martes, 27 de diciembre de 2016

16 -16



Se va acabando el año y, como viene siendo tradición, la Nicotina Eléctrica elige sus discos favoritos del año, hay cosas notables, también ha habido decepciones mayúsculas como los discos de Iggy Pop y Pretenders, pero quedémonos sólo con lo bueno. Ya sabéis la temática, las elecciones no siguen ningún tipo de orden y he desechado recopilatorios y directos. Vamos allá:

THE ROLLING STONES - Blue & Lonesome: Los más grandes volvieron a la jungla discográfica con un disco que rinde homenaje a sus héroes del blues.

LOS ZIGARROS - A Todo Que Sí: La segunda entrega de la banda de los hermanos Tormo y compañía los consolida como la gran esperanza del rock & roll patrio.

CHEAP TRICK - Bang, Boom, Crazy... Hello: Otros míticos que volvieron. Energía y electricidad por un tubo en un disco muy divertido.

STAR MAFIA BOY - Adicto A La Pelea: El madrileño nos regaló este año un puñado de buenas canciones con la garra e intensidad acostumbradas.

WATTS - The Black Heart Of Rock & Roll: Esta banda de Boston nunca decepciona, siempre a medio camino entre el rock más clásico y la fiereza punk.

THE NEW ROSES - Dead Man's Voice: Estos teutones saltaron a la fama con un tema de su anterior disco incluido en la BSO de Sons Of Anarchy y en su segundo trabajo confirman las buenas sensaciones de su debut.

D GENERATION - Nothing Is Anywhere: La vuelta de unos míticos del punk neoyorquino
 fue sin duda uno de los acontecimientos musicales del año.

DRIVE-BY TRUCKERS - American Band: Los de Georgia lanzaron en 2016 un álbum que constituye un fiel documento de la convulsa realidad estadounidense hoy en día.

KURT BAKER COMBO - In Orbit: Un nuevo pildorazo de power pop y rock & roll de la mano de este chico de Portland afincado en Madrid.

THE CULT - Hidden City: Ian Astbury y los suyos dejándonos otra entrega de rock oscuro y profundo.

WILLIE NILE - World War Willie: Rock sencillo y de inspiración songwriter para un clásico.

ROBERT PEHRSSON'S HUMBUCKER - Long Way To The Light: El rock sueco se ve representado en esta lista por el magnífico LP de este reputado y experimentado guitarrista.

WOLFMOTHER - Victorious: La regeneración de los australianos nos regaló más dosis de su contundente y setentero hard rock.

THE BREW - Shake The Tree. El inusual combo facturó uno de los mejores discos de este año.

CHARLES BRADLEY - Changes: Este soul man volvió con otro ejemplo de la calidez y sinceridad de su magnífica voz.

GREG «PREVOST» STACKHOUSE - Universal Vagrant: El ex frontman de los Chesterfield Kings lanzóhace un par de semanas nuevo disco. Una brutal mezcolanza de blues rock & roll.

En fin, esta es mi lista, pero tampoco quiero olvidarme de otros discos que este año me han gustado, lo último de Glenn Hughes, Dead Daisies, Bob Dylan, Ming City Rockers o The Fleshtones, por poner unos ejemplos.

Por último quisiera cerrar esta última entrada del año con un sentido homenaje a Rick Parfitt, guitarrista de los geniales Status Quo, que falleció este pasado sábado.

Status Quo - Mean Girl

P.S.: Feliz año a todos y Rockin' Good, Peanuts!

viernes, 16 de diciembre de 2016

OÍR PARA CREER



La formación original de Guns N' Roses se ha reunido para una gira (bueno, realmente este dato es inexacto, pues faltan Izzy Stradlin y Steven Adler, incluso hubiera sido más justo que tocaran sus sustitutos Gilby Clarke y Matt Sorum). El caso es que este tour está siendo la comidilla del mundo del rock y yo todavía no me he decantado por dar rienda suelta al fan que está encantado por que los viejos héroes se reúnan o al desconfiado que ha visto a muchas bandas juntarse sólo por la pasta  y arrastrarse por los escenarios.
De lo que sí estoy seguro es de cuánto me gusta el debut en solitario de Duff McKagan, un disco nacido en el año 1993, cuando la banda aún no se había separado (yo me niego a llamar Guns N' Roses a todo lo que ocurrió cuando Slash y Duff claudicaron) y que significó un soplo de aire fresco ante el colosal despropósito en el que se estaba convirtiendo el combo angelino.

Lo primero que hay que decir de este Believe in me es que se nota que es un disco en solitario, pese a contar colaboraciones de sus compañeros de banda, y eso en este caso no resulta nada malo; alejado de la obligación de contentar a los millones de fans de los Guns, Duff da rienda suelta a todo lo que lleva dentro de sí mismo como músico, letras personales y una amalgama de estilos que sorprendería a aquellos que, acertadamente, consideraban a McKagan la parte más punk de su banda madre, eso se demuestra en temas como «Just not there», la muy gráfica «Punk rock song» o el tema título, dentro del rock más convencional situaríamos «I love you», «Man in the meadow», «Swamp song» (con Jeff Beck enorme a la guitarra) o «Trouble», el dueto con Sebastian Bach, de Skid Row; pero también están los guiños industriales de «Fucked up (Beyond belief)», un funk rock, «The majority», denso e intenso que dejaría a los RHCP a la altura del betún en el que colabora Lenny Kravitz y que está dedicado a Tipper Gore, esposa del por entonces vicepresidente de los USA y presidenta del PMRC, es decir, los autores intelectuales de la famosa pegatina de Explicit lyrics que pobló los discos de rock hastahace relativamente poco, o un delirante «Fuck you» con el por entonces famoso Doc Newman rapeando para llegar a un estribillo gamberro y etílico. También existe tiempo para la relajación, canciones como «Could it be you» (nada que ver con «You could be mine»), una hermosa mezcla entre Hammond y melotrón, la balada « Ten years» y «Lonely tonite», que cierra el LP con ecos blueseros y jazzísticos.

Después de Believe in me y tras la marejada que se llevó por delante a G'N'R, Duff siguió su carrera en solitario y colaborando en diversos proyectos, unos mejores, otros peores, pero si uno realmente quiere conocer a fondo, y alejado de las enormes sombras de Axl y Slash, a este ejemplar músico, este es el disco.

Duff - Believe in me (Deezer)

viernes, 9 de diciembre de 2016

TANGLED UP IN BLUES



Mi primer contacto con el blues ocurrió cuando yo ni siquiera sabía que había un estilo musical que se llamaba así. Me extrañaba que la serie Hill Street Blues aquí se tradujera como Canción triste de Hill Street, pues en aquel momento, con ocho o nueve años, la palabra inglesa blue significaba «azul» y sólo eso, así que me rechinaba que tradujeran así una expresión que creía iba dirigida al color de los uniformes de policía (lo cual no era del todo falso, pero sólo era una parte de un juego de palabras). Años más tarde, cuando comencé a interesarme por el rock & roll en sus diferentes vertientes, me fui acercando al blues gradualmente, todo empezó con los arrebatos blueseros de bandas favoritas como los Stones, Doors, Zeppelin, Eric Clapton o ZZ Top, después me sumergí en grandes del estilo como B.B. King, Stevie Ray Vaughan, Muddy Waters o Howlin' Wolf, para retrotraerme a los míticos del Delta como Charley Patton o Robert Johnson y conocer concepciones más modernas como las de Johnny Lang, Vargas Blues Band o Deltonos o las diferentes aventuras del gran Gary Moore tras dejar de lado el hard rock.

