lunes, 30 de junio de 2014

LUIS SUÁREZ Y LA CARNE DE CAÑÓN

Supongo que a estas alturas de la película todo el mundo conocerá la historia del mordisco de Luis Suárez a Chiellini en el Italia-Uruguay, supongo que también es de dominio público que el futbolista uruguayo del Liverpool es reincidente en este tipo de acciones y la FIFA ha decidido administrarle un castigo ejemplar y castigarle con nueve partidos de suspensión, 82.000€ y cuatro meses apartado de los estadios de fútbol incluso como espectador. Puedo estar de acuerdo con esos nueve partidos, incluso si hubiera sido alguno más, pero el resto de la sanción me parece a la vez desproporcionada e incompleta, me explico, FIFA tiene esa costumbre de las altas esferas de toda la vida de ejercer una justicia considerada por ellos mismos casi divina y volcar su ira contra el condenado adjudicándole un rol de apestado sin preocuparse por él. Sí, ya sé que a muchos les rechinará eso de preocuparse por un condenado, pero es que mi opinión es que cuando comete un error se han de sufrir las consecuencias, es cierto, pero las autoridades que imponen dichos castigos tienen la responsabilidad de procurar que esos actos no se repitan, no mediante la mano dura y el continuo castigo sino mediante la ayuda a la eliminación de lasconductas negativas del sujeto. FIFA predica con el "we care about football" pero lo cierto es que, aparte de tratarse de una de las asociaciones más corruptas y de planteamientos arcaicos, jamás ha aportado solución alguna a los distintos problemas que han aparecido con ciertos futbolistas, si el mejor jugador de la historia es toxicómano, nada de rehabilitaciones como se haría en E.E.U.U. con una estrella de la NBA o cualquier otro deporte , apartarlo como a un apestado, sanción económica, eso sí, que los miembros de los comités FIFA tienen gustos caros, y a correr, si Suárez y algún que otro jugador tienen un problema de control de la ira, nada de imponer terapia, se le destierra y pista, si un entrenador confunde la motivación con exacerbar el odio hacia el rival nada de advertirle, que protagonice nuestros anuncios, que tiene tirón mediático. Así funciona FIFA, niños, y niñas.

Lo más triste de todo esto es que en la sociedad las cosas funcionan de manera muy similar a los tribunales deportivos, se busca el castigo a quien comete el delito (hablo de delitos comunes, claro, los delincuentes políticos y económicos juegan en otra categoría) y se omite la necesidad de que ciertas acciones y comportamientos no deban repetirse. Se habla de que el reo debe pagar una deuda a la sociedad pero no se dice que el auténtico pago a la sociedad es que esa persona, siendo ayudado durante su encarcelamiento, no repita los actos que le han hecho acabar allí. Así nos encontramos con que en los estados supuestamente civilizados la cárcel solo funciona como elemento estigmatizador, centros de disociación donde se hacinan gentes de distinto pelaje (eso sí, casi todos pertenecientes a los extractos más desfavorecidos de la sociedad) viendo como sus esperanzas se quiebran y su rabia hacia un sistema que sólo se preocupa de machacarles va creciendo y orillarlos en el aparte de la civilización.

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