viernes, 29 de diciembre de 2017

17-17



Se acerca el final del año y, como siempre en estas fechas, aquí dejo mi lista de discos aparecidos en 2017 predilectos, no existe ningún orden especial y no se incluyen directos ni recopilatorios. Esta vez, además, incluyo la novedad de aportar un enlace a alguna canción de los trabajos seleccionados. Vamos allá:

BITERS-Future ain't what it used to be: Los de Atlanta facturaron un estupendo disco con su habitual cocktail de rock & roll, glam, punk y power pop.
Biters-The city ain't the shame

NEON ANIMAL-Bring back rock n' roll from the dead: Rock vigoroso y sucio de corte sleazy en el debut discográfico de estos londinenses.
Neon Animal - Bring Back Rock 'n' Roll From The Dead

THE LEN PRICE 3-Kentish longtails: Beat y power pop, todo muy animado y muy british.
The Len Price 3-Childish words

CHRIS SHIFLETT-West Coast town: El guitarrista de los Foo Fighters retomó su carrera en solitario con un trabajo que rinde homenaje a sus orígenes, mucho country y  guitarra acústica.
Chris Shiflett- West Coast town

LOS LABIOS-Birthday: La banda sevillana con cantante inglés se estrenó en la larga duración confirmando las buenas sensaciones de su anterior EP.
Los Labios-You look like you need a man

THE CUBICAL-Blood moon: Seguramente la mejor banda surgida nunca de Liverpool. Rock garajero con retazos psicodélicos de soul y blues, todo ello comandado por la cavernosa voz de Dan Wilson.
The Cubical-I believe it when I love you

PETER PERRETT-How the west was won: El exlíder de los Only Ones ha despachado un discazo tremendo, de una belleza hipnótica y oscura.
Peter Perrett-How the west was won

RYAN ADAMS-Prisoner: El Peter Pan del country rock recogió los restos del naufragio de su matrimonio para plasmarlos en su última obra hasta la fecha.
Ryan Adams-Do you still love me?

CHUCK BERRY-Chuck: El testamento musical del verdadero rey del rock & roll. Una colección de riffs para el recuerdo.
Chuck Berry-Big boys

CHEAP TRICK-We're all right: La banda de Rick Nielsen y Robin Zander es un seguro a la hora de apostar por la electricidad y la diversión.
Cheap trick-Radio lover

DANNY & THE CHAMPIONS OF THE WORLD-Brilliant light: Rock americano de raíces, pulcro y con elegancia.
Danny & The Champions Of The World-Waiting for the right time

TYLER BRYANT & THE SHAKEDOWN-Tyler Bryant & The Shakedown: Algo más que un enfant terrible del heroísmo guitarrero. Buenas canciones, intensidad y una gran banda detrás.
Tyler Bryant & The Shakedown-Heartland

LOS DELTONOS-Los Deltonos: Los cántabros son una de mis debilidades, me es imposible ser objetivo con ellos, pero su último disco es maravilloso. Blues sincero y sudoroso.
Los Deltonos-Sur

CAROUSEL VERTIGO-Revenge of rock & roll: Los franceses volvieron a la carga en 2017 con otro LP setentero, heredero de Free, Bad Company o AC/DC.
Carousel Vertigo-No more hesitatin'

BLACK MAMBAS-Moderation: Representantes de la nueva escuela angelina, este cuarteto le pega al rock & roll acelerado y vigoroso. Para fans de Joneses o Ramones.
Black Mambas - Baby I'll give it to you

RETO BURRELL-Side A&B: Quizá el mejor homenaje para el recientemente fallecido Tom Petty sea que en Suiza hay gente que, imbuidos por su espíritu, son capaces de hacer canciones así de buenas.
Reto Burrell-Ticket to fly

THE VOLCANICS-Oh crash!: Rock australiano, cafre y con componente punk. Dignos sucesores de The Drones o Celibate rifles.
The Volcanics-Natural in a way

La decisión no ha sido fácil, este año ha habido mucho y muy bueno donde elegir, por eso me gustaría mencionar que, aunque se hayan quedado fuera de la lista, lo último de Lapido, Strypes, Little Steven, Bunbury o The Quireboys, por poner unos pocos ejemplos, también merecen ser escuchados con atención.
Asimismo, también querría manifestar que si Foo Fighters y Queens of the stone age van a sacar discos como los que han lanzado en 2017, vale más que se queden en su casa haciendo calceta.

No quisiera despedirme sin homenajear a uno de los finados más importantes de todos los que se nos fueron este año, y han sido muchos, demasiados, y desearos a todos una feliz salida y entrada de año.
Nos vemos en los bares y nos leemos aquí.

Tom Petty and the Heartbreakers-Something good coming







viernes, 22 de diciembre de 2017

DE VERANOS Y RESURRECCIONES...



El verano no es la mejor época para la música. Y no lo digo sólo por toda esa aberración de canción del verano, la música para las terracitas y esas cosas, no, eso me es tan ajeno como el bocata de jamón a un musulmán. Me refiero a que en esa época uno pasa menos tiempo en casa, no está  tan pendiente de Internet, medios de información, etc. y pierdes un poco el hilo sobre novedades musicales y esas cosas. Esto me ocurrió a mí con el disco del que voy a hablar hoy, con la vorágine veraniega sólo presté atención al single y tema título, que además me gustó bastante, pero enseguida finalizó el estío y la avalancha de lanzamientos de discos, libros, series y demás lo enterró en el olvido hasta que, ahora, al indagar un poco para preparar la lista de lo mejor de este año, ha vuelto de entre los muertos, como su propio título indica.

Neon Animal es la nueva banda de Mark Thorn, un inevitable del underground rockero londinense apasionado del rock & roll intenso y peligroso de New York Dolls, Rolling Stones o Iggy Pop; y precisamente esas son las principales influencias de Neon Animal, su nuevo grupo, que lanzó un LP de debut llamado Bring back rock n' roll from the dead, ocho temas de música sacada del filo del abismo con guitarras contundentes, letras infectas como un café de máquina revolviéndose en el estómago, y actitud. El disco cuenta con una declaración de intenciones cruda y punk como «I'm killing myself & everyone else is helping me»; el macarreo y vacile de«Spin»; la autenticidad en plan Dolls/Hanoi Rocks del tema título; la descorazonadora «This is the end», una composición lenta heredera del Iggy Pop más intimista y afectado por las drogas; el boogie de «Kiss like dynamite»; las ínfulas sleazy de «Gimme more»; el clasicismo de «From hero to zero» y el encore final con «Bedtime stories» y, todas estas canciones juntas, conforman un gran trabajo (muy alejado de otros intentos de rock & roll sucio y macarra surgidos en las islas, como Towers of London o Glitterati, que acabaron cediendo a la modernidad y los toques indies) que hará que cuando lancen un nuevo disco, sea verano, primavera, otoño o invierno, esté esperándolo con ilusión.

Neon Animal - Bring back Rock N' Roll from the dead (Deezer)

jueves, 30 de noviembre de 2017

HE AIN'T HEAVY, HE'S MY BROTHER

   


En un concierto de AC/DC tienes dos opciones: Ir y flipar con Angus o ir y flipar con Malcom.


Esta frase se la leí al guitarrista rítmico de una banda española hace tiempo, aunque él se la atribuía a otro músico extranjero que ahora no recuerdo. No creo que a Malcolm se le haya negado su tremendo protagonismo dentro de la banda australiana, lo que sí me parece es que este se ha hecho mucho más público y notorio(siempre reconociendo que la estrella de la banda ha sido y es Angus) tras su fallecimiento, cosa normal, por otra parte. Otra cosa que creo que todos los homenajes que el bueno de Malcolm reciba son pocos, así que aquí va el mío.

Siempre he dudado sobre cuál es mi disco favorito de AC/DC, musicalmente me debato en una dura lucha entre Dirty deeds done dirt cheap y Back in black, pero a nivel emocional me decanto sin duda por Blow up your video, el primer álbum suyo que escuché y que creo más oportuno para esta ocasión.

Blow up your video apareció en enero de 1988, y recuerdo haber oído por primera vez «Heatseeker» no mucho después, cuando paseaba por la frontera entre los once y los doce años, de ahí pasé a preguntar a mi primo y conseguir una cinta con ese disco grabado en una cara(ni pajolera de qué habría en la otra). Recuerdo que el inicio con esos dos trallazos, la anteriormente citada «Heatseeker» y «That's the way I wanna rock & roll» me pareció brutal. Al enterarme de la muerte de Malcolm decidí ignorar aquello de Al lugar donde has sido feliz no debieras tratar de volver, y la revisión no ha sido para nada decepcionante; encontré un álbum que, más allá de esas dos primeras canciones-y singles- de este undécimo trabajo de estudio, hay mucha vida. Los temas menos conocidos son AC/DC en puro estado, los riffs, esos ritmos trepidantes y contundentes y la aguardentosa y picarona voz de Brian Johnson entonando sus festivas y lujuriosas letras (primera y única vez que Johnson escribe todas las letras del disco) y pariendo temas como la cabaretera «Mean streak», mi favorita «Kissin' dynamite», la macarra «Ruck stuff» o «Two's up», con cierto regusto a heavy ochentero. Todo esto sin desmerecer a «Go zone», «Nick of time», «Some sin for nuthin'» o el boogie salvaje de «This means war», todas ellas muy buenas canciones, óptimas para no saturarse de los temas más conocidos de AC/DC y para homenajear a un Malcolm Young al que sólo queda desear que la tierra le sea leve.