Total, que así fue como me imbuí del estilo de esa música, indudable precursora de cualquier variante de rock y, por si a alguien se le hubiera llegado a olvidar, ahora los Rolling Stones lanzan un disco, el primero en un montón de años, dedicado a interpretar covers de artistas de blues americanos que tanto les influyeron en sus comienzos; así, grandes del género como Little Walter, Willie Dixon, Magic Sam o Eddie Taylor vuelven a la vida en las manos y las voces de unos Stones que suenan sorprendentemente frescos e inspirados bajo los efluvios de sus maestros, Richards y Wood pletóricos con unas guitarras que destilan sabor añejo, un Charlie Watts infalible a la batería y un Jagger estupendo a la armónica y meritorio a la voz, aunque quizá no sean estas las canciones más adecuadas para su timbre vocal.

Temas como «Commit a crime», «I gotta go»,  «Ride 'em on down» o «Hoo doo blues», sólo por citar algunas, nos devuelven a dos leyendas, la de los Rolling Stones, que siguen siendo la mejor banda de la historia cuando se remangan y se ponen con lo que mejor saben hacer y la de estos impresionantes músicos y compositores que se dedicaron, con o sin ayuda del diablo, a sangrar melodías y tristes historias anegadas en un mar de alcohol jalonado con corazones rotos y mujeres que se van.

The Rolling Stones - Blue & Lonesome

sábado, 12 de noviembre de 2016

LARGO CAMINO HACIA LA LUZ



En la dosis del 24 de julio del 2015 ya le dimos cabida en el universo de la Nicotina Eléctrica a este habitual de la escena rocanrolera sueca y su álbum debut. Más de dos años después el ex-Imperial State Electric y ex-Thunder Express retoma la carrera discográfica con Long way to the light. Un álbum lleno de energía positiva en el que vuelve por la senda marcada por su ópera prima, es decir, el high energy tradicional de los grupos surgidos en el país escandinavo pasado por el tamiz del buen rock setentero sumándole esta vez una porción de influencia del gran Tom Petty, quizá motivada por la versión que Robert editó en 7" de «I need to know» hará cosa de un año, el caso es que temas como «Distant bound» o «The somber sleeps» recuerdan al genio de Florida. El único pero que se le puede poner a este Long way to the light es que se hace corto, nueve temas cortos producidos por el amigo de Robert, Nicke Andersson, líder de Hellacopters e Imperial state electric, entre otros.
En resumen, una breve pero intensa sesión de rock & roll de la mano de uno de los buenos.

Robert Pehrsson's Humbucker - Long way to the light (Deezer)


viernes, 28 de octubre de 2016

ELÉCTRICOS Y A MUCHA HONRA



La publicidad siempre ha ido de la mano de la música, guste o no; ha habido canciones cuyo éxito ha venido propulsado por su aparición en algún spot -por ejemplo, «Bohemian like you» de Dandy Warhols o «Are you gonna be my girl?» de Jet, empleadas por la misma compañía de telefonía móvil - pero también la inclusión o el intento de destinar una canción a fines publicitarios han sido objeto de polémica, casi siempre relacionada con la autenticidad y la personalidad de los autores (baste ver los casos de los Doors con «Light my fire», Dead Kennedys con «Holiday in Cambodia» o Tom Waits con «Innocent when you dream», por citar unos pocos). Digo esto porque el texto de hoy viene dado gracias a un anuncio que vi en un rato de esparcimiento televisivo, el comercial en cuestión era de una compañía aérea de bajo coste, el spot no era gran cosa , lo típico de una chica viajando por diferentes sitios con las caracterizaciones esperadas, pero lo que sí atrajo mi atención era la música, un frenesí guitarrero de hard rock a tope, se trataba de «Lil' devil», uno de los temas estrella del asombroso Electric de The Cult.

Aunque su predecesor Sonic temple es posiblemente el álbum más exitoso y celebrado de la banda de Ian Astbury y Billy Duffy, yo personalmente siempre he preferido Electric, el álbum que apartó a los ingleses del camino pseudogótico y new wave para introducirlos en el rock tocado con el volumen a todo trapo. Un disco que cambió para siempre la trayectoria del grupo.

En este disco se reconocen tres deudas esencialmente: Rolling Stones, AC/DC y The Doors, o más concretamente Jim Morrison, principal influencia del vocalista, no en vano Astbury ocuparía el lugar de Jimbo en varios conciertos de reunión de la banda californiana.
Respecto a la querencia por los sonidos de la banda de Richards y Jagger o el combo de los hermanos Young, baste escuchar el inicio del disco con «Wildflower» para notar ese rock & roll cadencioso y sucio de los australianos, una máxima que se repetirá a lo largo de todo el disco, pero la magia stoniana aparecerá en temas como la antes citada «Lil' devil», «Electric ocean» y sobre todo, el hit single «Love removal machine», con un riff muy parecido a «Start me up». Dentro del hard rock más clásico ubicaríamos (¡faltaría más!) la versión del «Born to be wild» de Steppenwolf, el disco se cierra con un bluesero «Memphis hip shake».

Ignoro si para los fans de la época anterior de The Cult este disco supuso un colapso y su aceptación -Yo apenas tenía diez años por entonces-, pero sí puedo decir que la primera vez que yo lo oí me pareció un discazo supino y que aún hoy, aunque tenga que recordármelo la televisión, me parece una obra muy recomendable y muy reivindicable.

The Cult - Electric (Deezer)

miércoles, 26 de octubre de 2016

MEJOR SOLOS QUE CON DAN AUERBACH



Nunca me han gustado los productores estrella, creo que muchos de ellos han sido un lastre importante para los discos en los que han trabajado a base de querer imponer su propio sonido sin importarles el faltar a la identidad y características de la banda. El tristemente desaparecido Scott Weiland se pronunció en términos parecidos hablando de la frustrada sociedad entre Rick Rubin y Velvet Revolver, comentando que el barbudo productor simplemente quería que Slash y los demás depositasen sus grabaciones en el estudio y le dejaran hacer sin tener en cuenta el parecer de los propios músicos.

Parece que a esta plutocracia del sonido formada por nombres como Rubin, Butch Vig o Bob Rock, entre otros como Nigel Walker a un nivel más modesto, tenemos que añadir el nombre de Dan Auerbach, líder de Black Keys y que se ha puesto a los mandos del estudio en el último trabajo de Pretenders hasta la fecha, Alone.

Vaya por delante que a mí no me desagradan los Black Keys, no me parecen la maravilla que algunos pregonan, pero tengo buen concepto de su música. Lo que no es de recibo es que pretenda trasladar este sonido a la banda de pop-rock británico más arquetípica que uno recuerda y que la urgencia y guitarras enérgicas pero sencillas de «Precious», «Back on the chain gang» o «The wait» sean sustituidos por guitarras pesadas y gruesas al estilo blues americano («Alone», «Gotta wait») y ejecuciones que llegan a acariciar por momentos los sonidos que han puesto de moda todas estas bandas indie tan espantosas que hacen canciones basadas en el country y el folk («Roadie man», «Let's get lost»), incluso la canción que cierra el disco, «Holy commotion», recuerda al hype de la banda de Auerbach, «Lonely boy», quién sabe si con ánimo de captar nuevos adeptos en otro tipo de públicos.

