viernes, 16 de diciembre de 2016
OÍR PARA CREER
La formación original de Guns N' Roses se ha reunido para una gira (bueno, realmente este dato es inexacto, pues faltan Izzy Stradlin y Steven Adler, incluso hubiera sido más justo que tocaran sus sustitutos Gilby Clarke y Matt Sorum). El caso es que este tour está siendo la comidilla del mundo del rock y yo todavía no me he decantado por dar rienda suelta al fan que está encantado por que los viejos héroes se reúnan o al desconfiado que ha visto a muchas bandas juntarse sólo por la pasta y arrastrarse por los escenarios.
De lo que sí estoy seguro es de cuánto me gusta el debut en solitario de Duff McKagan, un disco nacido en el año 1993, cuando la banda aún no se había separado (yo me niego a llamar Guns N' Roses a todo lo que ocurrió cuando Slash y Duff claudicaron) y que significó un soplo de aire fresco ante el colosal despropósito en el que se estaba convirtiendo el combo angelino.
Lo primero que hay que decir de este Believe in me es que se nota que es un disco en solitario, pese a contar colaboraciones de sus compañeros de banda, y eso en este caso no resulta nada malo; alejado de la obligación de contentar a los millones de fans de los Guns, Duff da rienda suelta a todo lo que lleva dentro de sí mismo como músico, letras personales y una amalgama de estilos que sorprendería a aquellos que, acertadamente, consideraban a McKagan la parte más punk de su banda madre, eso se demuestra en temas como «Just not there», la muy gráfica «Punk rock song» o el tema título, dentro del rock más convencional situaríamos «I love you», «Man in the meadow», «Swamp song» (con Jeff Beck enorme a la guitarra) o «Trouble», el dueto con Sebastian Bach, de Skid Row; pero también están los guiños industriales de «Fucked up (Beyond belief)», un funk rock, «The majority», denso e intenso que dejaría a los RHCP a la altura del betún en el que colabora Lenny Kravitz y que está dedicado a Tipper Gore, esposa del por entonces vicepresidente de los USA y presidenta del PMRC, es decir, los autores intelectuales de la famosa pegatina de Explicit lyrics que pobló los discos de rock hastahace relativamente poco, o un delirante «Fuck you» con el por entonces famoso Doc Newman rapeando para llegar a un estribillo gamberro y etílico. También existe tiempo para la relajación, canciones como «Could it be you» (nada que ver con «You could be mine»), una hermosa mezcla entre Hammond y melotrón, la balada « Ten years» y «Lonely tonite», que cierra el LP con ecos blueseros y jazzísticos.
Después de Believe in me y tras la marejada que se llevó por delante a G'N'R, Duff siguió su carrera en solitario y colaborando en diversos proyectos, unos mejores, otros peores, pero si uno realmente quiere conocer a fondo, y alejado de las enormes sombras de Axl y Slash, a este ejemplar músico, este es el disco.
Duff - Believe in me (Deezer)
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