AC/DC-Blow up your video (Spotify)


martes, 21 de noviembre de 2017

¿MODERACIÓN? NO, GRACIAS



Otra banda proveniente de la nueva escena rockera de Los Ángeles. Si en ediciones anteriores ya prestamos atención a grupos procedentes de la gran naranja como Dr. Boogie, Dirty eyes o Modern Kicks, hoy les llega el turno a Black Mambas, cuatro individuos que facturan un punk rotundo y crujiente pero no exento de buenas melodías; ecos de sus vecinos The Joneses se mezclan con ramalazos de The Boys o Buzzcocks para facturar un álbum (Moderation) con ocho canciones salpicadas de urgencia y del olor a Jack Daniel's, cerveza, cuero y sudor, propio de los clubes donde se facturan grandes actuaciones en directo, porque escuchando el disco no es difícil imaginar en estos temas a una banda sobre el escenario derrochando vatios y actitud, aparte de trallazos como «Lusty lady», «End game» o la delirante e incendiaria «Rico amor»,por poner tres ejemplos.
Irónicos estos californianos titulando Moderation a un disco que es exactamente lo contrario, un ejercicio de excesividad y abuso de electricidad y aceleración punk.

Black Mambas - Moderation (Deezer)

viernes, 10 de noviembre de 2017

EL NIÑO SALVAJE QUE UN DÍA CRECIÓ



Tyler Bryant es, seguramente, el último guitar hero surgido de la inagotable cantera norteamericana. Oriundo de Texas y descubierto en Nashville, este muchacho ha ido quemando etapas a una velocidad pasmosa y ahora se enfrenta a su segundo LP, un disco (llamado como la banda, Tyler Bryant & The Shakedown) que no me ha acabado de convencer. Ojo, con esto no digo que el disco sea malo, es un buen trabajo de blues rock muy americano con un excelente Tyler a las guitarras, pero, tanto en producción como en ejecución, no dista mucho de un disco de Joe Bonamassa, técnicamente impecable pero poco dado a transmitir, y eso estará bien para el bueno de Joe, pero para un chaval de veintiséis años queda un poco chusco; sobre todo porque Tyler Bryant no siempre ha hecho las cosas así.

Antes del mecenazgo de John Varvatos, de los anuncios de Fender, de telonear a Aerosmith, Guns N' Roses o AC/DC y años antes de este nuevo disco, tras un par de EP's  en los que fue puliendo su estilo, Tyler lanzó un primer LP titulado Wild child que plasmaba muy bien el ímpetu joven de un talentoso guitarrista lanzado en pos de su sueño de ser una estrella del rock. Wild Child, en mi modesta opinión, sólo tiene un error, y es que «Good life», una magnífica canción incluida en su anterior grabación breve, From the sandcastle, por lo demás es un estupendo disco donde el blues y el rock americano (sobre todo sureño) se dan la mano pero, a diferencia de su predecesor, lo hacen de una forma mucho más enérgica y urgente y con una producción bastante menos esmerada, así todo resulta mucho menos espontáneo y el oyente puede percibir la sombra de un Tom Petty (su reconocido ídolo) barbilampiño en temas como «Fool's gold», «Still young» o «Lipstick wonder woman», acompañados por la esencia de raíces de «Downtown tonight», «House that Jack built» o «Say a prayer», y así durante todos los cortes de un LP que cuando lo escucho y lo comparo me trae a la memoria la frase de aquella tonada de Los Enemigos:
«¿Por qué has tenido que crecer? ¡Maldita la hora!»

Tyler Bryant & The Shakedown-Wild child (Deezer)


viernes, 27 de octubre de 2017

LOCOS POR LOS RIFFS



Que vivimos una época televisivamente pobre es más que evidente; y no lo digo sólo por todo ese rollo de la telebasura en el mundo del corazón, la manipulación política y deportiva, etc. No, queda patente que los contenidos de la amplia mayoría de canales están por debajo de los ofrecidos en épocas pretéritas. Tomemos por ejemplo al canal Historia; a partir del inicio de la crisis financiera, que también se dejó notar en el mundo audiovisual, abandonó los grandes documentales (centrados en su mayoría en la Segunda Guerra Mundial y más o menos tendenciosos) para centrarse en otro tipo de programas, algunos esperpénticos, como toda la serie de productos relacionados con los alienígenas, que no eran más que un ejercicio de amarillismo destinado a frikis y tarados, y una serie de reality shows provenientes de la productora A&E sobre gente con oficios peculiares que enseñaba cosas interesantes a la vista y con historias curiosas. El primero de este tipo, y quizá el más exitoso, es El precio de la historia, pero el que hoy nos ocupa se lama Locos por los coches, un espacio sobre preparación y reparación de coches y motos -con especial protagonismo de hot rods y customs- protagonizado por Danny «Count» Koker, asesor automovilístico de los Harrison en El precio de la historia y dueño de un taller automovilístico, un salón de tatuajes y un bar, todo ello en Las Vegas.
Los que no conozcáis a Danny ya os imaginaréis que no se trata de un empresario al uso, su imagen es un cliché de melena, tatuajes, ropa negra y rota, vaqueros, cuero, gafas de sol y pañuelo en la cabeza. Con esta descripción no resulta sorprendente que Koker también cante en una banda de rock llamada Count's 77.
El grupo del personaje televisivo debutó discográficamente en 2013,con su líder en la cresta de la ola y un LP titulado con el nombre de la formación; este año han lanzado un nuevo trabajo, Soul transfusion.

El rock & roll de Count's 77 no ofrece demasiado misterio, ecos de Kiss, Ozzy, ZZ Top, Ted Nugent, Alice Cooper con toques de Allman Brothers, AC/DC y una pizca de Motörhead y letras que hablan de coches, de fiesta, de cerveza y de rock. Un rock muy americano y muy estándar interpretado por unos tipos que realmente no pasan de ser una buena banda de bar, pero canciones como «Summer of' '77», «Hard rock band», «My Detroit», «Sin city boogie man» o «Low baller» son todo un chute de energía e invitan a levantar los puños, hacer headbanging, tomarte unos tragos y cantar a pleno pulmón, y poder conseguir eso ya es mucho. Cierto es que muchos pensarán que simplemente se trata del capricho de un millonario y posiblemente no les falte la razón; eso sí, un capricho muy divertido.

Count's77-Soul transfusion(Deezer)




viernes, 20 de octubre de 2017

REVELADOR



Jesse Dayton es un inevitable de la música estadounidense, más aún si hablamos de música de raíces, country rock, americana o como lo queramos llamar. El caso es que este guitarrista y cantante ha prestado su hacha al servicio de grandes como Willie Nelson, Johnny Cash, Waylon Jennings, Kris Kristofferson o Supersuckers, amén de presentar obras tan interesantes como Country soul brtoher, Nashvegas o Lone star showdown, grabado con The road kings. Asimismo, Dayton también ha colaborado con Rob Zombie en la grabación de la banda sonora del supusto músico y supuesto director de cine.

En 2016 Dayton lanzó un álbum, de título The Revealer, que, he de ser sincero, me pasó absolutamente inadvertido; por suerte, siempre está ese maravilloso programa de radio que es El sótano para devolver al redil a ovejas descarriadas que se pierden. No hace mucho emitieron unas cuantas canciones del disco y, la verdad, las sensaciones fueron más que buenas. Jesse Dayton ha plasmado en esta obra todo el bagaje  musical y existencial que lleva dentro. Así, encontramos el country rock marchoso y juguetón de la genial «Daddy was a badass», un fantástico rock & roll de título «Holy ghost rock n' roller», el sabor añejo de «Ms. Victoria (Beautiful thing)» y todo un batiburrillo en el que podríamos destacar todas las canciones, porque lo realmente destacable es la «redondez» de este trabajo, ningún tema discrepa con el resto ni baja la calidad, este disco no tiene outtakes evidentes, sólo buena música y unas letras acordes a la necesidad de las melodías que aluden al imaginario sureño, a ese realismo (a veces mágico, a veces no) que nos transmite las vivencias de la gente en una tierra que muchas veces nos es tan ajena como incomprensible.

Prometo que si Jesse Dayton vuelve a sacar un disco tan bueno como este no se me volverá a pasar. Palabra.

Jesse Dayton-The revealer (Deezer)

viernes, 29 de septiembre de 2017

WHITE TRASH BLUES



-Esto parece salido de John Ford, sólo falta Walter Brennan al fondo tocando una triste armónica.