Por supuesto, este despropósito no es únicamente culpa del de Ohio; Chrissie Hynde, cabeza visible de la banda londinense y única voz autorizada, ha sido la responsable de elegir al productor y ella sabrá el porqué, si la idiosincrasia de Pretenders ya no le importa lo más mínimo o si prefiere guardar ese sonido para su carrera en solitario ( su debut del 2014, Stockholm, sonaba mucho a pop rock vitamínico), el caso es que el error y la falta de lealtad a los incondicionales son mayúsculos.

Alone saldrá oficialmente a la venta pasado mañana. Para entonces espero haberme olvidado de él...

jueves, 20 de octubre de 2016

FILTHY LUCRE: POPSMEAR



En ocasiones he comentado la revolución que constituyó el alzamiento del rock alternativo -encabezada por las bandas denominadas grunge-, que supuso un duro golpe para las formaciones exitosas de la década anterior, y cómo hubo bandas que en un patético intento por amoldarse a aquella actualidad intentaron grungerizar su música (Slang, de Def Leppard y Waiting for the punchline, de Extreme, serían los casos más sangrantes). También escribí en otra entrada sobre Demolition 23, proyecto del gran Michael Monroe que no recibió la consideración merecida. Lo que se me olvidó mencionar es que esta práctica de formar nuevos grupos tuvo cierta habitualidad durante la década de los noventa entre músicos que hubiesen alcanzado la fama en decenios anteriores, como la unión del guitarra de los Sex Pistols, Steve Jones, con miembros de Guns N' Roses dando forma a los Neurotics Outsiders o la banda protagonista de hoy.

Phil Lewis, vocalista de los L.A. Guns, se encontró en una encrucijada; ante la pujanza de los oscuros sonidos llegados del norte del país, su banda decidió tomarse un descanso para meditar hacia dónde conducir su situación. Lewis debió pensar que a problemas complicados, soluciones simples, y así se decidió por montar un nuevo proyecto con el guitarrista de Sid Vicious, London Cowboys y The Idols, entre otros, el mítico músico punk Steve Dior. Llamados como una canción de los Sex Pistols que L.A. Guns solían versionar, «Filthy lucre», esta banda lanzó al mercado un único disco titulado Popsmear.

Lo primero que uno escucha en este LP sorprende, se trata de «Ariata» una intro de poco más de un minuto y medio, de ritmo lento, bajo machacón y voz y guitarra distorsionadas fronteriza con el grunge. Por suerte, se trata de un juego que tendrá poca continuidad, «Out of control» inicia las hostilidades con un riff superacelerado y fronterizo entre el punk y el hard rock para dar paso a «Black Cadillac», puro y genuino sleazy californiano. «Baby I want» también tiene ciertos ecos noventeros por su ritmo lento y enfermizo y la preponderancia dela sección rítmica deMC Bones y Sasha Krivtsov, pero da paso a la joya stoniana y contundente que es «Hollywood», diversión y perversión en poco más de cinco minutos.
«Milk my money» es otra demostración de cock rock digna de la banda de la que procedía Lewis o los mismísimos Mötley Crüe y nos lleva hasta «Brand new deal», que amaga con noventear con un inicio parecido a «Ariata» pero rompe a hard rock puro y duro. El punk retorna de la mano de «Suksex», claramente influenciada por Dead Boys o Ramones y continúa con «Can't kick», canción compuesta por Steve Dior y Johnny Thunders en la época en la que el guitarrista frecuentaba al genio neoyorquino.
La guinda la pone «Ladbroke grove», con cierto groove reggae y estribillo inequívocamente pop.

Phil Lewis comentó en una entrevista que este proyecto le sirvió para volver a todo aquello por lo que se había hecho cantante de rock & roll, los ensayos, grabaciones y conciertos tomando tequila, girar en camioneta y tocaren garitos de mediana capacidad. Quizá esa sea la mejor definición que se pueda dar a este trabajo: Rock simple, enérgico y sin complicaciones.
Nada más y nada menos.

viernes, 14 de octubre de 2016

AGITANDO EL ÁRBOL DEL BIEN Y DEL ROCK...



Este 2016 está resultando muy prolífico en lo que a lanzamientos discográficos se refiere, otra cosa es la calidad de los mismos; la verdad es que salvo alguna cosa como A todo que sí de Los Zigarros, The black heart of rock & roll de Watts o Dead man's voice de The New Roses, la mayoría de novedades de este año me resultan bastante insulsas; la unión entre Iggy Pop y Josh Homme no me convencía y Post pop depression me ha hecho reafirmarme en mi opinión, Cheap Trick siguen sonando divertidos pero sus canciones se me hacen bastante repetitivas, Green Day han vuelto a sonidos más punk tras todo este trasiego que, a partir de American idiot, les llevó por un periplo de conceptualismo y canciones de siete minutos, mas, aunque aplaudo la concisión y sencillez de sus nuevos temas, se me antoja que este cambio llega tarde. Imperial State Electric han facturado un trabajo plano y bastante pobre si lo comparamos con los dos primeros discos de la banda, lo que, a mi entender, muestra que esta formación está completamente agotada y carece de sentido ante las cada vez más frecuentes reuniones de Hellacopters.

Dentro de  lo que sí me ha gustado, y mucho, está nuestro LP protagonista de hoy, el altamente recomendable Shake the tree de los británicos The Brew; una nueva lección de blues rock grueso, contundente y musculoso que nos retrotrae a finales de sesenta y principios de los setenta, aunque con una producción mucho más moderna y cuidada que en obras anteriores. Aquí los temas suenan frescos y actuales en la voz y guitarra de un Adam Barwick terriblemente inspirado y perfectamente secundado (a veces incluso superado) por la base rítmica que conforman los Smith. Temas como «Knife edge», «Rock & roll dealer», «Name on a bullet» o la hipnótica «My Juliet», que cierra el disco, hacen de este Shake the tree  una escucha muy agradable que reafirma  la sensación de que The Brew son una pedazo de banda en la que el hecho de que bajista y batería sean padre e hijo, respectivamente, no deja de ser anecdótico ante la cantidad de buenas canciones y grandes discos -¿cómo olvidar aquel fabuloso A million dead stars?- que han dejado para la posteridad.
Rock con mayúsculas y a todo trapo.

The Brew - Shake the tree (Deezer)


viernes, 7 de octubre de 2016

VODEVIL DE DISTORSIÓN



Dust Bowl Jokies  son un quinteto sueco que debutó en 2011 con el LP del que vamos a hablar hoy, un disco que se aparta un poco del estereotipo de rock del país de Ibrahimovic para bucear en un hard rock sleazy más convencional, menos Nomads, Union Carbide Productions o TSOOL y más Aerosmith, Kiss, Hanoi Rocks y ligeros toques southern blues que recuerdan a los Poison de Native tongue.

