martes, 16 de septiembre de 2014

A LOS ENEMIGOS HAY QUE TENERLOS CERCA



Antes de nada aclarar que esto no es la crónica de un concierto, para eso visitad “La Nueva España” o “El Comercio”, esto es la reivindicación de una actitud y una forma de vida.

Cuando Los Enemigos lanzaron su primer LP “Ferpectamente” uno de los sitios donde se podía conseguir el disco era el Bar Velarde, que también aparece en la portada, una de esas tascas de aquel barrio de Malasaña que se hizo famoso por la proliferación de músicos de Rock que incendiaban las tardes, las noches y las madrugadas entre mares de alcohol, humo y otros complementos. Luego llegaron los hipsters y lo jodieron todo. El caso es que ese disco, primo hermano del “Agotados De Esperar El Fin”, “Arañando La Ciudad” o “Madrid”, se vendía en el Velarde con oferta especial, caña o vino, tapa de chorizo y vinilo o cassette por mil pelas. Los Enemigos continuaron con su carrera dentro de ese Rock de descampado y vino peleón, de chupa de cuero y pantalones de chandall, de copazo de coñac y farra nocturna, sin olvidar sus raíces y siempre apoyados en esa canallesca garrula que destilaba su primer disco

La banda de Josele Santiago y Fino Oyonarte tocaba ayer en San Mateo y surgió la posibilidad de ir, así que sin dudar tres gamberros en un Renault Clio se hicieron los 28 kilómetros que separan la ciudad de Gijón del pueblo de Oviedo y, bien aprovisionados de alcohol escondido para combatir los precios de las barras del concierto (somos algo cabrones y en territorio enemigo, más) nos dispusimos a disfrutar de un concierto que comenzó un poco deslucido por Kiko Veneno, el gaditano debería empezar a advertir que la gente va a verle para escuchar “En Un Mercedes blanco”, “Echo De Menos”, “Joselito”, “Superhéroes De Barrio” y un par de temas más y lo demás solo es paja innecesaria. Todo esto cayó en el olvido cuando los cuatro Enemigos se presentaron en el escenario ataviados como si se rebelaran contra el paso del tiempo que evidenciaban sus caras y sus cueros cabelludos, Josele con una de sus clásicas camisas de cuadros, Manolo con gorra y pantalones de cuero y Fino con ese aire de eterno adolescente. Y allí, a la vera del campo del eterno rival del Sporting B disfrutamos con clasicazos como “An-Tonio”, “La Otra Orilla”, “Quillo”, “La Cuenta Atrás” o “Septiembre”,aparte de descubrir un tema nuevo de título “Gurú”, hasta que Don Josele Santiago nos envió a casa haciéndonos la típica pregunta: “¿Eres tú John Wayne o lo soy yo?”. Tras el subidón llegó el momento de retomar el Clio y volver al dulce hogar, no sin antes maldecir el sindiós que representa conducir por las calles de Oviedo.

Alguien dijo una vez que Los Enemigos son muy grandes por ser muy vulgares.

Nosotros, posiblemente, también.
 


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