miércoles, 2 de julio de 2014

MUTIS POR EL FORO

Gijón se halla sumergida en el festival Metropoli, una suerte de batiburrillo de pseudocultura formada por cómic, cine, música, hostelería y mercadillo, que ya ha empezado a pinchar debido a anunciar actos que no se celebrarán y usar el nombre de la Comic Con sin que ésta participe, este viernes comenzará la Semana Negra, el archiconocido certamen dedicado a la literatura de género negro y policiaco con propuestas de ocio, posteriormente se iniciará el festival "Arco Atlántico", un extraño engendro salido de la imaginación del tonadillero de cuarta fila Carlos Rubiera, actual concejal de festejos, por medio de todo esto habrá una nueva edición de esa parodia de Oktoberfest que se celebra en Gijón para acabar el verano con una semana grande de ínfimo calado por la falta de alternativas a unos conciertos cada año más decrépitos y cutres. Alguien de fuera podría preguntar de qué me quejo si en Gijón hay movimiento todo el verano, pero es que la situación de esta ciudad requiere un análisis más complejo.
El émulo de Lina Morgan que denosta la alcaldía de Gijón, junto a la banda de incapaces que le rodean, han optado por una política de ocio que consiste en adocenar a la población en distintos  tipòs de festivales, certámenes, como quieran llamarse, mientras el resto de la ciudad asiste a un hundimiento paulatino de uno de los grandes motores de la villa de Jovellanos, la hostelería. Mientras el partido del corrupto Álvarez-Cascos promociona a empresas de eventos en lugares como Cimadevilla presenciamos como, poco a poco, los garitos de toda la vida se van cerrando por falta de gente, es obvio que el principal detonante de este hecho es la crisis y los distintos factores económicos y de población, pero no es menos cierto que ciertas medidas no han apoyado nada, por ejemplo, la decisión de no permitir sacar las bebidas a la calle, una decisión motivada por la presencia en Cimadevilla de un botellón gigante al que ellos vieron crecer sin hacer absolutamente nada y luego optaron por cortar el problema de raíz sin consultar con nadie, simplemente prohibiendo, como buenos herederos de la extrema derecha que son. Otra medida que perjudica seriamente el ocio nocturno esla extraña regulación de la música en directo.  Eso sí, en sus festivalillos se puede caminar tranquilamente con alcohol en la mano y los conciertos programados no molestan lo más mínimo y, por supuesto, nunca verás pasar a la policía a intimidar (táctica copiada por el anterior gobierno del PSOE) zonas como El Carmén o la nueva Ruta de los vinos "vintage" (esto merece dos aclaraciones: 1- No tengo nada contra La Ruta, de hecho, varios de mis colegas tienen bares allí y yo me alegro de su éxito 2- Al que se le ocurrió la palabra "vintage" habría que matarlo de forma lenta y harto dolorosa"), donde paran muchos de los gijoneses de Copa Davis, jersey a los hombro y gintonic.
Pues eso, que, mientras su gobierno estabula a la población en sus cutres eventos y yo veo como, uno a uno, mis bares favoritos y otros que no lo son tanto van cerrando, algunos presumen de políticas culturales, propiciando la debacle de esta ciudad vampira.

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