Este Cockaine Vaudeville constituye una selección de trallazos más que adecuados para disfrutar mientras uno toma unos espirituosos, sale de noche o cualquier otra cosa lasciva y decadente; temazos como «Hoodoo Voodoo Allstar», «Boots on, rocks off» o «Whore of baylon» están absolutamente impregnadas de electricidad, nocturnidad y vicios de todo tipo y harán disfrutar los amantes de los riffs de ojo pintado y botella de Jack Daniel's...

Dust Bowl Jokies - Cockaine Vaudeville (Deezer)

jueves, 22 de septiembre de 2016

NOSTALGIA DEL DIÉSEL



Los ochenta. Denostados por unos y alabados por otros, y no me refiero únicamente a toda esta moda del Yo fui a EGB y demás chuminadas. Más allá de las nostalgias infantiles y los prejuicios contra una estética, digamos, diferente, esta década siembra controversias entre aquellos que abrazaron el desenfado y hedonismo de la música de esa época y aquellos que reniegan de estas cualidades y abogan por enaltecer décadas anteriores y posteriores.
Como casi siempre, las cosas no son negras o blancas, si bien es cierto que los ochenta no resisten comparación con la dualidad sesenta-setenta, que fue la era de la mayoría de obras maestras de la música popular, y que los noventa resultaron mucho más interesantes sónicamente hablando, no deja de haber cosas dignas de mención dentro de la saturación de artistas poco destacables que lograron la fama entonces.

Érase una vez en Australia un joven nacido en América pero, como tantos otros, emigrado con su familia al país de los canguros llamado Mark Dennis Lizotte que, ante el poco gancho comercial de su nombre verdadero fue conocido musicalmente como Johnny Diesel. Lizotte creció a lo largo de la década de los ochenta con un sueño muy propio de los adolescentes de esa época (y de todas, realmente): ser una estrella de rock & roll. Para ello completó una singladura digna del protagonista de alguna de esas edulcoradas películas juveniles que predominaban en aquellos tiempos; comenzó montando un grupo con sus amigos del instituto y fue medrando hasta conseguir cierta notoriedad en 1986 con una banda de hard rock llamada The Angels, cuyo álbum Don't go looking back pegó con cierta fuerza en Oceanía.
Tras la separación de The Angels, nuestro protagonista de hoy se decidió a encabezar un proyecto basado en sí mismo como cabeza visible y en las canciones que llevaba tiempo componiendo. Se rebautizó como Johnny Diesel (nombre sacado de una anécdota vivida cuando trabajaba en una estación de servicio) y reclutó a una serie de músicos a los que llamaría The Injectors. Esta banda experimentó un rápido crecimiento que alcanzó su cénit en 1988 con la publicación de su debut homónimo.

Cuando uno ve la portada del Lp de Johnny Diesel & The Injectors no puede pasar por alto la similitud entre la imagen de Johnny y la de Joe Strummer, pero realmente se trata de una mera similitud (forzada o no) a nivel visual, la música de Diesel no tenía nada que ver con The Clash ni con ninguno de los otros proyectos de Strummer, Johnny Diesel & The Injectors sonaban a rock típico de los ochenta, melódico, muy básico en cuanto a riffs se refiere y con presencia reseñable de saxofón y piano... Deberíamos entonces aludir a estos aussies como eruditos del Springsteen más mainstream o como la respuesta australiana a Bryan Adams. Así lo demuestran temas con tanto gancho como « Get ya love», «Soul revival», «Don't need love», «Lookin' for love» o «Parisienne hotel», con esa épica melódica de las canciones ochenteras que podían servir de banda sonora de cualquier blockbuster cinematográfico o televisivo de la época, también hay acercamientos al blues light en «Cry in shame», «Fire without a flame» o la instrumental «Thang». Por supuesto, tampoco falta la proverbial balada, «Since I fell for you», con aires fifties, digna de cerrar el baile de graduación de cualquier instituto anglosajón.

Este primer disco fue realmente celebrado hace casi treinta años y hará las delicias de aquellos que se acerquen a él sin prejuicios y siendo ecuánimes con lo que es, un ejercicio de entretenimiento...
...como lo fueron los ochenta.

Johnny Diesel & The Injectors

viernes, 9 de septiembre de 2016

ARLEQUINES DE CUERO



Dicen que si recuerdas los setenta es que no los viviste y que si recuerdas los cincuenta es que eres demasiado viejo. No sé qué opinión tienen Jeremy and the harlequins de los setenta, pero está claro que en cuanto a los cincuenta se refiere estos neoyorquinos pasan de dichos y clichés; ignorando el punk o el rock lo-fi, Jeremy Fury y sus secuaces basan su música en los tratados de Sam Perkins, Johnny Burnette, Eddie Cochran, el Gene Vincent (como diría Johnny Roqueta) o el mismísimo Elvis Presley.

Jeremy and the harlequins debutaron con un LP, American dreamer, con notables canciones que se movían entre la chulería y el rock & roll de «Trip into the light», canción que aparecería en la atroz película Al filo del mañana, protagonizada por el también atroz Tom Cruise al sentimentalismo tontorrón de «Right out of love» o «You're my halo», con sus coros doo-woop, pasando por el tema estrella del disco y mi favorito, «Cam girl», puro rock adolescente, los toques country a lo Johnny Cash en «Moonlight» o el cierre en medio tiempo de «Sunlight in the rain».

American dreamer es un disco que remite a coches trucados, carreras ilegales, faldas largas, tupés, paseos por la playa y bailes con camisa de chorreras, cuyo espíritu continúa Into the light, segundo disco de reciente aparición y que ahonda en la vena cincuentera de esta interesante banda.

Jeremy & the harlequins - American dreamer (Deezer)

viernes, 2 de septiembre de 2016

THE TIP: ROCANROLEANDO EN LA TUMBA DEL MARINERO



Esta banda de Nashville podría ser el resultado de un ayuntamiento, en el sentido carnal de la palabra, entre Blackberry Smoke y Buckcherry o, retrotrayéndonos a lo más genuino, entre los Black Crowes y Guns N' Roses. Dada su proveniencia no es extraño que los sonidos más genuinamente americanos formen parte de su repertorio, aunque lo que estos cuatro gamberros realmente practican es un rock & roll agresivo, sucio y pegajoso en el que los toques blues y americana no hacen sino ahondar en la pegajosidad infecciosa de sus composiciones.
Debutaron en 2015 con un disco homónimo que incluía once cortes entre los que encontrábamos trallazos como «Outta control», «Ride tonight» o «More, more, more», ejercicios de hard-blues-rock con toques sleazy.

Hace menos de un mes vio la luz Sailor's grave, su segundo LP, que ahonda en su estilo, quizá más orillado hacia el southern y el blues, pero igualmente cañero con temas como «Rock & roll heaven», «Can you smell the money», la stoniana «Bad karma», la feroz «Whiskey and coke», que recuerda a los Mötorhead más rocanroleros o el blues etílico del tema título.

En fin, que si de verdad disfrutas con el buen rock de corte afilado y bluesero y entre tus gustos andan gente como Ted Nugent, AC/DC, Aerosmith, Mötley Crüe, Grand Funk, Cinderella o las bandas citadas al principio de esta entrada, deberías darle una oportunidad a The Tip, seguro que no te defraudan.

