martes, 5 de enero de 2016

LA VIDA COMO UN PUÑAL...



Decía el bueno de John Connolly en una entrevista a la revista Ruta 66 que cada uno de nosotros guardamos una imagen en la mente de nuestro bar ideal y que si la encontráramos en la vida real nunca la abandonaríamos, lo que no dijo el creador del detective Charlie Parker es qué hacer cuando es ese bar ideal el que te abandona a ti y aquí ando, rumiando la desaparición del mítico Matadero Rock  Bar de Cimavilla.

Es curiosa la forma en la que la casualidad influye en tu vida, en uno de los carnavales más aburridos que he vivido, la novia de no sé quién dijo de subir a Cimavilla a un bar que le habían recomendado, pues vale, total, la noche no podría ir a peor... llegamos al local y la primera impresión fue grata, carteles de John Wayne y Wonder Woman , una pared decorada con fotos de gente del rock & roll ya fallecida a modo de Hall Of Fame y un Skyline de madera, la música era agradable, en su mayoría en español, Rodríguez, MClan, Loquillo, estaba bien, pero esos grupos también sonaban en bares donde luego los conjugaban con mariconaditas pop, hasta que el "Sway" de los Stones atronó en los altavoces, me relajé y ese bar me ganó para siempre. Poco a poco me fui conviertiendo en un habitual y conociendo a los moradores de aquella santa caverna sita en la calle Vicaría y, los que una vez fueron parroquianos compañeros de barra, fueron convirtiéndose en amigos hasta llegar a formar una parte importante de mi existencia, y con ellos experimenté momentos que llevaré en la memoria para siempre, los dos ascensos del Sporting, las carpas de Semana Negra con música en directo, las permanencias, las vigilias de los partidos, el Moetadero de carnaval, las pinchadas de aniversario, la empanada con sabor a vodka-limón, los chupitos a la salud del recién fallecido Manolo Preciado, aquel spin-off del Matadero, el Clandestino, donde también atesoré múltiples acontecimientos relevantes, el mejor haber conocido a Viki, la persona más importante, todo ello al son de miles de canciones y regado con litros de cerveza y espirituosos, toda una singladura que daría para llenar las páginas de un libro.

Esta noche el Matadero cierra su puertas para siempre, cuando la nicotinizada voz de Carlos Chaouen vuelva a entonar el "Pintando El Cielo + Semilla En La Tierra" seguro que se agolpan los recuerdos y los sentimientos y que muchos nos resistiremos a creer que las noches de los fines de semana vuelven a ser un libro en blanco y desaparecen muchas certezas, pero es así, y no tiene sentido buscar razones ni culpables, todo nace y todo muere.

El pasado sábado alguien me preguntó qué cuadro del macabro Hall Of Fame me llevaría tras el cierre, desganado respondí que seguramente el de Lou Reed, lo cierto es que no necesito llevarme souvenir alguno del Matadero, me quedo con la memoria de lo allí vivido y, sobre todo, con Dani, Chi, Machín, Gerdi, Wey, Lucía, Casto, Lara, Santi, Carlos, Charly, etc. y con el surrealista consuelo de que si, como decía Nietzsche y matizaba Rust Cohle, el tiempo es un círculo plano, existe una realidad bajo una membrana en la que yo conozco el Matadero una y otra vez y la historia vuelve a empezar...
Más allá de eso sólo me quedan cuatro palabras por añadir:
ADIÓS Y GRACIAS, MATADERO.

Casi Famosos - Estás En Casa

1 comentario:

  1. No hace falta q te lleves nada del matadero pq tu ya eres una parte de el. Larga vida al R&R.

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