viernes, 26 de junio de 2015
DR. BOOGIE
Dr. Boogie son un cuarteto californiano surgido de esta nueva explosión de rock underground que ha tenido lugar en el estado soleado.
Practican un rock & roll divertido, urgente y deudor de Rolling Stones, Alice Cooper, Hanoi Rocks o New York Dolls. Muy recomendables, aunque solo han editado un EP de tres canciones titulado "Life On The Breadline", de obligada escucha para los que gustan del sonido enérgico y guitarrero.
Dadles una oportunidad.
Dr. Music- Life On The Breadline
viernes, 12 de junio de 2015
COL. PARKER: LET ME HEAR OF THAT ROCK N' ROLL MUSIC
Todo aquel que siga este blog sabe de mi admiración por Izzy Stradlin y Gilby Clarke, los dos ex-guitarristas rítmicos de Guns N' Roses, dos tipos cortados casi por el mismo patrón, ninguno de los dos es un virtuoso de la guitarra y sus registros como cantantes son bastante limitados, eso sí, lo que no se les puede negar es su actitud y su valor como compositores de canciones de rock & roll, eso sí, mientras Izzy tomó la decisión de restringir sus giras y no ejercer ninguna promoción con los discos que fuera lanzando, reservando sus apariciones públicas para contadas colaboraciones en directo con sus ex-compañeros Guns, Gilby sí se ha lanzado a la carretera con cada uno de sus álbumes y se ha mantenido inmerso en diversos proyectos, ya fuera como guitarrista, cantante o como productor.
Posiblemente el más interesante de todos esos grupos que Gilby conjugó con sus discos en solitario surgió en 2.001, Clarke se hallaba en L.A. y, como en él es habitual, dedicaba las noches a tocaren los garitos más conocidos de la ciudad, allí solía coincidir con el ínclito baterista Slim Jim Phantom, ex- Stray Cats, tras algunos bolos juntos, decidieron enrolarse en un proyecto más serio de nombre Col. Parker, como el representante de Elvis, reclutaron al bajista Muddy Stardust, un inevitable de la escena angelina, y al ex- teclista auxiliar de G'N'R, Teddy Andreadis, y sacaron a la luz un disco con un título muy gráfico, "Rock And Roll Music" (con colaboraciones de Tracii Guns y Jeff Baxter), cuyo contenido ahora paso a desgranar.
Lo primero que hay que decir de este disco es que las canciones responden mucho más a los los parámetros en los que englobaríamos a Gilby Clarke que a los que responderían a Slim Jim, "Rock And Rol Music" suena a rock americano del de toda la vida, rayano en el hard rock con influencia stoniana. Así lo atestigua la primera canción, "Dropping Out", con reminiscencias del "Pawn Shop Guitar", debut en solitario de Gilby Clarke. "Can't Get That Stuff" se acerca al blues-rock más Stones y engarza perfectamente con "Harmony", una campestre y semiacústica canción que recuerda horrores a los Faces y nos lleva a "All The King Horses", polvoriento rock de estilo totalmente americano. "Blink Of Eye" es la pieza más conectada con el estilo de Slim Jim, clasicismo con un Andreadis impecable al piano. Vuelve la influencia facestoniana en "Mother Mary's Son", con un riff hijo bastardo del de "Can't You Hear Me Knockin'" de Richards, Jagger & co. y un ritmo a lo Stewart y Wood.
"Angel's Run" es una ingenua balada con aires country que sirve como relajo antes de queuna enrockerizada versión del "Pills" de los New York Dolls exhale macarreo y buen rollo y dé paso a otra versión, esta vez de Janis Joplin, "Mercedes Benz" se queda muy lejos del original. "Pushing 40 Blooze" nos devuelve al hard rock angelino y nos aboca a un final relajado con "Down Home Cookin'", un medio tiempo muy en la onda de los Guns de "Use Your Illusion", y "Lord only Knows", otra composición lenta con toques gospel.
El proyecto Col. Parker no fue más allá de algunos conciertos para presentar ese único discos, eso sí, la relación entre Clarke, Phantom y Stardust no quedó allí, se suelen reunir habitualmente bajo el nombre de The Starfuckers para dar conciertos, tocando mayormente versiones. Si usted quiere organizar un concierto y se los encuentra, quizá pueda contratarlos...
