miércoles, 24 de septiembre de 2014

GOTHAM



Lo primero que he de decir en un arrebato de sinceridad es que si no te gustan los comics de Batman no veas la serie ni sigas leyendo esto, estás perdiendo tu tiempo.

La editorial DC Comics ha tenido mala suerte con sus adaptaciones a la pantalla, sea ésta pequeña o grande, su gran competidora Marvel ha conseguido pingües beneficios con prácticamente todas sus películas fueran buenas, malas o regulares mientras la empresa fundada por Malcolm Wheeler-Nicholson únicamente ha podido paladear las mieles del éxito con las películas de Batman y Superman, sus personajes principales, también su línea Vertigo ha alcanzado cierta notoriedad con las versiones cinematográficas de “Watchmen” y “V de vendetta”, pero si nos ceñimos a los comics de superhéroes, series como la horrible versión sesentera de Batman, “Wonder Woman”, “Flash” o “La Cosa Del Pantano” han pasado por las cadenas de todo el mundo con más pena que gloria, al igual que lo hizo la aberrante adaptación cinéfila de Linterna Verde, condenada al fracaso desde la elección de su protagonista. Otros ejemplos de lo mal que se le han dado a DC sus incursiones en la imagen real son la abominable “Lois & Clark”, “Smallville”, un éxito relativo de público pero cualitativamente no pasaba de ser “Sensación De Vivir” con seres superpoderosos o “Arrow”, serial en el que se convierte a Flecha Verde, héroe antisistema de DC por antonomasia, en protagonista de una epopeya plagada de mentiras y luchas por dinero y poder que la hermanan más con “Dinastía” o “Falcon Crest” que con los cómics del gran Neal Adams. Proyectos venideros como la nueva “The Flash” o la serie “Constantine” (espeluznante la película y no lo digo porque diera miedo) o un "Aquaman" bastante ridículo por lo visto en fotos previas no parecen augurar un mejor futuro.

Con este panorama “Gotham” se enfrentaba a una dicotomía inquietante. Por un lado retomar algo relacionado con Batman tras la buenísima trilogía de Christopher Nolan podría considerarse un experimento arriesgado, por otro, el listón de las adaptaciones en televisión de DC está por los suelos y Warner, propietaria de la editorial, está decidida a invertir capital humano y económico para cambiar esta situación. Así pues, conocidos los antecedentes, ¿cuál es el veredicto?.

“Gotham”, siempre en mi humilde opinión, no pasa del “sufi” muy, muy raspado y generoso, y que conste que la idea tenía su encanto, el futuro comisario James Gordon y el moralmente reprobable Harvey Bullock investigan el asesinato de los ricos y poderosos Thomas y Martha Wayne, que deja huérfano al pequeño Bruce, en una ciudad donde la corrupción va extendiendo sus garras. También he de apuntar que me gustó la decisión de abandonar un poco la oscuridad con cierto toque gótico que destilaba la ciudad en las películas del Hombre Murciélago (aunque no lo parezca viendo las fotos promocionales) para dar paso a una estética más sucia y urbana. También debe computar en el haber de la serie lo bien que están Donal Logue como Harvey Bullock y David Mazouz en el papel del huérfano y descorazonado BruceWayne.

Ahora vamos con los palos. Primero, Benjamin McKenzie no convence como Jim Gordon, si estuviéramos hablando de una serie al uso con un policía veterano abúlico que se mueve al filo de la extralimitación y un novato idealista podría pasar, pero estamos hablando del comisario Jim Gordon, el personaje a medio camino entre la rudeza y la ternura, el buen policía atormentado por la decrepitud de la ciudad que ama y del cuerpo al que pertenece. Gary Oldman bordó ese papel en el cine y a McKenzie los zapatos de un antecesor de Gary Oldman le quedan muy grandes.

Otra cosa que me causó decepción, y lo comentaré de forma muy somera para no caer en el spoiler, ha sido lo evidente de los guiños hacia la historia del Batman de dominio público, no se quedaron calvos discurriendo, no.

En fin, que posiblemente siga viendo “Gotham” porque yo sí soy un gran fan de Batman y muchas veces la mitomanía me puede pero desde un punto de vista alejado de emociones cada cuarenta y pico minutos dedicados a ella no serán precisamente los mejor invertidos de mi vida.

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