen a prueba y muestran su medida real.

El pasado lunes tuve la oportunidad de presenciar una impresionante descarga de buen rock y muchísima actitud llevada a cabo por los suecos Honeymoon Disease, donde refrendaron y superaron con creces las buenas vibraciones que recibí de su disco debut The Trascendence(citado entre lo mejor del 2015 en este mismo espacio).

Si se mira alguna foto de la banda escandinava, uno se encontrará a cuatro jóvenes con pintas de haber sido traídos en una máquina del tiempo desde finales de los sesenta o principios de los setenta(salvo quizá por la cantidad de tatuajes que adornan sus cuerpos); su música no difiere demasiado de su imagen, Honeymoon Disease traen ecos de la grandes bandas de la época anteriormente citada, podríamos mencionar entre sus influencias a incunables como Steppenwolf, KISS, The Runaways, Girlschool o los primeros Motörhead, por poner sólo algunos ejemplos. Pero el estar basados en la música de épocas pretéritas no significa que esta banda no tenga personalidad, todo lo contrario. En The Trascendence podemos percibir a un grupo con un espíritu, un groove, adoptado en base a la tremenda expresividad de sus dos guitarristas, que también comandan la parte vocal, y el apoyo de una muy contundente base rítmica que hacen de temas como «Stargazer», «Gotta move», «Break up», «Bellevue groove» o «Brand new ending» canciones dignas de figurar en las listas de reproducción de cualquiera que guste de disfrutar buen rock, y a la vez convierten a sus autores y ejecutantes en una banda a ser tomada muy en cuenta tanto en disco como en vivo.

Honeymoon Disease - The Trascendence (Deezer)

viernes, 5 de mayo de 2017

EN EL BARRIO SOBRA CIENCIA



Es definitivo, Los Angeles vuelve a molar. La proliferación de nuevas bandas de rock & roll, algunas de ellas protagonistas de este espacio en ocasiones anteriores, le ha conferido a la ciudad angelina  una suciedad eléctrica que ha provocado que sus bulevares vuelvan a llenarse de gente con chupas de cuero y vaqueros rotos dispuestos a asistir a recitales de rock en garitos míticos como el Troubbadour o el Whisky A Go-Go y otros de cuño más moderno como El Cid, que ahora constituyen los lugares de reunión de bandas como The Blessings, Modern Kicks, Crazy Squeeze, Dr. Boogie o Telephone Lovers.

Barrio Tiger es una de esas bandas que forman parte de la nueva escena de L.A. y practican un punk rock enérgico y contundente muy bueno. Según qué canción suene en su debut como larga duración, de título Ave María, te pueden recordar a Ramones, Johnny Thunders, MC5, Hanoi Rocks o Social Distortion. Guitarras afiladas, una sección rítmica vertiginosa y una voz idónea para este estilo de música (bien apoyada por los coros) convierten a temas como «Dying to live», «Let's play dumb», «Special purposes», «Calling your bluff» o «Born ready», por mencionar las que más me han llamado la atención, en himnos de fin de semana ideales para escuchar, ya sea en directo o en el disco, mientras disfrutas de alguna bebida espirituosa.

Es muy posible que esta nueva eclosión rockera no tenga la repercusión de las de finales de los setenta y mediados de los ochenta, el mundo ha cambiado mucho y el ámbito musical todavía más, pero al menos nos queda la música que nos deja gente como Barrio Tiger, rock & roll de alto octanaje hecho con la rabia y el corazón.

Barrio Tiger - Ave Maria (Bandcamp)