Col. Parker - Rock And Roll Music
miércoles, 10 de junio de 2015
SI LO CONSTRUYES, ÉL VENDRÁ
Todo hubiera sido más nítido si mi corazón no hubiera latido a un tempo parecido al de la batería de John Bonham cuando Led Zeppelin tocaban "Rock N' Roll" a partir de que el Lugo marcara un gol y se convirtiera en mi segundo equipo para lo que me resta de vida. Entonces un jugador del Girona con nombre de empresa cosmética, creo que era Lejeune, cabecea un balón que alcanza el fondo de la portería lucense. Mi vista parece nublarse y mis rodillas ceden ante una inmaterial carga de un tonelaje arrollador, pero es cuestión de segundos, el dueño del bar, mi amigo Manuel, grita: "¡No, no, no, no!". Levanto la cabeza y le veo con la mano levantada como si él hubiera señalado el off-side mientras depositaba la otra mano en el hombro de un hombre de avanzada edad que se tocaba el pecho como si su aparato coronario quisiera decirle que ya estaba bien, igual que un vecino furioso protesta por el volumen de la música. Giro la vista y los jugadores del Girona se echan las manos a la cabeza y protestan. Después vendría la brutal agresión al juez de línea y el final del partido (o eso creía yo).
Lo que ocurrió cuando yo pensaba que el partido había acabado y el Sporting ya estaba en primera lo tengo como en una nebulosa, creo que los primeros segundos me quedé parado intentando asimilarlo, después llegó la emoción y, acto seguido, salí pitando del bar y cogí el teléfono para compartir aquel hito con aquellos de los que me acordaba en ese momento. Llamé a Vicky, a mi padre, a Ivo, a Juaco, me abracé con Chi y, cuando no sabía que más hacer y me vi en el centro de la Ruta de los vinos absolutamente estupefacto y superado por las circunstancias, algo ocurrió, me encontré a mí mismo meses atrás en el mismo bar donde acababa de presenciar una gesta sin igual, recuerdo estar fumando fuera con la mirada fijamente puesta en la televisión donde Nacho Cases metía un balón en profundidad sobre la carrera de Jony, el cangués lanzaba un centro medido sobre el segundo palo donde Juan Muñiz remataba a gol y daba los tres puntos al Sporting en su debut liguero frente al Numancia. Eso fue lo que yo vi, pero el principio de todo estaba un poquito más atrás en el tiempo.
Todo había comenzado unos meses antes cuando, ante la falta de dinero y la sanción de la LFP con no poder incorporar futbolistas nuevos, el Sporting tuvo que acometer un arriesgado proyecto basado en el que, en realidad, es el valor más sólido que la entidad rojiblanca tiene, ha tenido y tendrá: la cantera. Abelardo, elegido para continuar al frente del equipo, aunque con la oposición de esa alimaña venenosa que dice ser director general y cuyo único mérito es haber engordado su patrimonio personal a la misma medida que su barriga mientras provocaba un colapso económico en el Sporting, se vería obligado a hacer ejercicios de equilibrismo con una plantilla corta en la que se tendría que incluir a varios jugadores del filial. Todos esos chicos tenían una calidad innegable, eso es cierto, pero iban a ver sacrificada la lógica evolución que debe tener un futbolista para aprender a marchas forzadas el oficio de profesional, como si de un muchacho que ha de dejar los estudios y se pone a trabajar para ayudar económicamente en casa se tratara.
He decidido titular esta entrada de mi blog con la famosa frase de la película "Campo De Sueños" porque la historia del Sporting de esta temporada ha sido digna de protagonizar una de esas historias de superación y susupense con final feliz que tanto gustaban en las producciones yanquis de los ochenta. El "Pitu", al igual que Kevin Costner en el film de Phil Alden Robinson, se adentró en una moderna cruzada cuyo leit motiv principal fue la fe, pero no la fe en algo intangible, sino la fe en uno mismo y los que le rodean, y así, apoyándose en unos principios sólidos que sirvieron de apoyo en los momentos difíciles, el Sporting se sobrepuso a todas las vicisitudes, ya fueran los impagos a la plantilla, las nefastas actuaciones arbitrales, que algún jugador tuviera que emplearse fuera de su puesto natural, las lesiones, la traición de Dani Ndi o la falta de gol, a este grupo le ha ocurrido de todo y nada ha podido tumbarles.