-Tus películas apestan, Rumble, igual que tu gran ídolo... No hizo otra cosa que copiar el estilo y la música a mi gente.

-Tu problema, Tommy Gunn, es que no comprendes la problemática que tenemos los chicos blancos, tomando la vida de donde podemos, adoptándola como nuestra...

(Slash Maraud, Doug Moench y Paul Gulacy, DC Comics, 1988)

Tommy Gunn se refiere en este diálogo a Elvis y, aunque tenga razón, la sustancia realmente está en la respuesta de Rex Rumble, matadora; cualquier artista considerado medianamente seminal dentro de esto del rocanrol tomó elementos de los músicos de raza negra pretéritos. Así, Carl Perkins, Elvis Presley, los Rolling Stones o los Beatles se vieron fuertemente influidos por Robert Johnson, Muddy Waters, Howlin' Wolf, Muddy Waters o Jimmy Reed, pero esto no dejaba de ser normal, las referencias blancas estaban encabezadas por un montón de tipos bronceados, con el pelo impecable, vestidos de domingo y cantando temas facilones de letras puras y castas, era imposible que eso ayuntara con una juventud rebelde que hacía preguntas que ni sus padres ni aquellos artistas pusilánimes sabían responder.
Décadas más tarde, los Stones plasmarían esa influencia en su último disco hasta la fecha, Blue & lonesome, grabando temas de los bluesmen que les inspiraron cuando empezaron en la música. 
Como la banda de la lengua hace tiempo que es un ascendiente para otras bandas, y una de las bandas en la que más patente es esa deuda son los Quireboys, la banda de Spike y Guy ha decidido lanzarse también ala piscina en lo que a versiones de blues se refiere.

White trash blues no es Blue & lonesome, igual que los Quireboys no son los Rolling Stones. Los de Newcastle son una banda estupenda pero no llegan ni por asomo a Jagger, Richards & co. Quizá por esto The Quireboys han elegido un repertorio más estándar, con canciones mucho más conocidas como «Boom boom» de John Lee Hooker, «I'm your hoochie koochie man» de Muddy Waters, «Shame, shames, shame» de Jimmy Reed o «Little queenie» del gran Chuck Berry. Otro detalle es que este disco realmente suena a Quireboys, simplemente han acentuado el toque bluesero que tienen muchas de sus composiciones propias, pero la banda es perfectamente reconocible, al igual que la voz de Spike, sin duda lo mejor del disco, oscura y melancólica cuando procede, rasgada y libidinosa cuando es menester.
Como curiosidad comentar que la banda lanzó como primer single «Leaving trunk», de Taj Mahal, y esta versión va acompañada de «Champagne and reefer», la vieja canción de Muddy Waters versionada habitualmente por los Rolling Stones (¡Qué casualidad!), y «Rollin' and tumblin'», también del genio de Mississipi.

White trash blues no será, posiblemente, un disco didáctico, no conseguirá que rockeros de generaciones actuales se interesen por la música pionera, pero sí es un ejercicio de estilo y homenaje de una muy buena banda con un excelente vocalista y, sólo por eso, merece la pena darle una oportunidad.




viernes, 22 de septiembre de 2017

PLACERES NO TAN FAVORITOS



GUN han vuelto, bueno, realmente volvieron en 2008, cuando los hermanos Gizzi se decidieron a retomar el grupo y, ante la negativa de Mark Rankin de ponerse de nuevo tras el micrófono, reclutaron al ex Little Angels Toby Jepson e iniciaron una gira en la que tuve la oportunidad de verles en Gijón y me llevé una grata impresión que se tambaleó meses después cuando lanzaron un EP titulado «Pop killer», mejorable cuanto menos.

En 2010 llega un acontecimiento capital en esta nueva singladura de la banda, Toby Jepson sale del grupo y el bajista Dante Gizzi pasa a ser cantante solista. A los pocos meses lanzan un LP, Break the silence, en el que demuestran estar más perdidos que un pulpo en un garaje, un batiburrillo de rock de moda bastante desconcertante. Llega 2015 y vuelven al ruedo con Frantic, un disco más coherente con el sonido de la banda, pero con canciones bastante insulsas. Y ahora, en este 2017, ve la luz un nuevo álbum titulado Favourite pleasures.

Seamos realistas, los mejores tiempos de GUN pasaron hace mucho, la banda editó tres trabajos sensacionales -Taking on the world, Gallus y Swagger- y todo se fue a la mierda con aquella especie de cosa titulada con un número de teléfono que ahora no recuerdo en el que se dieron a un pop inconsistente y flojo, quizá inspirados por la moda del momento en las islas; joder, es que hasta se cambiaron el nombre a G.U.N. No sé a quién se le ocurrió aquello, pero era para darle de hostias.
Gizzi no lo hace mal a la voz, pero es inevitable añorar a Mark Rankin, al que intenta parecerse con irregulares resultados; este y  otros detalles demuestran que es imposible que estos reformados GUN de los hermanos Gizzi, sin la estrella del grupo, tras el paso del tiempo y con múltiples cambios en su formación, vayan a retomar la gloria de antaño, cuando Gallus se colaba en las listas de ventas en puestos meritorios y llegaban a telonear a los Rolling Stones. Lo que sí han conseguido es hacer de este Favourite pleasures un disco muy entretenido, rockero y crudo. Los temas suenan vagamente a trallazos del pasado como «Better days», «Seems like I'm losing you» o «Steal your fire»; así, canciones como «Tragic heroes», «Take me down», «20 storeys Gun» o «Come undone», por destacar algunas, componen una colección de riffs que convierten la escucha de Favourite pleasures en un ejercicio de entretenimiento ralentizado por la balada Boy who fooled the world y ensombrecido por una versión del «Fight for your rights... to party» de los Beastie Boys, bastante lejos de la original, y «Here' where I am», un tema insulso en el que intentan parecerse al coñazo de Muse.

En resumen, que aunque Favourite pleasures no esté a la altura de sus primigenios antecesores, yo me quedo antes con estos nuevos GUN que con la mayoría de bandas con pretensiones que suenan en MTV Rocks, ese canal que antes hacía honor a su nombre.

GUN-Favourite pleasures(Deezer)

viernes, 15 de septiembre de 2017

AL OESTE EN CALIFORNIA CRECÍA Y VIVÍA



Cuando Chris Shiflett sacó su primer disco con su proyecto The Dead Peasants me sorprendió, no era la primera vez que un miembro de una banda de rock se lanzaba con un nuevo proyecto de corte más autóctono, más enraizado en la tradición americana, pero la labor de Chris en No Use For A Name, Foo Fighters o su proyecto paralelo Jackson United no dejaba asomar ese gusto; sí podía verse algún deje en Me First And The Gimme Gimmes, pero no olvidemos que estamos hablando de una banda de versiones que no deja de ser un proyecto absolutamente personal de Fat Mike que tampoco debe tomarse demasiado en serio.

Chris publicó este pasado mes de abril un disco en solitario titulado West Coast town que, según sus propias palabras, es un homenaje a sus orígenes, a la zona donde nació (Aubrey, una pequeña localidad pegada a Santa Barbara) y la música que sonaba allí. En este álbum se pueden escuchar referencias al rock de raíces americano y al country al estilo Bakersfield, el más aceptado en el estado de California. Así, nos encontramos con diez canciones que recuerdan a polvo, a carretera, a motel y bailes en tabernas entre las que destacan temas como «Stick & stones», «West Coast town», «Goodnight, Little Rock», «Room 102» y «Tonight's not over».

Shiflett ya se encuentra de nuevo metido en la vorágine de un nuevo disco de Foo Fighters con su correspondiente gira, pero estaría bien que nos amenizara más a menudo con discos como este.

Chris Shiflett-West Coast town

lunes, 11 de septiembre de 2017

AGITANDO LA FE EN EL ROCK & ROLL



The Steepwater Band tocan el próximo martes en Gijón; esto no debería ser una novedad, los de Chicago se han pasado ya un buen puñado de veces por mi ciudad y ya he tenido ocasión  de presenciar su directo más de una vez, pero quizá este concierto vaya a tener algo especial y por eso me apetecía dedicar este espacio a la banda que lidera Jeff Massey.

El último trabajo de los Steepwaters es quizá mi disco favorito, al menos forma parte de una terna en la que estarían incluidos Grace & melody y Brother to the snake. Shake your faith es un trabajo que nos muestra una banda hecha, consistente y madura, pero que no ha perdido garra ni frescura, eso es algo muy difícil de lograr. Así, desde el tema título inicial, un robusto ejercicio de rock de raíces, hasta la postrera «Ain't got love», asistimos a una colección de canciones en la que pasamos del boogie con tintes Stones -no en vano están haciendo conciertos versionando a la banda de Richards y Jagger- de «Mama got to ramble», medios tiempos con matices blueseros como «Break», canciones relajadas como «Bring on the love», la optimista «Jealous of your way», el country eléctrico de «I will never know», el contundente riff de «Walk in the light», «Gone goodbye», que me recuerda a los ZZ Top con más groove, a los de «Cheap sunglasses», la tranquilidad vuelve con la melódica «Last second chance» y el LP se cierra con el tema anteriormente mencionado, un blues rock muy en la onda de los Steepwater Band de siempre.
Cabría destacar también la producción de un Jim Wirt cada vez mejor integrado en el ideario de la banda.

