miércoles, 28 de octubre de 2015

MANO DE ROCK & ROLL, GUANTE DE SOUL



En una de las actuaciones de Nikki Hill en Gijón un amigo mío se encontró con un conocido, un rocker, tras el saludo de rigor le preguntó que si le estaba gustando el concierto, a lo que el tipo respondió con una mueca de no mucho agrado y diciendo: "Demasiado negro para mí". Mi colega miró al escenario donde Nikki lo daba todo y se volvió hacia el rocker con cara de "¿Pero no sabías a qué cojones venías o qué?".

Cuento esta anécdota porque en alguna crítica de este nuevo álbum de la cantante de Durham he visto que el nombre de AC/DC saltaba a la palestra en más de una ocasión, y es cierto que la señora Hill ha manifestado varias veces su afición por la banda de Angus Young, llegando a versionarlos en directo, y no es menos cierto que en este disco algún riff de guitarra nos remite a los australianos (sobre todo el de "Hotshot"), pero seamos claros, esto es un disco de Nikki Hill, una chica que siendo cierto que siente un gran amor por el rock & roll interpretado a la manera de los blancos y el punk, viene de donde viene y tiene la voz que tiene. Nikki suele explicarlo tirando de una frase en la que dice que "Sister Rosetta Tharpe es tan rock & roll como AC/DC" , y este nuevo disco es una constatación de esa manera de ver la música.

"Heavy Hearts, Hard Fists" está producido por Billy Horton que produjo, entre otros, al tristemente fallecido Nick Curran (otra de las influencias de Nikki y su marido y co-autor Matt Hill) y supone un muy buen compendio de canciones en el que el rock orientado a guitarras asume el rol principal junto a estilos como el soul o el rythm & blues, que se convierten en secundarios de lujo. Este disco es una fiesta de 11 canciones y 35 minutos en el que los invitados son los Stones, Elvis, Ray Charles, The Staples Singers o cualquiera de los artistas citados en párrafos anteriores. Un trabajo que exuda alma, actitud y energía por los cuatro costados y que debería gozarse sin demasiada preocupación por etiquetas o disquisiciones estilísticas.

Nikki Hill - Heavy Hearts, Hard Fists

miércoles, 14 de octubre de 2015

GALERNA SÓNICA



Nunca me he fiado demasiado de los meteorólogos, en realidad, es algo que nos pasa a muchos gijoneses y asturianos en general, los años de ninguneo, inexplicables errores y demás han hecho germinar un cierto sentimiento de antipatía por los hombres y mujeres del tiempo de los medios nacionales. Eso sí, nadie puede culparles por no predecir de los hechos acaecidos en Gijón el ocho de octubre del presente año.

Sobre las diez de la noche una multitud concentrada en la sala Albéniz miraba hacia un escenario como quien contempla un cielo gris plomizo, se barruntaba tormenta, pero no sabíamos hasta qué punto. Pocos minutos después la descarga comenzó con los Sonic Race, sonaron bien ycumplieron con nota el contenido de ir calentando al personal apoyados en su rock recio y referenciado en clásicos como los Stooges o Dead Boys. Todo un chaparrón de vatios y actitud.

Alrededor de las once y veinte se desató el temporal en todo su esplendor, los cinco miembros de la banda comenzaron atacando con un demoledor "Cinderella" que no fue sino el inicio de una ciclogénesis que, como su propio nombre indica, devendría en un ciclón de proporciones bíblicas. Arreció la descarga con estos setentones desgranando un repertorio impecable ante un público absolutamente entregado, así, joyas como "Dirty Robber", "Boss Hoss" o "Have Love Will Travel" se mezclaban con los temas de su último y convincente álbum, nuevos clásicos como "Bad Betty", You Can't Judge A Book By His Cover" o "Be A Woman" se unían a sus personales interpretaciones de canciones ajenas como "Keep A Knockin'" o "Money", por poner dos ejemplos, y nos presentaban a una banda pletórica a la que el paso del tiempo no parece haber mermado, Rob Lind sigue siendo enorme, tanto de estatura como de carisma y destreza con su saxo, Larry Parypa podría hacer enmudecer a más de un guitar hero mucho más joven, Gerry Roslie dando lecciones de rock& roll al piano y voz y una mucho más que eficaz sección rítmica formada por un bestial Ricky Lynn Johnson a la batería y un Freddie Dennis también solvente a la voz.
Una apocalíptica versión de "Psycho" parecía terminar con aquel huracán garagero, pero lo mejor estaba por llegar, comenzaron un glorioso bis con "I Don't Need No Doctor" y para irse eligieron "Strychnine" y "The Witch", que pusieron la sala patas arriba en un glorioso encore final.

Abandonamos la sala asolados por el ciclón Sonics, toda una descarga de cinco fuerzas de la naturaleza contra las que no nos importaría volver a medirnos.
Será cuando ellos quieran.

The Sonics - The Witch (Gijón 2015)