jueves, 18 de mayo de 2017

DONDE DUERMEN LAS LEYENDAS



 



 Al principio les llamaron locos, hasta que todo estalló, entonces los etiquetaron e intentaron convencerlos de que su revolución había triunfado y que el mundo sería un lugar mejor gracias a ellos, pero sólo fueron lisonjas para tratar de domarlos, de convertirlos en aquellos antecesores de los que habían renegado. No entendieron que ellos no jugaban, que el cóctel depresión-drogas-soledad-desamor y otros demonios formaba parte de ellos mismos tanto como su innegable talento, no les comprendieron, en realidad poca gente lo hizo...

 Andrew fue el primero en caer, se perdió casi todo lo que vino después, él estuvo presente en el germen y su muerte supuso un trauma y a la vez una influencia que marcaría de forma decisiva a gran parte de sus compañeros y coetáneos.

 Kurt fue, sin duda, el que mayor presión soportó sobre sus hombros. De la noche al día quisieron convertir a un artista caústico, mordaz y talentoso en un pomposo flautista de Hamelín que realmente no sabía dónde llevar a los que le seguían, la desazón y el vacío fueron devorándolo todo hasta que una nada absoluta le convenció para buscar la puerta de salida.

 Shannon era la gran promesa, el chico cuyo futuro había sido definido por otros sin que él pudiera decir nada, le regalaron golosinas, le regalaron los oídos y le pidieron que se dedicase a lo suyo, que se divirtiese y se relajase, pero fue imposible y el muchacho se extravió por el camino del exceso.

 Scott y Layne eran tipos más duros, ellos resistieron sus guerras intestinas durante más tiempo, a veces más erráticos, otras veces más aparentemente en paz consigo mismos y con el mundo... Todo daba igual, se creían más listos y más rápidos que el diablo, pero un día el diablo los alcanzó y les pidió su parte del trato.

 Y llegamos a Chris, la parte más jodida de explicar de todo esto. Chris siempre pareció especial, era el más guapo y el que mejor voz poseía, el Sinatra de este atípico rat pack (siempre he pensado que Euphoria morning es el disco que Frank hubiera hecho en 1999 si hubiera sido un treintañero criado en Seattle y doctorado en lo que se dio por llamar grunge), parecía haber esquivado todas las balas que habían acabado con sus compañeros, todos nos congratulábamos por volver a oír su privilegiada garganta junto a los riffs de Kim Thayil, y ahora esto...

¿Qué pasó, Chris? ¿Tu aparente tranquilidad y sosiego eran sólo fachada? ¿Tu corazón pagó alguna deuda contraída en los años salvajes? ¿O simplemente se trata de una cruel broma de la naturaleza y el tiempo? En todo caso no es justo, seguro que tu voz y tu coco tenían horas, días, meses, años de buena música que ofrecernos...
...pero no, sólo nos queda acompañar esta orfandad disfrutando del testamento que nos dejas, un montón de canciones maravillosas, adiós, Chris, que la tierra te sea leve...

I'm only faking when I get it right
When I get it right
'Cause I fell on black days
I fell on black days
How would I know
That this could be my fate?
How would I know
That this could be my fate? Yeah
(Fell on black days, Soundgarden)


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