Los Steepwater vuelven a la ciudad y su gira española es, como casi siempre, bastante extensa, así que no te lo pierdas en directo y, si por cualquier razón no puedes ir, enchúfate este Shake your faith y disfruta.

The Steepwater band-Shake your faith

viernes, 1 de septiembre de 2017

EXPUESTO Y SOLO



Una separación nunca es fácil. Y no me refiero solamente al plano sentimental, que también. Psiquiatras de todo el mundo afirman que el cisma respecto a una parte significante de tu vida es una de las experiencias más estresantes que se pueden vivir: mudanzas, divorcios, cambios de trabajo, pérdida de un amigo o familiar, etc...
Una situación así es la que se vivió en el seno de Mötley Crüe a principios de la década de los noventa cuando Vince Neil dejó de formar parte de la banda (él siempre manifestó haberse ido y el resto de los Crüe afirmaban haberlo expulsado). Era obvio que Neil iba a seguir vinculado al mundo de la música -más que nada porque no sabía hacer otra cosa- y, para ello, dio forma a un nuevo proyecto en el que involucró a gente de nivel muy alto en el mundo del hard rock. La competencia con sus antiguos compañeros iba a ser dura y el rubio californiano quería contar con la mejor compañía posible. De la guitarra solista y la ayuda en la composición se encargó Steve Stevens, conocido mundialmente por ser el guitarrista de Billy Idol; en la rítmica estaba Dave Marshall, que más tarde tocaría con Slaughter; del bajo se ocupaba el ex Ozzy y ex Billy Idol, Phil Soussan, y a la batería se situó Vik Foxx, que había sido propietario de las baquetas de Enuff Z' Nuff. A esta formación habría que añadir a Jack Blades y Tommy Shaw, los miembros de Damn Yankees, que por aquel entonces se habían convertido en una pareja compositiva, tanto en proyectos comunes como para otros artistas, al nivel de Desmond Child (bueno, quizá un poco menos moñas) u otros coetáneos. Shaw y Blades firmarán junto a Neil el single «You're invited (but your friend can't come)» y «Sister of pain», aparte de «Can't change me», que figura en los créditos como composición de ellos dos.

El primer disco en solitario de Neil, fechado en 1993, se tituló Exposed y lo cierto es que si atendemos a la exposición a la que alude el título podemos encontrar que el disco tiene mucho que ver con el sonido Crüe, cosa absolutamente lógica, «Sister of pain», «Can't have your cake», «Fine, fine wine» o «Gettin' hard» podrían ser perfectamente composiciones incluidas en cualquier disco de Nikki Sizz y los suyos; incluso las dos baladas, «Can't change me» y «Forever», destilan aroma Mötley por doquier. Otra faceta del disco es que si atendemos a las demoledoras guitarras que introduce Steven en el álbum, también podríamos pensar que estamos escuchando un disco de Billy Idol, al menos hasta que Vince empieza a cantar. Steve dota a temas como «Look in her eyes», «The edge»(con inicio en clave flamenco), «Set me free» (cover del hit de The Sweet) y «Living is a luxury» de ese sonido de guitarra robusto y futurista -en ocasiones llega a exagerarlo- que encontramos en los discos del cantante de Stanmore.

Exposed distaba infinito de ser un mal disco, pero tuvo una acogida discreta (la ola alternativa que inundó los noventa alcanzaba su apogeo); sus ex colegas tuvieron una repercusión parecida con el LP lanzado el año siguiente, con John Corabi a la voz.

Vince volvió a la carga, ya sin Steve Stevens, en 1995 con Carved in stone, un desesperado intento de recuperar la notoriedad perdida bastante inferior a Exposed; mientras tanto, los Mötley Crüe reconsideraban la dirección a tomar por la banda tras el fiasco de la contratación de John Corabi...
...pero esa es otra historia.

Vince Neil-Exposed (Deezer)

lunes, 7 de agosto de 2017

ESTA DAISY ESTÁ MUY VIVA



La verdad es que el concepto supergrupo en el rock actual me provoca cierta zozobra, muchas de estas bandas me suena a mezcolanza en plan aquí nos hemos juntado cuatro tíos famosos a tocar juntos y a ver qué nos sale, así ha habido grupos como Velvet Revolver a los que nunca he pillado el punto, me parecía una formación que intentaba aunar el sonido de StoneTemple Pilots y Guns & Roses con escaso éxito. Algo muy parecido me pasaba con Them Crooked Vultures, que musicalmente no eran sino un proyecto en solitario de Josh Homme con John Paul Jones y Dave Grohl tocando junto al pope de QOTSA, pero aportando poco más. En la esquina contraria estarían formaciones como Black Star Riders de Ricky Warwick, Scott Gorham y Damon Johnson, o los International Swingers de Glen Matlock y Clem Burke, grupos que, estando muy lejos de las bandas naturales de sus miembros, han llegado a un punto de conjunción más que aceptable que ha desembocado en actuaciones y grabaciones convincentes.

En una liga aparte juegan esa locura llamada Dead Daisies, un extrañísimo proyecto en el que sólo se ha mantenido como miembro estable el no menos peculiar David Lowry y por cuyas filas han pasado un total de ¡¡¡veinticuatro!!! músicos desde la fundación de la banda en 2012 hasta la actualidad, en la que junto a Lowry se alinean John Corabi, el infravalorado sustituto de Vince Neil en Mötley Crüe; el bajista Marco Mendoza, que conjuga las cuatro cuerdas en este grupo y en Black Star Riders; Brian Tichy, ex Whitesnake y Ozzy, entre otros, y Doug Aldrich, antiguo miembro de Whitesnake y Dio. Anteriormente habían pasado por la banda gente tan reputada como losex Guns N' Roses Dizzy Reed, Frank Ferrer y Richard Fortus, el bajista de los Rolling Stones Darryl Jones y el vocalista auxiliar Bernard Fowler o el vocalista australiano Jon Steves, por poner algunos ejemplos. El caso es que la formación actual, que parece haber alcanzado cierta estabilidad y tras su buen disco de 2016, de título Make some noise, acaban de lanzar al mercado un disco en directo, Live & Louder, donde la banda da señales de estar pasando por un momento muy dulce y suenan como un cañón, ya sea interpretando temas bandera del grupo como «Lock n' load», «Long way to go», «Mexico» o «Midnight Moses», por destacar algunos, como atacando intensos covers de los clásicos «Fortunate son», «We're an american band» y «Helter skelter», todo ello en clave del agresivo hard rock de los Dead Daisies, que los convierte en una banda muy entretenida ya la que se debe prestar atención... aunque se trate de un supergrupo.

Dead Daisies-Live & load(Deezer)

viernes, 30 de junio de 2017

EN ALGÚN LUGAR ENTRE EL CIELO Y EL INFIERNO HAY PUNK ROCK CALIFORNIANO



A veces las equivocaciones dan lugar a cosas interesantes. Hace un par de fines de semana, a esas horas en las que eres incapaz de discernir si son las dos, las tres o las cuatro de la mañana, me hallaba yo a la puerta de un garito fumando y hablando de música con una pareja de amigos cuando el chico, en un cierto estado de confusión etílica, pronunció una frase que creo le acompañará el resto de su vida: El punk rock californiano no existe... Estupor, risas nerviosas, recordar a los Zeros, Joneses o Dead Kennedys... y nada, aquel santo varón y su voz estropajeada por el bourbon erre que erre, que no existe, joder.
Pues bien, ese incidente de noche de sábado me valió para pasar los días siguientes desempolvando Fresh fruit and rotten vegetables de los Kennedys, Keeping up with the Joneses de la banda de Drake y a unos viejos favoritos a los que tenía un tanto abandonados, los geniales Social Distortion.

Mi disco favorito de la banda liderada por Mike Ness es Somewhere between heaven and hell, el segundo. Me parece que ese álbum contiene algunas de las mejores canciones de la banda californiana, a saber, la monumental «Bad luck», «Born to lose», el sabor añejo e influenciado por el rock & roll de los cincuenta de «Bye, bye, baby» o «When she begins», la ferocidad de «King of fools», la etílica «This time darlin'» y el pantanoso final con «Ghost town blues», entre otras, se compendian para dar vida a casi tres cuartos de hora de fiero punk proveniente del que llaman el estado soleado.

O puede que realmente el punk rock californiano no exista y todo eso sea  únicamente un delirio esquizofrénico instalado en mi cerebro.