The Tip - Sailor's Grave (Deezer)

martes, 26 de julio de 2016

ALMA NEGRA Y PURA DE ROCK & ROLL



En una entrada de noviembre de 2014 me referí a esta banda a la que descubrí de forma azarosa. Ahora los Watts acaban de editar el que constituye su cuarto LP, titulado The black soul of rock & roll y continúan esa progresión iniciada en su debut One below the all time low y continuada en On the dial y Flash of white light, una singladura basada en riffs rítmicos y contundentes formando temas contundentes y muy directos. Pues este The black soul of rock & roll va de lo mismo pero amplificado y mejorado. Desde el primer tema, el que da nombre al disco, los de Boston dan una clase magistral de conocimiento y dominio del rock clásico en el que se dan las manos los Stones, AC/DC, Aerosmith, Status Quo, Cheap Trick o Ramones con temazos como el single «Up all night», la insinuante «She's so electric», la poderosa «Stage fright», la muy bailable «Fast & loose» o el enérgico cierre de «Bring on the lights», sólo por citar unas pocas porque el álbum completo es muy bueno y el detalle de que cada miembro lleve el peso vocal indistintamente en uno u otro tema les aporta un toque de originalidad.

Siempre me he preguntado si esta banda eligió su nombre como homenaje al gran Charlie, batería de los Stones o por la unidad de potencia, ambos serían plausibles porque es evidente y reconocida la influencia de los Stones en su música y porque la potencia y energía con la que tocan también es evidente e indiscutible.
No os los perdáis.

Watts - The black soul of rock & roll (Bandcamp)

jueves, 16 de junio de 2016

BACKSTREET GIRL, SHE WAS LIVIN' IN A BACKSTREET WORLD



Si me refiero a una banda llamada Backstreet girls, la gente puede pensar dos cosas: a) que el nombre busca parodiar a aquella horrible boy band de los 90 o b) se trata de una banda formada por mujeres. Pues no y no. Los Backstreet girls se formaron en 1989, cuando aquellos muchachos tan viriles y juerguistas aún cursaban estudios primarios y sus componentes son cuatro hombres; además son noruegos, pero nunca han estado demasiado cercanos a la escena escandinava, quizá porque han sonado siempre muy americanos.
Buena prueba de esto fue su álbum de 2002, Black boogie death rock & roll, un compendio de hard rock sleazy, glam y punk que bien pudiera haber sido perpetrado en Los Ángeles, con ecos de The Joneses, Mötley Crüe, Kiss y NY Dollls. El disco contiene temas que van directos a la mandíbula como Hard attack, la fiereza punk de Teenage rumble, la guitarrera y canalla Boogie my life away o la marchosa I told ya. 
Además, este mini-LP viene acompañado de seis de las canciones más notorias de la banda grabadas en directo para poder conocer mejor a estos cuatro tipos que practican un rock & roll sucio y sin concesiones dedicado a divertir y pervertir al personal y estupendo para disfrutar del fin de semana.

Backstreet girls - Black boogie death rock & roll


viernes, 10 de junio de 2016

HEAVEN OR HOLLYWOOD



Uncle Sam fue un cuarteto norteamericano que operó durante la primera parte de los ochenta y principios de los noventa y pasó con más pena que gloria para el gran público, sobre todo en Europa. Es difícil especular con cuál fue la razón de que Uncle Sam no llegaran a tener al menos una cierta notoriedad como otras bandas bandas de un pelaje aproximado tipo Pretty Boy Floyd, Warrant, Winger o Tyketto (Guns N' Roses, Mötley Crüe o Cinderella simplemente eran mejores), y más casi treinta años después de la aparición de su debut discográfico, pero a mí se me ocurre alguna opción tras escuchar su primer disco, Heaven or Hollywood.

Uncle Sam eran una banda que tenían un fuerte componente punk, sí, ya sé que muchas bandas de aquello que se dio por llamar sleazy tenían cierto deje punk pero en la mayoría de las bandas esta influencia no iba más allá de algún toque a lo Sex Pistols, un coro ramoniano o una melodía a lo New York Dolls (que no deja de ser rock stoniano recrudecido); sin embargo, los Uncle Sam poseían más referentes dentro del punk y más oscuras, en Heaven or Hollywood se adivinan guitarras contundentes a lo MC5 en el primer tema, «Live for the day», la oscuridad melódica de Lords of the New Church en «The candyman», reminiscenciasde Iggy Pop y sus Stooges en «Alice D.», la línea de bajo y las destartaladas guitarras de «Don't you ever» suenan a Londres en el 77' y se mezclan con un estribillo típicamente hardrockero, el tema título cierra el álbum con ecos de los Clash y «Don't be shy» podría ser una muestra de cómo serían las canciones de Ramones si estos hubieran procedido de cualquier barrio de Los Ángeles. Por otro lado, « All alone», «Peace of mind, piece of body» y «Under sedation» constituyen la parte más sleazy-glam del disco.

En resumen, que Uncle Sam, más que ser una banda de hard rock con influencias punk, era una formación punk con toque hard rock, y posiblemente eso les apartó del mundo MTV y las fórmulas rock más convencionales de aquella época, sin embargo, este Heaven or Hollywood y su sucesor Letters from London, son dos buenos discos que merecen al menos una oportunidad de ser escuchados.

Uncle Sam - Heaven or Hollywood


martes, 7 de junio de 2016

¿UN AÑO MÁS?



Hoy se cumple justo un año de esta foto, del ascenso del Sporting.¿Qué ha cambiado?. Bueno, lo primero es que esta plantilla, dando otra lección de coraje y competitividad, ha conseguido mantenerse en primera división pese a seguir partiendo con desventaja frente al resto de clubes de la liga. 
¿Cuáles han sido las consecuencias? Pues la certeza de que el tiempo en el Sporting es un círculo plano y todo se repite, los ineptos que gobiernan este club han sido incapaces de conseguir que dos puntales del equipo renovaran y, en otra decisión que me cuesta comprender, se ha aligerado el plantel no renovando a jugadores de la casa que quizá no fueran los más destacados, pero sí aportaron desde la intensidad y el espíritu de lucha impenitente. Ahora nos venden la moto de que se van a fichar en torno a diez jugadores y que la plantilla dará un salto de calidad y, la verdad, esta aseveración me provoca mis dudas; se habla de jugadores jóvenes cedidos por otros clubes como Villarreal, Barcelona o Roma, en el mejor de los casos esa política es pan para hoy y hambre para mañana, si esos jugadores funcionaran bien el Sporting posiblemente conseguiría su objetivo, pero volvería a quedar descabezado mientras los equipos de origen de esos futbolistas recuperarían un futbolista contrastado y con bagaje que poder utilizar o por el que conseguir un dinero en concepto de traspaso. Lo cierto es que cuando le doy vueltas a este tema me hierve la sangre porque no acierto a discernir para qué club trabajan los técnicos del Sporting.

También se está peinando el mercado de segunda división, donde puede haber algún jugador interesante, es cierto, pero no creo que vayamos a encontrar jugadores en la liga Adelante que superen a Álex Menéndez o Álex Barrera en sus posiciones, aparte de que estos dos sean chicos de la casa; que esa es otra, el proyecto de cantera queda relegado porque se lleva gestionando el filial como el culo durante años, fichando cada temporada a cinco o seis tíos de veintitrés o veinticuatro años sin brillantez ninguna para intentar salvar la categoría. ¿Resultado?, que este año no lo han conseguido,el filial se va a tercera sin jugadores interesantes en su plantilla, ya que lo poco bueno que había, jugadores como Juan Mera o Guille Donoso, parece haberse diluido contagiados por la mediocridad del segundo equipo y la falta de oportunidades en el primero.

