Si tienes una guitarra y quieres tocar los riffs de AC/DC, Rolling Stones, Black Sabbath, Iron Maiden, Guns N' Roses... pero no sabes quién es Chuck Berry, entonces no eres un guitarrista, eres un imbécil.
Angus Young
Estas sabias palabras pronunciadas por el líder de la banda australiana son una buena definición para todo aquello que Chuck Berry significó para el mundo de la música. Es sabida la pasión que Angus sentía por el de Saint Louis, llegando incluso a tomar prestado su famosísimo «paso de la oca», también es públicamente notorio que Keith Richards, el riff humano, siempre ha señalado a Berry como gran maestro, pero la influencia de Chuck llegaba mucho más allá. Ningún artista o grupo cuya música haya estado orientada a la guitarra eléctrica puede negar el pan y la sal a Berry, da igual que le des al heavy metal como Tony Iommi o Adrian Smith, practiques el punk como Steve Jones o Mike Ness, seas un icono mod como Paull Weller, hayas tocado en formaciones de pop independiente como Johnny Marr de The Smiths o le dieras al rock gótico como Adam Pearson, todos ellos han tenido a Chuck Berry como icono, pero la grandeza del recientemente fallecido guitar hero va mucho más allá.
Charles Edward Anderson Berry era, en muchos sentidos, el intérprete más completo de su generación, tenía, en mayor o menor medida, el carisma de Elvis, la actitud de Jerry Lee Lewis, el aura peligrosa de Johnny Cash y la espectacularidad de Little Richard; a eso debemos sumarle su particularísimo sonido y su forma de tocar y tenemos a un intérprete casi perfecto, y aún hay otra faceta que hizo a Chuck muy grande, quizá menos destacada por público y prensa. Chuck Berry pensaba en la canción como un todo en la que la letra era una parte tan importante como la música, importaba qué y cómo se contaba, el autor de «Johnny B. Goode» no era, obviamente, un letrista de vocación literaria como Bob Dylan, lo suyo estaba mucho más próximo a la juglaría, pero siempre trató de conferir a las historias narradas en sus composiciones una coherencia, una vida y, en muchas ocasiones, una fina ironía y sentido del humor, y esto lo han reconocido a lo largo de los años gente como Frank Zappa, Bruce Springsteen o Tom Petty.
Cuando corrían las primeras horas del sábado 19 de marzo y el alcohol y el rock comenzaban a adueñarse de la noche nos vimos sorprendidos por la triste noticia del fallecimiento de Chuck Berry, una paradoja digna de sus canciones que en los primeros albores del Día del Padre nos quedáramos sin el patriarca de una forma de vida que nos ha cautivado a tantos.
Que la tierra te sea leve, Chuck. Gracias por tanto.
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