Social Distortion - Somewhere between heaven and hell

jueves, 22 de junio de 2017

HERE'S LOOKING AT YOU, KID



Siempre he dicho que si tuviera que elegir ser un futbolista sería Nacho Cases. Qué  mejor para un sportinguista que ser un chico de Gijón que crece casi al lado de El Molinón, que siendo un crío oye las voces salidas del estadio en día de partido, eso cuando no está dentro animando a su equipo con la camiseta sobre su cuerpo, la bufanda al cuello y la ilusión en los ojos y el corazón que llega a defender los colores del primer equipo... Habrá quien piense que eso no tiene comparación alguna con ganar Champions, mundiales, balones de oro, botas de oro, partidos en China, EE UU o Qatar y esas futesas, pero para aquellos que anteponemos el corazón al bolsillo y la vanidad sabemos el valor del camino que Nacho tuvo que emprender a través de los años por las categorías inferiores del club, sorteando obstáculos que iban desde los partidos en campos indecentes llenos de barro y agua hasta aquel entrenador que le condenó al ostracismo en el filial sin que se supiera muy bien por qué (aunque años después todo se aclaró bastante al salir a la luz la verdadera catadura moral del personaje) y, sin perder la cara, siempre mirando hacia adelante, esperando la oportunidad que llegó cuando Manolo Preciado le hizo debutar en Santander. A partir de ahí empezó una singladura en la que Nacho fue claramente la imagen del Sporting y cuando digo imagen no me refiero a temas publicitarios o mercantilistas, sino a que la situación del centrocampista fue fiel reflejo de lo que le ocurría el club, que el Sporting estaba en momento dulce, pues se ganaba en el Bernabeu con gol a pase de Cases; que llegaba un enano de Barakaldo a entrenar al Sporting e imponer el paleofútbol no contando con Nacho, pues el Sporting se iba a segunda; y así sucesivamente, que diría el otro.

Por supuesto que Nacho tenía detractores, al principio eran del tipo de gente que le echa jamón de York al cachopo o que se enfadan cuando alguien deja abierto el frasco del champú, gente incoherente e incapaz de contemplar datos objetivos como que futbolistas como Eguren, Mandi, Casquero, Cristian Bustos, López Garai u Omar Mascarell, muchos de ellos fichados para quitarle el puesto, fueron incapaces de dar un rendimiento parecido al suyo y que, si miramos los fríos pero a la vez aclaratorios números, el Sporting obtiene mejor rendimiento en cuanto a puntuación cuando Nacho está en el campo; el problema vino cuando El Molinón y el sportinguismo, una vez más, se convirtió en Saturno devorando a sus hijos y, de nuevo, pagó con un jugador de casa una situación generada por la infame propiedad que asola al Sporting desde hace casi un cuarto de siglo, y así Nacho tuvo que soportar silbidos al ser sustituido en el que a la postre sería su último partido en El Molinón mientras algunos jugadores del Betis se iban entre aplausos. Así de cafre e injusta es esta afición.

Hoy Nacho Cases se despidió entre lágrimas del que ha sido y será el club de su vida, se va para vivir nuevas aventuras futbolísticas y humanas lejos de este Gijón donde muchos niños se irán hoy a la cama soñando con alcanzar algún día todo lo que el alcanzó...
Gracias por todo, Nacho, suerte.

The Gaslight Anthem-Here's looking at you, kid


viernes, 16 de junio de 2017

CALIDAD AL CUBO



Conocí a este grupo hace relativamente poco, pero fue uno de esos encuentros sonoros que se quedan en tu memoria, la concatenación de la cavernosa voz de Dan Wilson con una contundencia instrumental que envolvía retazos de blues, rythm n' blues, soul, merseybeat y garage me atrapó e hizo que temas como Dirty shame o Love me, I'm a peacock se incorporaran regularmente a mis sesiones musicales.

Esta muchachada de Liverpool lanzó el mes pasado un nuevo disco, de título Blood Moon, y sigue la línea de sus tres trabajos anteriores(cuatro si tenemos en cuenta el directo Live in Oslo), quizá con una mayor madurez que conlleva un mayor gusto por las guitarras basadas en el garage y en el blues más cienagoso y una evolución en la voz de Dan, ya no sé limita sólo a sonar como Tom Waits después de desayunar cuchillas de afeitar, sino que canta en registros diferentes que aportan una mayor riqueza al álbum. Canciones como «I believe it when I love you», con un riff hipnótico, el tema título, «I want money», «In the darkest corners» o «Shipwrecked 737» destacan en un trabajo de un potencial altísimo yconsolidan auna banda que, como dice la revista especializada Mojo, «en un mundo perfecto sería número uno con cada disco que lanza».

The Cubical-Blood moon(Deezer)

viernes, 26 de mayo de 2017

EL FUTURO YA NO ES LO QUE ERA



Conocí a esta banda de Atlanta hace unos años mediante sus dos primeros EP's, el homónimo Biters y It's OK to like biters, su música me entró a la primera y pensé que esa energía post-adolescente junto a la sencillez y melodía de sus composiciones podría llevarles a cotas bastante altas. El tema es que este combo liderado por Tuk Smith siguió repitiendo la misma fórmula, un EP tras otro y giras por clubes pequeños con algún interludio para telonear a algún artista de cierta relevancia (hablamos de Blackberry Smoke o Danko Jones, que me encantan, pero tampoco son AC/DC o los Stones). Cuando apareció su debut en la larga duración, Electric blood, en 2015, ya era tarde para dar un salto a un público más amplio, pese a que el disco es maravilloso.

Ignoro si la razón de que este nuevo disco se titule The future ain't what it  used to be es lo antes expuesto pero, más allá de repercusiones y éxitos, Biters despachan un muy buen segundo álbum aunque un poco diferente al anterior; Electric blood era más primario, a la feroz mezcla de power pop, hard y glam rock que suelen facturar estos hijos del estado de Georgia se sumaban contundentes riffs herederos directos de la banda de Angus Young & co., en este LP la moneda cae más del lado glam y pop(salvo «Chasing the felling», que bien podría estar sacado de los outtakes de su obra anterior), aunque eso no significa que hayan perdido contundencia ni mucho menos. Hay temas como las iniciales «Let it roll» y «Stone cold love» u otras como «Gipsy rose» que recordarán a los T.Rex más macarras y a los Slade más furiosos, medios tiempos intensos como «Callin' you home» y canciones con vocación de himno como «Don't let this good heart turns bad» o «No stranger to heartache»; mi tema favorito es «Vulture city», con ciertos aires a los Stones más actuales y al «Bohemian like you» de Dandy Warhols. Mención aparte merecen los temas más sosegados del disco «Hollywood», una emotiva oda a los que llegan allí buscando cumplir unos sueños que no siempre se harán realidad, y «Goin' back to Georgia», una preciosista balada acústica dedicada a su alma mater con ecos folkies y country.

Es posible que a Biters se les haya hecho tarde para pegar el salto a un status mayor dentro del mundo de la música, pero para lo que sí que aún no es tarde es para que os aficionéis a la música de esta pedazo de banda. Calidad y diversión garantizadas al 100%.

Biters - The future ain't what it used to be(Deezer)

jueves, 18 de mayo de 2017

DONDE DUERMEN LAS LEYENDAS



 



 Al principio les llamaron locos, hasta que todo estalló, entonces los etiquetaron e intentaron convencerlos de que su revolución había triunfado y que el mundo sería un lugar mejor gracias a ellos, pero sólo fueron lisonjas para tratar de domarlos, de convertirlos en aquellos antecesores de los que habían renegado. No entendieron que ellos no jugaban, que el cóctel depresión-drogas-soledad-desamor y otros demonios formaba parte de ellos mismos tanto como su innegable talento, no les comprendieron, en realidad poca gente lo hizo...

 Andrew fue el primero en caer, se perdió casi todo lo que vino después, él estuvo presente en el germen y su muerte supuso un trauma y a la vez una influencia que marcaría de forma decisiva a gran parte de sus compañeros y coetáneos.

 Kurt fue, sin duda, el que mayor presión soportó sobre sus hombros. De la noche al día quisieron convertir a un artista caústico, mordaz y talentoso en un pomposo flautista de Hamelín que realmente no sabía dónde llevar a los que le seguían, la desazón y el vacío fueron devorándolo todo hasta que una nada absoluta le convenció para buscar la puerta de salida.

 Shannon era la gran promesa, el chico cuyo futuro había sido definido por otros sin que él pudiera decir nada, le regalaron golosinas, le regalaron los oídos y le pidieron que se dedicase a lo suyo, que se divirtiese y se relajase, pero fue imposible y el muchacho se extravió por el camino del exceso.

 Scott y Layne eran tipos más duros, ellos resistieron sus guerras intestinas durante más tiempo, a veces más erráticos, otras veces más aparentemente en paz consigo mismos y con el mundo... Todo daba igual, se creían más listos y más rápidos que el diablo, pero un día el diablo los alcanzó y les pidió su parte del trato.

