viernes, 5 de octubre de 2018

ROCANROLES SON AMORES



La relación entre fútbol y rock siempre ha sido desigual, el número de rockeros futboleros sobrepasa en mucho al de futbolistas aficionados a la música orientada a las guitarras; había casos como los de José Luis Morales, el comandante, la estrella del Levante y fan acérrimo de Marea, o Manolito Alfaro, aquel menudo delantero del Hércules que celebraba sus goles mostrando camisetas de AC/DC o Barricada, entre otros. Luego teníamos algunos más cool como el espanyolista Granero, oyente de Quique González, o Gaizka Mendieta, que ahora se lo hace de DJ de rock, fan acérrimo de Velvet Underground y Smiths e inmortalizado en la canción «Un buen día» de Los Planetas. El caso es que, salvo estas y otras excepciones, el futbolista en lo que a música se refiere es igual que para la moda, los tatuajes o cualquier cosa que se os ocurra, esto es, son absolutamente permeables a las modas y a los productos fáciles de asumir.

Existe un país donde los futbolistas amantes del rocanrol sí se cuentan en buen número, esa nación es, por supuesto, Argentina; aunque entre los peloteros albicelestes haya muchos admiradores de la cumbia, es absolutamente normal encontrarte a deportistas que llevan remeras, tatuajes y cualquier tipo de símbolo relacionado con los Rolling Stones (sobre todo), AC/DC, Ramones y grupos locales como La Renga, La 25, Ratones Paranoicos, Viejas Locas, Pappo, Los Guarros o Guasones. Hubo incluso un futbolista que fue aún más allá, Germán el mono Burgos incluso montó una banda en la que se autoadjudicó el papel de frontman y lanzó varios discos que daban rienda suelta a su pasión por el rock, llegando a colaborar con gente como Carlos Tarque y Javier Vargas.

Al actual segundo entrenador del Atlético de Madrid le ha salido competencia en la figura de Daniel Osvaldo, insigne delantero nacido en Lanús que ha marcado goles para Huracán, Fiorentina, Espanyol, Juventus, Roma, Inter, Southampton, Oporto y Boca Juniors, entre otros, y fue internacional italiano -tema de antepasados-. Daniel colgó los borceguíes hace un par de años y formó un grupo al que llamó Barrio Viejo (título de una canción de La 25) y con la que anda de garito en garito de lo que queda de la Barcelona más underground con parada en su país natal para desgranar su música en clubes varios. Barrio Viejo lanzó en 2017 un disco de debut titulado Liberación (en relación al peso que Osvaldo se quitó de encima al poder practicar aficiones mal vistas en el mundo del deporte como fumar, beber, trasnochar...) y no se queda en un simple ejercicio de rolinga, en este álbum hay rocanrol, pero también blues y rythm n' blues (incluso una versión de «Walking the dog» de Rufus Thomas) rodeados de un halo canalla con un Osvaldo que parece estar más contento con este LP que con ninguno de los goles marcados en su carrera y haber abrazado eso de «A la redención por el rocanrol».


Barrio Viejo - Liberación (Deezer)

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