Hay bandas que cuando las escuchas por primera vez sabes que te van a acompañar durante toda tu vida, eso mismo fue lo que me ocurrió a mí alrededor de 2.005 cuando escuché por primera vez el “Black river road” de mis adorados Diamond Dogs, inmediatamente me enganché a su Rock and Roll de receta tradicional (una de Stones, dos de Faces) con clara influencia etílica, un disco que olía a fin de semana (si en España hubiera gente que supiera de Rock and Roll al mando de la música en los bares y si el público tuviera un gusto medio decente), temas rompedores como “Autopilot” o “Gotta be gone” se unían con baladas borrachuzas ideales para cantar a coro como “Spare me the last joke” y durante tiempo machacaron hasta la saciedad mi reproductor de CD. Este flechazo musical me hizo rebuscar en obras anteriores, entusiasmarme con sus discos siguientes y, cuando vinieron a tocar a Gijón, no me los perdí, he visto a los perros diamante cuatro veces y en todas ellas ofrecieron shows divertidísimos, plenos de electricidad festiva y buen groove, con Sulo, su cantante, una especie de Rod Stewart a la escandinava, destilando vozarrón y carisma, todo un líder, a su lado pasaron grandes músicos como los diferentes guitarras (Anders “Boba Fett” Lindström, Stevie Klassön, Robert Dahlqvist o el actual Lars Karlsson) o los sempiternos Henrik Widen (teclista) y Mats “Magic” Gunnarsson, un saxofonista espectacular. Mats era uno de esos músicos inevitables en cualquier escena emergente, aunque siempre se mantuvo fiel a los Diamond Dogs, sus mágicas colaboraciones rebosaron por todo el rockerío sueco tras la explosión de la escena rock del país de Ikea, The Solution, proyecto soul de Nick “Hellacopters” Royale, los alucinantes Thunder Express de su ex compañero y también ex Hellacopter, Robert Dahlquist, Electric Boys o las incursiones en solitario de Sulo.
Mats había sido visto por última vez en el mítico bar de Estocolmo “KGB” el 28 de mayo, el músico había alquilado un barco para vivir mientras su casa se hallaba en obras, sus amigos se inquietaron cuando pasaron un par de días y el saxofonista no daba señales de vida, el 5 de junio la policía declaró haber encontrado un cadáver ahogado cerca del barco donde residía temporalmente, ese cadáver era el de Mats. La noticia corrió como la pólvora, constituyendo un shock para rockeros de todo el mundo, se había ido un visrtuoso, un grande de verdad.
Desde aquí sólo me queda desear que la tierra le sea leve al bueno de Mats y a mis ahora aún más queridos Diamond Dogs transmitirles que comparto su dolor y apoyo cualquier decisión que tomen sobre el futuro de ese maravilloso grupo.
https://www.youtube.com/watch?v=K9waO8oKeOM
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