 Y llegamos a Chris, la parte más jodida de explicar de todo esto. Chris siempre pareció especial, era el más guapo y el que mejor voz poseía, el Sinatra de este atípico rat pack (siempre he pensado que Euphoria morning es el disco que Frank hubiera hecho en 1999 si hubiera sido un treintañero criado en Seattle y doctorado en lo que se dio por llamar grunge), parecía haber esquivado todas las balas que habían acabado con sus compañeros, todos nos congratulábamos por volver a oír su privilegiada garganta junto a los riffs de Kim Thayil, y ahora esto...

¿Qué pasó, Chris? ¿Tu aparente tranquilidad y sosiego eran sólo fachada? ¿Tu corazón pagó alguna deuda contraída en los años salvajes? ¿O simplemente se trata de una cruel broma de la naturaleza y el tiempo? En todo caso no es justo, seguro que tu voz y tu coco tenían horas, días, meses, años de buena música que ofrecernos...
...pero no, sólo nos queda acompañar esta orfandad disfrutando del testamento que nos dejas, un montón de canciones maravillosas, adiós, Chris, que la tierra te sea leve...

I'm only faking when I get it right
When I get it right
'Cause I fell on black days
I fell on black days
How would I know
That this could be my fate?
How would I know
That this could be my fate? Yeah
(Fell on black days, Soundgarden)


viernes, 12 de mayo de 2017

LA TRASCENDENCIA DE LLAMARSE HONEYMOON DISEASE



Todos recordamos un lema de un anuncio de colonia de aquellos tiempos tan estridentes y confusos que fueron los ochenta que rezaba «En las distancias cortas es donde una colonia de hombre se la juega». Esta consigna un poco trasnochada es, sin embargo, perfectamente adecuada para juzgar a las bandas de rock & roll; en el directo es donde los artistas realmente se ponen a prueba y muestran su medida real.

El pasado lunes tuve la oportunidad de presenciar una impresionante descarga de buen rock y muchísima actitud llevada a cabo por los suecos Honeymoon Disease, donde refrendaron y superaron con creces las buenas vibraciones que recibí de su disco debut The Trascendence(citado entre lo mejor del 2015 en este mismo espacio).

Si se mira alguna foto de la banda escandinava, uno se encontrará a cuatro jóvenes con pintas de haber sido traídos en una máquina del tiempo desde finales de los sesenta o principios de los setenta(salvo quizá por la cantidad de tatuajes que adornan sus cuerpos); su música no difiere demasiado de su imagen, Honeymoon Disease traen ecos de la grandes bandas de la época anteriormente citada, podríamos mencionar entre sus influencias a incunables como Steppenwolf, KISS, The Runaways, Girlschool o los primeros Motörhead, por poner sólo algunos ejemplos. Pero el estar basados en la música de épocas pretéritas no significa que esta banda no tenga personalidad, todo lo contrario. En The Trascendence podemos percibir a un grupo con un espíritu, un groove, adoptado en base a la tremenda expresividad de sus dos guitarristas, que también comandan la parte vocal, y el apoyo de una muy contundente base rítmica que hacen de temas como «Stargazer», «Gotta move», «Break up», «Bellevue groove» o «Brand new ending» canciones dignas de figurar en las listas de reproducción de cualquiera que guste de disfrutar buen rock, y a la vez convierten a sus autores y ejecutantes en una banda a ser tomada muy en cuenta tanto en disco como en vivo.

Honeymoon Disease - The Trascendence (Deezer)

viernes, 5 de mayo de 2017

EN EL BARRIO SOBRA CIENCIA



Es definitivo, Los Angeles vuelve a molar. La proliferación de nuevas bandas de rock & roll, algunas de ellas protagonistas de este espacio en ocasiones anteriores, le ha conferido a la ciudad angelina  una suciedad eléctrica que ha provocado que sus bulevares vuelvan a llenarse de gente con chupas de cuero y vaqueros rotos dispuestos a asistir a recitales de rock en garitos míticos como el Troubbadour o el Whisky A Go-Go y otros de cuño más moderno como El Cid, que ahora constituyen los lugares de reunión de bandas como The Blessings, Modern Kicks, Crazy Squeeze, Dr. Boogie o Telephone Lovers.

Barrio Tiger es una de esas bandas que forman parte de la nueva escena de L.A. y practican un punk rock enérgico y contundente muy bueno. Según qué canción suene en su debut como larga duración, de título Ave María, te pueden recordar a Ramones, Johnny Thunders, MC5, Hanoi Rocks o Social Distortion. Guitarras afiladas, una sección rítmica vertiginosa y una voz idónea para este estilo de música (bien apoyada por los coros) convierten a temas como «Dying to live», «Let's play dumb», «Special purposes», «Calling your bluff» o «Born ready», por mencionar las que más me han llamado la atención, en himnos de fin de semana ideales para escuchar, ya sea en directo o en el disco, mientras disfrutas de alguna bebida espirituosa.

Es muy posible que esta nueva eclosión rockera no tenga la repercusión de las de finales de los setenta y mediados de los ochenta, el mundo ha cambiado mucho y el ámbito musical todavía más, pero al menos nos queda la música que nos deja gente como Barrio Tiger, rock & roll de alto octanaje hecho con la rabia y el corazón.

Barrio Tiger - Ave Maria (Bandcamp)


jueves, 27 de abril de 2017

PURE BREED




Dobermann son una banda italiana, más concretamente de Turín, encabezada por el bajista (y en este caso también cantante) Paul Del Bello, acompañante en varias giras de Adam Bomb y colaborador de otros como Michael Monroe o Steven Adler. A su lado, el guitarra Ritchie Mohicano y el baterista Antonio Burzotta conforman un trío que se ha pasado alrededor de cuatro años girando por Europa, a veces en solitario y otras ejerciendo de teloneros de nombres ilustres como The Quireboys, Gilby Clarke o Marky Ramone.
Tras este periplo la banda ha lanzada su álbum debut, titulado Pure breed, un ejercicio de hard rock en toda la extensión del término, pues según qué canción estés escuchando pueden sonarte clásicos como Nazareth y Thin Lizzy, sleazy como Mötley Crüe y Ratt o contundentes como AC/DC y Mötorhead.

Con temas como «War thunder», «I fucking hate drummers», «Radioactive» o «I need a holidays», por citar sólo unos pocos, este Pure breed no te gustará si buscas moderneces, canciones ampulosas y recargadas o cualquiertipo de música sintetizada; eso sí, si buscas un disco de rock crudo, directo y sin complicaciones, dale una oportunidad.

Dobermann - Pure breed (Deezer)

viernes, 14 de abril de 2017

PARA NO OLVIDAR



Hace algunos meses la cadena de televisión HBO decidió cancelar la serie Vynil, una historia basada en las aventuras y desventuras de Bobby Finestra, propietario de una compañía discográfica en los años setenta, con la eclosión músical y artística de la ciudad de Nueva York en aquellos años como trasfondo. Bien es cierto que la serie, que contaba con Martin Scorsese y Mick Jagger como productores, no pasaba de lo discreto en lo argumental y no era el producto estrella que HBO, últimamente más obsesionada por repetir el éxito de Juego de tronos que por ofrecer productos de calidad como había hecho anteriormente con Los Soprano o The wire, andaba buscando, pero Vinyl no dejaba de constituir un buen recuerdo a una época cuyo testimonio artístico y musical es indiscutible, pero que a nivel audiovisual sólo es recordada por diversos documentales, basados en el cliché y siempre desde un punto de vista partidista, y una película sobre el CBGB de resultado bastante irregular.

Nuestros protagonistas de hoy son unos grandes olvidados de aquellos tiempos, jamás obtuvieron el reconocimiento de Ramones, New York dolls, Dictators, Richard Hell & The Voivods, Johnny Thunders o Wayne (posteriormente Jayne) County, pero este trío neoyorquino llamado The Victims(no confundir con la banda punk australiana del mismo nombre) facturaron en 1979 un muy buen LP, digno de mención.

Real wild child toma su nombre, por supuesto, de la canción de Johnny O'Keefe que sería versionada, entre otros, por el gran Iggy Pop, la banda también hace su propia revisión de este clásico, una bestial reinterpretación, cruda y garagera, y eso también podría ser lo que marcara distancia entre The Victims y sus coetáneos, que a este grupo siempre se le ha tildado de garage o se le ha conferido esa etiqueta tan extraña llamada proto-punk, pero lo cierto es que, más allá de su primtiva producción, en este disco hay temas realmente punk como «Dance with you, baby», «Victim's theme», «Too late», «She's so hot» o «Buy your love», por ejemplo, que seguramente hayan sonado en el CBGB o el Max's Kansas City con la misma potencia que cualquier tema de Ramones o Dictators.

Si os habéis llevado un chasco con la cancelación de Vinyl y os apetece reivindicar esa época tomando cierta distancia sobre los popes de aquella corriente, escuchad este Real wild child, seguramente el disco que los Nasty Bits hubiesen hecho si les hubieran dejado.