Otro detalle que me hace pensar en esta reestructuración del Sporting como otro día de la marmota y desconfiar de ese supuesto salto de calidad es que tenemos la experiencia de la anterior etapa, donde contamos con otra plantilla que peleó cada minuto de cada partido en pos del objetivo final y, poco a poco,se fue dando puerta a los Gerard, Matabuena, Sastre o Luis Morán para ir colando a los Eguren, Damián Suárez o Trejo (aquí sé que alguno pensará «este sonado está comparando a Luis Morán con Trejo»,pues sí. Veréis, hijos, Luis Morán fue muy importante en un ascenso y una permanencia- y dejó de serlo por su mala cabeza- mientras Trejo sólo fue importante los domingos en Pola de Siero), pues con los supuestos futbolistas de más calidad nos fuimos a segunda, así que, me repito, esta supuesta mejora de la plantilla me la creeré cuando la vea.

Pero claro, por encima de todo lo antes contado, hay otra razón, la más capital de todas, para moderar el optimismo respecto al Sporting, y es que al frente de la entidad siguen los ineptos y corruptos (o sus herederos) que llevaron a este club a pasar por las mayores penurias de su historia, tanto económicas como deportivas, y que ya han anunciado, al auspicio de los pingües ingresos de televisión para la temporada que viene, una serie de obras y reformas como las que esquilmaron las cuentas en el periplo anterior en la máxima categoría (¿alguien ha dicho hinchar los costes?).

Perdonadme si, basándome en todo lo anteriormente expuesto, recelo del futuro y prefiero revolcarme en la nostalgia de la felicidad por aquel emocionante ascenso, pero es lo que hay ahora mismo. Tranquilos, seguro que se me pasa...

jueves, 26 de mayo de 2016

MORDISCOS MELÓDICOS



A lo largo de la historia de la música, especialmente en el rock, siempre ha existido una lucha entre dos bandas o artistas que han sido erigidos como portavoces o puntas de lanza de sus determinadas épocas o corrientes. Desde la dualidad Stones-Beatles en los sesenta hasta las comparaciones entre Strokes y Franz Ferdinand de principio de siglo XXI, pasando por Led Zeppelin-Deep Purple, Judas Priest-Iron Maiden, Prince-Michael Jackson, Nirvana-Pearl Jam o Blur-Oasis, este bipartidismo (alimentado en gran parte por la prensa especializada y en muchas ocasiones contando con la aprobación de las bandas y su entorno) también tuvo cabida durante la época del punk, sobre todo en Gran Bretaña, y ahí supongo que no habrá dudas sobre las dos bandas más grandes que dio esta vertiente del rock & roll (y no hablo de que fueran necesariamente las mejores) fueron los Sex Pistols y los Clash. Es cierto que los Pistols no dejaban de ser una ruidosa boy band de clase baja, un producto pergeñado por la habilidad de Malcolm McLaren, pero su repercusión y su ascendencia en el mundo de la música es indiscutible. Asimismo también es obligatorio recordar que los Clash compusieron, entre muchas otras cosas de calidad, la que, posiblemente, sea la  ópera magna de toda aquella corriente con London Calling, aparte de estructurar un ideario seguido por gran parte de adeptos de la filosofía punk.
Tras esas dos bandas podríamos discutir cuál fue la tercera formación en importancia de aquella época y ahí sí que creo que las opciones están muy abiertas, algunos preferirán la oscuridad de los Damned, otros se decantarán por la tendencia Oi! de Sham 69 o el propagandismo de Crass,  habrá quien elija a The Boys, The Skids, The Ruts... en fin, que las opciones son múltiples, pero como el encargado de hacer este blog soy yo, voy a deciros que para mí ese lugar corresponde a los Buzzcocks, y de ellos trata la entrada de hoy.

The Buzzcocks son un rara avis en el mundillo punk, el hecho de que su música estuviese más cargada de melodía que el de muchos de sus grupos coetáneos y una estética no tan rompedora les ha acercado más según muchas voces, autorizadas o no, a la New wave o el Power pop. No obstante, y siempre bajo mi prisma, los de Bolton, no sólo por lo temporal sino también por lo sónico (tener mayor sentido de la melodía no les convierte en Chicago, por poner un  ejemplo) siempre han encajado en el arquetipo del punk -qué curioso que una música que se supone luche contra convencionalismos sea tan fácilmente clasificable-.

Love Bites siempre ha sido considerada la obra culmen de los Buzzcocks y en eso estoy muy de acuerdo, sin duda es su disco más redondo, y no es el hecho de que contenga «Ever fallen In Love...», su canción más celebrada, es que todo el álbum rezuma frescura y buen hacer, demostrando que la urgencia no tiene porqué estar reñida con tocar bien. Desde la inicial «Real world» hasta la postrera e instrumental «Late for the train», las guitarras de Pete Shelley y Steve Diggle, unidas a la base rítmica formada por Barry Adamson y John Maher, dibujan un panorama eléctrico un tanto naïf por la sencillez de sus composiciones y la forma de cantar de Shelley, pero tremendamente efectivo a la hora de transmitir su energía casi adolescente.
«Nostalgia», «Just lust», «Sixteen again», la semiacústica «Love is lies», el anteriormente citado hit-single (una vez alguien me la definió como «una canción para hacer pogo con el corazón roto») junto a las demás constituyen un compendio de temas poderosos con onda muy british que vosotros, pobres almas descarriadas, no deberíais dejar pasar un minuto más sin escuchar.
Así que ya sabéis...

The Buzzcocks - Love Bites

viernes, 6 de mayo de 2016

DEMOLITION 23



En 1994 el gran y nunca suficientemente ponderado Michael Monroe acababa de finiquitar un proyecto liderado junto al ínclito Steven Stevens  llamado Jerusalem Slim, de trayectoria discreta y calidad irregular. Tras esta ruptura el bueno de Michael se fue a Nueva York y montó una banda de versiones con el hoy fallecido guitarrista Jay Hening y el batería Jimmy Clark. Tras varios conciertos con un selecto repertorio de covers y la colaboración de invitados ilustres como Sebastian Bach se decidieron a darle una continuidad mayor al proyecto, reclutaron a Sami Yaffa, compañero de Monroe en Hanoi Rocks, como bajista permanente y en unos pocos meses completaron un disco titulado con el nombre de la banda, Demolition 23. El elegido para la producción fue Steve Van Zant, Little Steven, el componente de la E Street Band, encargado de aportar el componente sucio y neoyorquino.

Lo primero que hay que decir de este Demolition 23 es que se sabría de sobra quién es el alma mater del proyecto aunque desconociéramos la identidad de los componentes de la banda, la mezcla de la furia punk, más acentuada en este álbum, con la melodía glam y el desparpajo del rock & roll más callejero nos remite enseguida al finlandés de pelo rubio y figura de maniquí y su voz más grave en los temas más acelerados como «Hammersmith Palais» y mucho más aterciopelada en el melódico medio tiempo «You crucified me», todas ellas con un Hening más que eficiente a la guitarra y una base rítmica muy currada por Sami y Clark, añadiendo además el sonido destartalado y bohemio que precisaba un disco con un componente punk rock tan fuerte como este.

