lunes, 6 de octubre de 2014

ESCANDINAVIA ELÉCTRICA




Un tópico tremendamente manido pero bastante fiel a la realidad es que los sitios fríos suelen ser bastante prolíficos en lo que a grupos musicales se refiere debido a la imposibilidad de realizar actividades al aire libre. Este cliché fue utilizado en este mismo espacio hace poco para referirse a una banda proveniente de Portland, hoy vamos a cambiar de continente y acercarnos a la vieja Europa.

Si hace treinta años preguntáramos a alguien por música escandinava posiblemente nadie podría citar algún intérprete más allá de ABBA y seguramente el siguiente paso en el escalafón y la primera toma de contacto con el Rock del norte de Europa fuera el álbum “The Final Countdown” de la banda sueca Europe, que dejó para el gran público la canción que dio título al álbum y sus teclados, lo que muchos ignoran es que ese LP contenía temas que hicieron sacudir las melenas de heavys de todo el mundo como “Rock The Night” o “Cherokee”. El caso es que entre estos dos hypes la verdadera escena de lo que se ha dado por llamar Rock escandinavo había puesto sus primeras piedras con la formación de dos bandas sin las que hubiera sido inconcebible la promoción de la música orientada a las guitarras eléctricas, los Hard-Rockeros Hanoi Rocks y los Punk-Garageros The Nomads a los que no tardarían en unirse Union Carbide Productions, una primigenia versión de Hellacopters.

Pasaron los años y el Grunge, el Brit-Pop y otra suerte de variedades provenientes de la escena alternativa coparon la atención y en el norte de Europa habían preponderado las bandas de Metal al estilo de Stratovarious y el Black-Metal proveniente de Noruega que captaba atenciones por sus idas de pinza, entre las que se encontraban la quema de templos religiosos o los sacrificios animales, más que por su música, hasta que algo cambió a mediados de los noventa.

El estallido de la escena rockera en Escandinavia, como casi todos los boom de la historia de la música, tuvo mucho que ver con lo mediático. Las revistas y radios especializadas, quizá empachadas de lo alternativo, se colgaron del primer disco de un grupo en el que tocaba la guitarra y cantaba un ex-batería de los Entombed, institución del Death Metal, el muchacho se hacía llamar Nick Royale y su banda eran The Hellacopters, un grupo por aquel entonces influenciado por el Proto-Punk de MC5 o The Stooges que luego derivaría en un rock más clásico con influencia de Kiss o los Stones. A raíz de ese pelotazo los medios y el público comenzaron a fijarse en otros grupos coétaneos y así comenzaron a salir a la palestra nombres como los divertidísimos Punk-Glam Turbonegro, los sleazy Backyard Babies, los ultra-guitarreros Gluecifer y, sobre todo, los clásicos e ineludibles Diamond Dogs. No tardarían en unirse otras bandas como The Flaming Sideburns o The Hives, aunque éstos últimos tardarían en alcanzar el éxito unos años más. Asímismo, debemos decir que la palabra “escena” es una muy buena definición para lo que acontecía en los países escandinavos en aquella época, pues los miembros de esas bandas, que eran estilísticamente diferentes entre ellas pero compartían el gusto por el Rock de factura clásica, solían colaborar unos con otros en actuaciones en directo y diversos proyectos paralelos.

Si el Rock escandinavo eclosionó de repente a mediados de la década de los noventa su fin fue mucho más progresivo, los primeros en caer fueron Turbonegro que apenas duraron tres años dentro de esta moda, aunque volverían en 2002, Gluecifer fueron incapaces de soportar sus tensiones internas y también prefirieron dejarlo correr y el hastío acabó por detonar a las dos cabezas visibles, Backyard Babies y Hellacopters y a otros como Blind Dog.

Esta historia podría haber llegado a su fin en la línea anterior pero, por suerte, no es así. Tras las rupturas de las bandas capitales el Rockerío sueco, noruego, finlandés, etc. se negó a dejar su representación en manos de los metaleros, ya fueran los más duros Sonata Arctica, Children Of Bodom, etc. o los ñoños HIM y The Rasmus, así que como un Ave Fénix emergió una segunda oleada de bandas Rock And Roll que quizá no lograran tanto éxito y popularidad como sus antecesores pero protagonizaron giras por toda Europa que les granjearon una fiel audiencia. Nick Royale volvió a la carga formando una gran banda, Imperial State Electric, su compañero en Hellacopters, Robert Dahlqvist, seenroló en un grupo todavía mejor, los Thunder Express, Captain Poon recuperó parte de la energía de Gluecifer con Bloodlights, Dregen, guitarrista de los Backyard, asumió una carrera en solitario a la vez que toca en la banda de Michael Monroe, cantante de Hanoi Rocks. Estos clásicos y algunos supervivientes como Flaming Sideburns o Hardcore Allstars junto a nuevas y apasionantes bandas como los setenteros Graveyard y Spiders, los hippiosos StoneRider, el Rock-Soul de Dollhouse, el Hard-Rock de Märvel, los riffs psicodélicos de Medusa Stone o la pesadez sonora de Vintage Caravan volvieron a constituir una escena sólida y de calidad en el nordeste de Europa.

Imprescindibles para entender todo esto escucharse el recopilatorio “Riot on the rocks”, verdadero testaferro de la eclosión del Rock escandinavo e investigar a los grupos mencionados en esta entrada.

Rock Hålla På!!!!



The Hellacopters & Backyard Babies - Johnny B. Goode

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