The Victims - Real wild child (Deezer)

martes, 21 de marzo de 2017

¡¡¡CHUCK BERRY, CARAJO!!!



Si tienes una guitarra y quieres tocar los riffs de AC/DC, Rolling Stones, Black Sabbath, Iron Maiden, Guns N' Roses... pero no sabes quién es Chuck Berry, entonces no eres un guitarrista, eres un imbécil.
Angus Young

Estas sabias palabras pronunciadas por el líder de la banda australiana son una buena definición para todo aquello que Chuck Berry significó para el mundo de la música. Es sabida la pasión que Angus sentía por el de Saint Louis, llegando incluso a tomar prestado su famosísimo «paso de la oca», también es públicamente notorio que Keith Richards, el riff humano, siempre ha señalado a Berry como gran maestro, pero la influencia de Chuck llegaba mucho más allá. Ningún artista o grupo cuya música haya estado orientada a la guitarra eléctrica puede negar el pan y la sal a Berry, da igual que le des al heavy metal como Tony Iommi o Adrian Smith, practiques el punk como Steve Jones o Mike Ness, seas un icono mod como Paull Weller, hayas tocado en formaciones de pop independiente como Johnny Marr de The Smiths o le dieras al rock gótico como Adam Pearson, todos ellos han tenido a Chuck Berry como icono, pero la grandeza del recientemente fallecido guitar hero va mucho más allá.

Charles Edward Anderson Berry era, en muchos sentidos, el intérprete más completo de su generación, tenía, en mayor o menor medida, el carisma de Elvis, la actitud de Jerry Lee Lewis, el aura peligrosa de Johnny Cash y la espectacularidad de Little Richard; a eso debemos sumarle su particularísimo sonido y su forma de tocar y tenemos a un intérprete casi perfecto, y aún hay otra faceta que hizo a Chuck muy grande, quizá menos destacada por público y prensa. Chuck Berry pensaba en la canción como un todo en la que la letra era una parte tan importante como la música, importaba qué y cómo se contaba, el autor de «Johnny B. Goode» no era, obviamente, un letrista de vocación literaria como Bob Dylan, lo suyo estaba mucho más próximo a la juglaría, pero siempre trató de conferir a las historias narradas en sus composiciones una coherencia, una vida y, en muchas ocasiones, una fina ironía y sentido del humor, y esto lo han reconocido a lo largo de los años gente como Frank Zappa, Bruce Springsteen o Tom Petty.

Cuando corrían las primeras horas del sábado 19 de marzo y el alcohol y el rock comenzaban a adueñarse de la noche nos vimos sorprendidos por la triste noticia del fallecimiento de Chuck Berry, una paradoja digna de sus canciones que en los primeros albores del Día del Padre nos quedáramos sin el patriarca de una forma de vida que nos ha cautivado a tantos. 
Que la tierra te sea leve, Chuck. Gracias por tanto.

sábado, 18 de marzo de 2017

LABIOS SELLADOS CON ROCK & ROLL



Imaginad la historia de un chico inglés que crece sin conocer a su padre biológico, con el tiempo el chico se acaba aficionando al rocanrol y decide dedicarse a la música. En 2004 nuestro protagonista viaja a Sevilla para conocer a su abuela paterna y acaba descubriendo que su padre es ni más ni menos que el mítico Silvio, genial cantante de rock oriundo de la provincia sevillana.
Esta historia tan cinematográfica tiene una segunda parte, Sammy Taylor, nombre del hijo de Silvio, conoce en la capital andaluza a los guitarristas Charlie Cepeda, colaborador entre otros de Jackson Browne y Santiago Auserón, entre otros, y productor de Kiko Veneno, y Álvaro Suite, conocido principalmente por su trabajo con Bunbury, y deciden formar una banda a la que bautizarán con el nombre de Los Labios, que podría sonar a homenaje a los Rolling Stones, aunque la propia banda lo ha desmentido.

Tras el lanzamiento de un primer EP y dar múltiples conciertos en el territorio español y en el extranjero, que han servido para mostrar al mundo la solidez y buen hacer del grupo y el carisma y la enorme capacidad de Sammy para ejercer de frontman, la banda sevillana, ya sin Álvaro en sus filas, acaba de lanzar Birthday, su primer larga duración, un disco de auténtico rock & roll que destila influencias clásicas como las de los Stones en los trallazos «She don't come anymore» y «You look like you need a man», Bowie en «Cruella», los Doors en «The secret of love» o T.Rex en «Saturday night», ejemplos de  un disco en el que las diez canciones son grandes temas de rock & roll con tintes hard, matices glam y toques blues acompañados de la competencia y la actitud de una banda a la que auguro un espléndido futuro en el que Sammy se irá acercando a la figura de ese padre al que nunca conoció pero del que parece haber heredado un gran talento.

Los Labios - Birthday (Deezer)

sábado, 11 de marzo de 2017

ALBUM



El mundo del rock siempre ha sido machista, las grandes estrellas siempre han sido hombres y el hecho de que una banda estuviese formada en parte o íntegramente por féminas propiciaba que muchas veces se dejase su música a un lado para destacar su género de manera a veces rayana en la estigmatización, cuando no se caía en la infame treta de juzgar a esas artistas por su aspecto, cosas que gente como Keith Richards, Lemmy o Ringo Starr jamás han tenido que soportar.
Digo esto porque ese machismo, a mi modesto parecer, es lo que ha privado a nuestra protagonista de hoy de tener un status aún mayor dentro del mundillo, cierto es que no hablamos precisamente de alguien que nunca haya salido del underground, pero Joan Jett (ya sea en solitario o en su etapa con The Runaways)  tiene canciones, discos y actitud suficiente para comer en la misma mesa que Kiss, Aerosmith o los Sex Pistols y por encima de artistas con más reconocimiento que ella como, por ejemplo, Bon Jovi.

Mi disco favorito de la de Filadelfia es Album, quizá no sea su mejor trabajo, no contiene ninguno de los hit singles que llegaron a convertirse en himnos guitarreros, pero sí me parece el LP más crudo, más sincero y más urgente. Desde el inicio con la cañera «Fake friends» hasta el final con la cadencia rockera de «Niteime», Album es una vorágine de vatios en la que temas como «Handyman», «The french song», «I love playing with fire» o «Had enough», por citar sólo algunas, son una invitación a subir el volumen, saltar y bailar al son de la voz rasgada de Joan. Mención aparte merecen las dos versiones del disco, un más que eficiente cover de  «Everyday people», de Sly & the family Stone y una feroz revisión de «Star, star (Starfucker)» de los Stones en la queunamás que convincente interpretación te hace pensar que quizá ella también tuvo una novia a la que Ali McGraw pilló chupándosela a Steve McQueen.

Un tremendo discazo que no alcanzó la notoriedad que debiera, quizá  por culpa de esta maldita sociedad, obsesionada en disgregar según tengas vagina o pene.

Joan Jett - Album

viernes, 24 de febrero de 2017

TÚ ANTES ARAÑABAS LA CIUDAD



(...)
Blake creía en Dios, 
Villon fue un ladrón,
Lorca chupaba pollas, 
T.S. Elliot trabajaba de cajero en una ventanilla
(...)
(Charles Bukowski)

Inicio la entrada de hoy con estos versos del padre del realismo sucio para manifestar una realidad, muchos de los artistas que nos gustan en ocasiones tienen acciones, estilos de vida o ideologías que nos pueden parecer, en el mejor de los casos, cuestionables. ¿Influye esto en la concepción que tenemos del artista? Pues posiblemente sí. Johnny Ramone, por ejemplo, siempre fue el menos querido de los miembros de la banda de Queens debido a su carácter huraño y, desde luego, el hecho de mostrarse seguidor irredento de los presidentes más retrógrados y clasistas, hasta ahora, de los EE. UU. (Reagan y los dos George Bush) no le ayudó a granjearse simpatías precisamente. Así podríamos enumerar una larga lista de artistas cuyo carisma se ha visto muy diluido a razón de ciertas opiniones o creencias. 

Sí es cierto es que las bondades o maldades de un artista no influyen en la calidad de su obra y, por eso, más allá de que Ramoncín se haya quedado en el imaginario popular como un patibulario directivo de esa mafia llamada SGAE y quede algún reducto de cuando intentó intelectualizarse presentando «Lingo», hay que tener en cuenta que mucho antes de eso, Ramón Martínez Márquez fue uno de los personajes más notorios del rock español, y no sin mérito.

He elegido hablar de Arañando la ciudad (aunque también podría haber usado otros como Barriobajero o Ramoncín y W.C.) por un tema estrictamente personal, fue el primer disco del de Vallecas que escuché, hacía ya años que había salido y Ramoncín comenzaba su etapa televisiva, así que el contexto en el que fue compuesto y grabado podía quedarme muy lejos, pero para un chaval que crecía en el corazón de un barrio obrero de una ciudad industrial, que vivía entre cemento gris, bares de sol y sombra, cañas y humo, puticlub en la parte alta del barrio y miembros de la generación anterior a la tuya machacados por los efectos del caballo era muy fácil comprender la temática: la calle.