Mi estado de ensoñación terminó y me vi otra vez en El Calecho, con mi guardia pretoriana respaldándome y brindando por el ascenso tras jugarse aquellos demenciales y, por suerte, intrascendentes cuarenta segundos. Ahí, en ese mismo momento, con tanta felicidad y tanto amor rodeándome, tuve la imagen de Abelardo como un moderno Ray Kinsella contemplando cómo lo que hace meses había sido un maizal, ahora era un lugar donde sus sueños y los de quienes los compartimos se habían hecho realidad.
GRACIAS A TODOS.
Himno del Real Sporting de Gijón
viernes, 5 de junio de 2015
JACKYL: DE LA SIERRA AL CIELO
En un mundo tan competitivo como el de la música el tener un hecho que te haga único o, al menos, diferente puede marcar de forma decisoria la carrera de cualquier intérprete. Posiblemente a nuestros protagonistas de hoy les haya ocurrido eso, estos cinco chicos de Kennesow, Georgia, fueron conocidos rápidamente como "la banda de la sierra mecánica", y no, no utilizaban dicho artilugio como atrezzo a lo Alice Cooper ni cortaban nada en el escenario, Jackyl usaban la sierra para hacer música y ese factor diferenciador les hizo iniciar una carrera como rockeros de vieja escuela en pleno chaparrón alternativo. Auspiciados por la por entonces poderosa discográfica Geffen (no olvidemos que en aquel momento era la escudería de Guns N' Roses, Nirvana y Aerosmith), la banda comandada por el cantante Jesse James Dupree facturaba en su debut un Hard Rock muy contundente con innegable influencia de AC/DC y Ted Nugent, toques de Aerosmith y la entendible deuda, vista su procedencia, con ZZ Top y Lynyrd Skynyrd, canciones como "I Stand Alone", "Down On Me", "Redneck Punk" o la divertidísima y gamberra "She Loves My Cock" son buenos ejemplos de esto, guitarras contundentes apoyadas en una sola base rítmica, la voz de Dupree y unas letras nada intelectuales que aludían a fiesta, bronca, alcohol y mujeres, este cocktail conformaba un disco de debut entretenido pero que no pasaba de ser lo que hoy en día sueña con hacer el soplapollas de Kid Rock desde que alguien tuvo la infeliz idea de convencerle de que intentara hacer Rock & Roll, pero la gente podía alegar que Jackyl no daban nada que no hubieran ofrecido antes bandas como Rhino Bucket o Bang Tango, que comenzaban una paulatina capitulación. La gran diferencia la tenemos en el corte número seis del álbum, "The Lumberjack", en la que la guitarra de Jeff Worley compartía protagonismo con una sierra eléctrica guiada por Dupree que sonaba, bueno, sonaba como una sierra eléctrica haciendo música.
El tema de la sierra supuso una conmoción para los Dj's rockeros del otro lado del charco que radiaron "The Lumberjack" sin cesar, esta corriente llegó pronto a Europa (en España pasaron bastante inadvertidos, pero lo de este país ya se sabe... ) y Jackyl se hicieron con un nombre.
Los Jackyl consiguieron crear una carrera más o menos estable y aún en la actualidad siguen tocando y lanzando discos de más o menos mérito, aunque, al igual que sus colegas de generación, han sido incapaces de alcanzar las cotas de su primer álbum.
Eso sí, en cada concierto de la banda hay un instante mágico y es aquel en el que Jesse James anuncia que llega el momento de "The Lumberjack" y toma el elemento que convierte esa canción en algo diferente. Solo por eso, Jackyl deben ser queridos y respetados porque, a ver, ¿a quién se le ocurre una mejor entrada en el Rock & Roll que con una puta motosierra en la mano?.
Jackyl - Jackyl
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