jueves, 23 de abril de 2015

EL ÁRBOL DE LA CIENCIA



Siempre me he manifestado contrario a que los chicos deban leer algo por obligación, opino que esa imposición puede llegar a crear una cierta animadversión hacia la lectura pero, como no soy partidario de verdades absolutas, también reconozco que el forzar a leer ciertas cosas en el instituto es una manera de asegurarte que los chicos toman contacto con grandes clásicos de la literatura, es más, yo mismo he de reconocer que gracias a las lecturas del instituto tomé contacto con dos de mis novelas favoritas, la primera fue "El Guardián Entre El centeno", leída en 1º de BUP, la otra, lectura obligatoria en 3º, fue "El Árbol De La Ciencia".

"El Árbol De La Ciencia" se publicó en 1.911, Pío Baroja nos muestra una historia cuya acción transcurre entre 1.887 y 1.898, el joven Andrés Hurtado es el protagonista de la novela, que se inicia cuando Andrés inicia sus estudios en la facultad de medicina de Madrid. El libro viene dividido en varias partes, todas ellas unidas a cambios argumentales (a saber, la vida de Hurtado como estudiante, el diálogo filosófico con su tío, el doctor Iturrioz, su estancia como médico en Alcolea y su regreso a Madrid acompañado de su matrimonio con Lulú). El escritor vasco, desde su figura de narrador omnisciente, nos muestra a través de esta historia distintos aspectos ambientales, filosóficos y personales, desde el Madrid de finales del siglo XIX a los pueblos que se enfrentan a problemas como el caciquismo o la falta de preparaciones intelectuales, las diferentes corrientes filosóficas provenientes del norte de Europa, principalmente el idealismo alemán y el pragmatismo británico, las relaciones paterno-filiales, el amor y otros temas que convierten esta magnífica composición en toda una elegía sobre el mundo y las vidas de las personas que moran en él. Eso sí, filtrado por el cedazo existencialista y pesimista de la generación del 98.

Una obra de arte ineludible para los que gocen de la lectura.


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