Arañando la ciudad inicia su baile salvaje y delirante con la ínclita «Hormigón, mujeres y alcohol», rebautizada popularmente como «Litros del alcohol», depués la histriónica «Nu babe», ácida crítica contra la New wave, el estilo que se abría paso como principal influencia de los grupos de la movida madrileña. Burlando es una canción con un indiscutible aire al gran Lou Reed y una buena muestra de ese nudo callejero y marginal que el disco nos va mostrando a cada canción, desde la lubricidad de «Olvida mi cama» al alegato punk de «Putney Bridge», pasando por el bestiario de personajes que nos ofrecen «Presidiario», «Reina de la noche», «Mei, la lumi» o la estupenda y tóxica «Ángel de cuero».

Ramoncín abandonó su faceta más agresiva en este disco, en el que optó por dejar la velocidad y rabia de discos anteriores para optar por un rock & roll también urgente y directo pero más cuidado en cuanto a melodías se refiere.

En fin, que sé que Ramoncín es un personaje que no provoca simpatías y además se lo ha ganado a pulso, pero qué queréis que os diga, yo prefiero escuchar sus buenos discos e ignorar sus estupideces a tener que oír mierdas como Dani Martín o Leiva, por muy simpáticos que diga la peña que son.

Ramoncín - Arañando la ciudad (Deezer)

viernes, 17 de febrero de 2017

DULZURA EN EL UNDERGROUND



No todo en la vida va a ser prestar atención a las novedades discográficas o música hecha en el pasado, así que hoy voy a dar cancha a un descubrimiento que he hecho en el fantástico blog de música Faster and Louder (si no lo conocéis, estáis tardando en echarle una ojeada).
The Sweet Things son cuatro chicos neoyorquinos que cuentan con un único single en el mercado,la canción «Love to leave»,en este sencillo la banda rezuma influencias de un rock intenso y sucio a la vez en la que se asoman ciertas connotaciones a  Rolling Stones, Faces, New York Dolls, Hanoi Rocks o Kiss. Si yo fuera un veinteañero formando una banda, querría sonar como ellos.

Estos Sweet Things son una buena muestra de que en el underground norteamericano se sigue practicando música de buen gusto aderezada con mucha actitud y calidad, la repercusión o las oportunidades de acceder a un mercado más mainstream (si es que realmente desean eso) ya vendrán marcadas por factores que no dependerán de ellos. Por si acaso, os dejo las tres canciones que tienen en Yotutube para que les echéis un vistazo (y un oídazo, claro).

The Sweet Things - Love to leave

The Sweet Things - Cocaine asslicker blues

The Sweet Things - Through the cracks of the city

viernes, 3 de febrero de 2017

DEL OTRO LADO DEL MUNDO



Conocí a estos australianos hará cosa de tres años cuando vinieron a tocar a Gijón. Me interesé por su disco de debut, titulado con el nombre de la banda, y la primera lectura que saqué es la misma que sacaría cualquiera que los escuchara por primera vez, «suenan mucho a The Black Crowes». Esta afirmación, siendo absolutamente innegable, no tiene por qué ser negativa, peor sería que se parecieran, no sé... a Bon Jovi o los Red Hot Chilli Peppers, por ejemplo. El caso es que estos muchachos se hicieron un hueco en mi reproductor personal, sobre todo esa tremenda canción, «Raise your glasses», y de vez en cuando me pasaba por su Facebook para ver si había algo nuevo respecto a ellos.

La semana pasada estos oriundos de Melbourne lanzaron Otherside, su segundo larga duración, así que enseguida me lancé a escucharlo y el resultado fue como el de su primer LP, alta satisfacción. A ver, la banda sigue haciendo lo mismo, rock & roll con toques boogiesouthern, country, soul, es decir, un compendio de influencias que, aparte de los Crowes, incluyen a los Faces y Rod Stewart, Allman Brothers o Lynyrd Skynyrd, por poner sólo unos ejemplos; lo realmente reseñable de este trabajo es que tiene muy buenas canciones.
Entre guitarras furiosas como las de «Motortalkin'» o el tema que da nombre al disco y canciones lentas pero con mucha intensidad como la magnífica balada «Love revolution» o el acústico final de «Don't steal the light», los nueve cortes de Otherside te transportan a una época de sudor, humo de marihuana y alfombras persas en los suelos de los escenarios, una época en la que la música lo era todo y que posiblemente nunca volverá, pero siempre nos quedarán bandas como My Dynamite para recordarla.

My Dynamite - Otherside (Deezer)

jueves, 26 de enero de 2017

ES SÓLO ROLINGA, PERO ME GUSTA



Tenía ganas desde hace tiempo de poner algo de rock argentino en este espacio; el país de Borges y Maradona siempre ha sido prolífico en cuanto a la música se refiere, y un nos ha dado multitud de artistas, algunos que cruzaron el charco y consiguieron notoriedad y reconocimiento en nuestro país, como Calamaro y Rot, otros cuyo radio de éxito se limitó mucho más al continente americano, casos como Charly García, Spinetta o Cerati y Soda Stereo. Sea como fuere, esta semana los argentinos han celebrado el día del músico y, como homenaje, hoy haré mención a un disco que fue el detonante de un movimiento que llega a nuestros días, el rock rolinga. Hablo, por supuesto, de ese estilo totalmente inspirado por los Rolling Stones, grupo que siempre ha desatado la pasión en el país natal del «Che», y cuyo punto de comienzo ha sido considerado (más o menos, ya se sabe que en cuanto a fechas de inicio de corrientes culturales suelen existir varias teorías y ninguna suele estar del todo equivocada) el debut discográfico de los nunca suficientemente ponderados Ratones Paranoicos.

El disco homónimo de los Ratones vio la luz en 1986 con una tirada bastante escasa (3000 ejemplares), lo cual, lejos de ser una tara, ha contribuido aún más a darle un carácter de obra de culto que perdura hasta hoy.
El LP se inicia con un tema que daría mucho que pensar a aquellos que sólo conocían a Juanse y su combo por las menciones periodísticas que los tildaban de copia de los Rolling Stones porque «Movamos» está más cerca del rock ochentero con toque post punk que del grupo de Richards y Jagger. A partir de ahí la influencia de la banda de la lengua se hace más palpable, «Sedan 1» es un tema primo hermano de«Harlem shuffle», curiosamente lanzada el mismo año, «Ahora no es lo mismo» es un furioso rocanrol de inspiración en el Some girls y temas tan rotundos como «Repectable» o «Shattered», «Primavera nacional» vuelve a salirse un poco de los parámetros rolinga para adentrarse en un espectro más neoyorquino, con Ramones y Blondie como principales ideas que se me vienen a la cabeza, «Sucia estrella» y «Slide» vuelven a los riffs y la chulería stonianos y «Chica cadáver» pone el colofón con un ritmo machacón y gamberro.

A partir de aquí comenzaría la carrera de una banda que serían considerados los popes de un culto que seguirían otros como, por ejemplo, Viejas Locas, Jóvenes Pordioseros, La 25 o el propio Juanse con su siguiente banda, Fieras Lunáticas.

En una ocasión leí a alguien que escribió Hacer rock en argentina está tirado, modificás un poco un riff de los Stones y le cantás a la merca y al faso y listo.
Podrá ser verdad, pero yo no le veo nada malo.

Ratones Paranoicos - Ratones Paranoicos (Deezer)



viernes, 13 de enero de 2017

CAZADORES DE MITOS



Hace unos pocos días mantuve una conversación por redes sociales con un amigo a tenor de las listas de mejores discos que proliferan a finales de año, en dicha conversación salió a colación el tema de que el rock & roll tenga tan poco calado entre la joven y la cantera de la música orientada a las guitarras eléctricas parezca haberse secado.

Siendo cierto que el número de jóvenes adeptos y bandas nuevas ha decrecido ostensiblemente, no por eso dejan de aparecer grupos interesantes.

Hunters son una banda finlandesa alejada del metal predominante en su país que han parido un muy buen disco este verano, estos jóvenes fineses dicen tener como principal influencia a Johnny Thunders & The Heartbreakers y no mienten, lo suyo es un rocanrol punk, sucio y vicioso de guitarras destartaladas que emparenta a temas como «Radio», «Before you» o «Dead End» con «Get off the phone», «Pirate love» o «London boys» por poner unos pocos ejemplos.

En conclusión, que uno puede ponerse en plan abuelo Cebolleta y lamentarse por los males del mundo moderno que nos ha tocado vivir, o puede prestarle atención a este disco titulado Dead End, que sitúa a sus autores en la gloriosa tradición de eminentes compatriotas como Hurriganes o Hanoi Rocks.
Yo, personalmente, recomiendo lo segundo.

Hunters - Dead End (Deezer)