También cabe destacar que junto a temazos como los antes citados o «Dysfuctional» y «Bedtime stories», por poner dos ejemplos, también se incluyen en el disco tres versiones recordando la primera época de la banda, los temas elegidos son «Ain't nothin' to do», de los Dead Boys (no en vano el disco está dedicado a Stiv Bators, líder de los de Cleveland y uno de los mentores de Michael Monroe), «I wanna be loved», del inmortal Johnny Thunders y «Endangered species», de los U.K. Subs. Todo esto convierte a Demolition 23 en un trabajo muy recomendable de rock & roll salvaje y canalla muy recomendable.

La banda no tuvo continuidad más allá de este disco, el panorama rockero estaba totalmente orientado hacia el grunge y esta joya no recibió la atención merecida en su momento, con el tiempo sí se ha hecho cierta justicia con Demolition 23, señalándolo como uno de las aventuras discográficas más interesantes de Michael Monroe...
Y eso es mucho.

Demolition 23 - Demolition23

miércoles, 4 de mayo de 2016

FOX ON THE RUN



El Leicester City ha ganado la Premier League, supongo que  todo el mundo lo sabe. Muchos son los que han aplaudido este logro, calificándolo de «cuento de hadas», «rebelión de un modesto» o «la mayor gesta de la historia del fútbol». Pudiendo ser ciertas todas estas apreciaciones a mí me gustaría tratar más el tema de por qué los Foxes han ganado su liga y el impacto de esta victoria.

Una de las primeras claves es, obviamente, la tristísima temporada que han jugado todos los equipos denominados grandes. Los millones provenientes de los magnates rusos y americanos, los petrodólares, etc. están atrayendo a grandes futbolistas a Inglaterra, es cierto, pero también están contribuyendo a la desnaturalización de un fútbol en el que siempre había primado la consecución del torneo local por encima de las competiciones europeas (ya fuera por la peculiar relación de las islas con la Europa continental o por prestigiar la regularidad semanal en vez de las eliminatorias, sometidas muchas veces a matices y azares) y han convertido en muchos casos a las plantillas de estos clubes en torres de Babel en las que los egos y el afán pecuniario arrasan con la identificación y las ilusiones de los ingleses.

Igual que el punk barrió en Inglaterra y Estados Unidos una variedad de rock que se había convertido en ampuloso, pagado de sí mismo y un tanto plano, el Leicester City pateó el culo de todos estos equipos supuestamente grandes de forma tremendamente atractiva para el espectador. A saber, un grupo de desheredados con un escaso bagaje en el fútbol de élite encabezados por un delantero centro que no hace mucho sólo era un joven pendenciero que jugaba en Quinta División mientras se ganaba la vida como operario en una fábrica; a su lado un muchacho franco-argelino al que nadie había dado una oportunidad en su país para jugar en la máxima categoría, un alfeñique con una zurda de terciopelo que sacaba a pasear en contadas ocasiones, un jugador contracultural en Inglaterra debido a su poco énfasis defensivo y su actitud a veces indolente y que ha acabado siendo el mejor futbolista de esta edición de la Premier; sumadles a un portero al que le había costado horrores encontrar su sitio en el fútbol inglés, quizá coartado por el peso de su apellido, el de uno de los mejores guardametas que se recuerda, un central alemán que iba para estrella y se había quedado en muy poco y un grupo de jugadores que querían demostrar que tenían nivel para estar en la Premier League. Por si esta mezcla no fuese bastante habría que aderezarla con un entrenador italiano en horas bajas. Ya tenemos todos los ingredientes para una historia de superación con tintes hollywoodienses.

Ranieri ha sido clave en esta victoria esencialmente por dos razones, la primera es la táctica, en una liga con un nivel sistemático bastante pobre en la que los equipos se parten con facilidad y los partidos se convierten en correcalles con bastante asiduidad, el Leicester ha resultado tan contracultural como su estrella Mahrez pero por distintos motivos, el cuadro del entrenador romano ha hecho gala de una solidez pasmosa basada siempre en un rigor defensivo innegociable, un equipo férreo que debía jugar siempre muy junto para no dejar espacios, el objetivo era no encajar para ganar los partidos por medio de las ensoñaciones de Mahrez con el balón y la contundencia de un Vardy reencarnado en el «Piojo» López de la era valencianista de Ranieri, aparte de una más que notable solvencia en las jugadas a balón parado.
El otro gran éxito de Claudio ha sido su gestión del grupo a nivel humano, hechos como el de invitar a sus chicos a pizza cuando dejaban la portería a cero, dejarles beber cerveza en el autobús cuando Vardy superó el récord de Van Nistelrooy o interceder ante el propietario del club para que les cediera a los futbolistas su avión privado para irse de fiesta a Copenhague disfrazados de superhéroes, contribuyeron a unir aún más a un vestuario que aprendió a convivir con la presión en un ambiente distendido y apacible. Esta configuración astral junto al hecho, no lo olvidemos, de que varios futbolistas han rendido por encima de su nivel real fue suficiente para que el Leicester se convirtiera en campeón anteayer tras el empate del Tottenham en Stamford Bridge.

El impacto del título logrado por los «Foxes» y la simpatía, la ilusión y el cariño que han despertado por todo el orbe sirve para refrendar los valores de aquellos que pensamos que otro fútbol es posible, que por encima de balones de oro, cifras de goles, traspasos millonarios, magnates, jeques, constructores auspiciados por poderes fácticos y demás, están los valores sencillos, el trabajo, la humildad, el compañerismo y la ilusión de ir a un estadio a ver a un equipo que verdaderamente representa lo que tú eres. Por eso, muchos guardaremos el recuerdo del Leicester de la 2015-2016 junto a hitos como la liga y copa de Europa conquistadas por el Nottingham Forest del inmortal Brian Clough, el título del Hellas Verona en 1984, la Camerún de Italia 90, el retrato de aquel entrenador que se jugó el bigote (nunca mejor dicho) contra molinos que aparentaban ser gigantes pero que aquel moderno Quijote consiguió derrotar o los niños que tuvieron que crecer a marchas forzadas para ascender a primera, salvando a su club del abismo al que lo habían empujado sus dirigentes, mezquinos, corruptos y mediocres.

Por haberle enseñado todo eso al mundo, gracias, Leicester City.

Queen - We Are The Champions


jueves, 21 de abril de 2016

A TODO QUE SÍ



Es normal que en un blog llamado Nicotina Eléctrica siempre haya una atención especial para una banda llamada Los Zigarros, pero lo cierto es que los valencianos se han ganado con creces su aparición en este espacio a guitarrazo limpio.
Lo cierto es que el segundo disco de la banda de los hermanos Tormo me había generado gran expectación, el primero me gustó mucho y esperaba ávido su continuación (también con cierto temor a llevarme una decepción), el single adelanto, "Dentro De La Ley", disipó mis dudas de un plumazo, era un trallazo en toda regla y, ahora que he escuchado el disco entero, opino que debemos felicitarnos porque Los Zigarros nos han regalado una colección de canciones que suenan como un cañón, es cierto que el grupo ha perdido cierta urgencia (que no frescura) comparando con su álbum debut, pero eso no tiene porque ser malo, simplemente demuestra que este tiempo dando tantos conciertos les ha hecho coger tablas y madurar un poco las composiciones, pero no preocuparse, esto no es un disco de Pink Floyd o Frank Zappa,esto es un disco de auténtico y puro Rock & Roll, en el que se atisban ecos de AC/DC, Stones, Los Rodríguez, Bob Seger, Status Quo o Ramones, todo ello con el sonido característico de la banda producida por Carlos Raya.

Lo nuevo de Los Zigarros es, en definitiva, una obra lasciva, festiva, pegajosa y marchosa con canciones como el tema título, la anteriormente citada "Dentro De La Ley", "Resaca", "Contra La Pared" y otras tantas que os harán saltar, mover el culo y sobre todo decir "A Todo Que Sí".

Los Zigarros - A Todo Que Sí (Deezer)

martes, 12 de abril de 2016

...Y EL ABISMO TE DEVUELVE LA MIRADA



Manolo Tena nos dejó ayer hizo una semana, han sido días de homenajes, panegíricos y lisonjas que nunca tuvo en vida, así son las cosas y más en este país. En este espacio no pretendo hacer un glosario de la figura del extremeño afincado en Madrid, he decidido recordar a Manolo en el que para mí fue su momento más interesante a nivel musical.

Corría el año 1985 y Manolo, junto a Jaime de Asúa y José Manuel Díaz lanzaban el segundo LP de su grupo Alarma!!!, tras la escasa acogida de su primer disco, quizá demasiado indefinido entre el rock urbano y la new wave (aunque contaba con temas destacables como "Tu Amor", "Lola" o "Reina De Neón").

"En El Lado Oscuro" suena de manera mucho más coherente y convincente, la influencia nuevaolera, encarnada sobre todo por The Police sigue ahí, pero este trabajo es sobre todo un muy buen disco de pop-rock contundente que se inicia con toda una declaración de principios como "Preparado Para El Rock N' Roll", uno de los temas más inspirados de la historia de la música española que, al contrario de muchas canciones coetáneas, ha resistido más que dignamente el paso del tiempo. "Ayayayayayayaya" toma el ritmo reggae acelerado, nuevaolero y eléctrico de Sting y sus muchachos y deja paso al tema que da título al disco, otra obra de melodía rápida y cierto aire post punk al que sigue el momento posiblemente más álgido del disco, "Frío", la oda heroinómana al síndrome de abstinencia, sin lugar a duda uno de los grandes himnos del rock en español. El disco no termina ahí, "Diciendo Adiós" regresa a la energía del rock & roll más ochentero, a continuación llega otro himno, "Marylin", un tema flemático dedicado a la gran estrella de cine que corrió la mala suerte de ser más conocido por ser interpretado en una de esas cutre-reuniones que montan Ana Belén, Victor Manuel y semejantes. Pop guitarrero y crítica a la industria discográfica se dan la mano en "Sólo Por Tu Dinero" e inician el final del disco que llegará con el reggae caribeño de "Cansado De Esperarte" y la aceleración guitarrera de "Deja De Llorar".

En resumen, un grandísimo y minusvalorado disco lleno de grandes canciones y crudas historias de personajes fronterizos, un perfecto reflejo de la personalidad de un líder de Alarma!! que se asomaba al abismo...

viernes, 25 de marzo de 2016

VOLVIENDO A NY CON ROCK N' ROLL EN VENA



Ya os hablé de la banda angelina Dr. Booogie en el Nicotina Eléctrica de julio del 2015, ahora hago una breve reseña para anunciaros que desde hace unos meses tienen un LP en la calle en el que añaden cinco temas nuevos a los tres de su anterior EP. Rock n' Roll en estado puro con reminiscencias de Stones, Faces, NY Dolls, los primeros Alice Cooper o T.Rex.
Someteos a la terapia del Doctor Boogie.

Dr. Boogie - Gotta Get Back In New York City

jueves, 17 de marzo de 2016

BRIAN FALLON: MATANDO LAS PENAS EN SOLITARIO



El último disco de The Gaslight Anthem, "Get Hurt", no me gustó. Es cierto que se notaba una evolución en la banda pero se alejaron de la frescura de temas como "The 59' Sound" o "Handwritten" para llegar a parecerse a los Killers más modernos o a los Kings Of Leon más experimentales y este hecho les hizo perder gran parte de garra, quizá también influyera el hecho de que su líder, nuestro protagonista de hoy, atravesara un traumático divorcio influyera en el momento de desorientación que parecía atravesar el combo neoyorquino.

Han pasado dos años y, tras acabar la gira con los Gaslight, Brian Fallon ha decidido lanzar un álbum en solitario y, en cierta medida, lo ha hecho como expiación de "Get Hurt" y retorno a sus raíces, ya que las canciones incluidas en este "Painkiller" bien podrían haber entrado en un nuevo trabajo de los Gaslight pasadas por el tamiz punk guitarrero del grupo, pero Fallon ha decidido tirar por la calle de en medio y volver a su principal referencia, Bruce Springsteen, al igual que el "Boss" usa sus discos sin la E Street Band para inmiscuirse en el folk y las músicas norteamericanas más tradicionales, Fallon ha hecho un disco que suena absolutamente folkie en la tradición de los americanos con raíces irlandesas y además lo conjuga con unas letras basadas en el pequeño mundo que pasa por sus ojos cuando no se dedica a ser una estrella del rock & roll, historias sobre amores, pérdidas, familia, amigos, lealtad y nostalgia, el mapa que uno imagina se puede discernir a partir de la ventana de su apartamento en Brooklyn, con anclaje además en la tradición neoyorquina de sentir un inmenso amor por tu lugar de procedencia y que podemos atisbar en la cinematografía de Scorsese, en los cómics de Daredevil o en la discografía de los Ramones, y con esta mezcla de ingredientes han surgido temas tan buenos como "A Wonderful Life", la melancólica "Steve McQueen", "Rosemary", "Red Lights", "Honey Magnolia" u "Open All Night".

En resumen, un trabajo que exuda sinceridad y buen hacer por todos lados, quizá sirva para que quienes etiquetaron a Brian Fallon como "El Bruce Springsteen del sigo XXI" se carguen de razones, pero el bueno de Brian no parece incómodo en ese papel y el propio Springsteen ha manifestado y demostrado en múltiples ocasiones su cariño y admiración por Fallon y los Gaslight Anthem, así que lo que nos queda es escuchar este magnífico "Painkiller" y disfrutar.

Brian Fallon - Painkillers

viernes, 11 de marzo de 2016

JETBONE



Jetbone son una banda sueca surgida en la segunda gran hornada del rock escandinavo, cuando los popes de aquella escena (Hellacopters, Gluecifer, Trurbonegro, etc..) comenzaron a separarse y de esa escisión surgieron nuevas bandas como Imperial State Electric, Thunder Express o Bloodlights, aparte de otros nuevos valores como  Vidunder, Horsehead Union, Greenleaf o nuestros protagonistas de hoy.

Este quinteto de Punksvall inició su singladura en 2008 y, tras años de patearse todo el norte de Europa completando varias veces el circuito de salas y clubes, lanzaron su primer disco en 2012, titulado con el nombre de la banda.

"Jetbone" no es en absoluto un ejercicio de originalidad, pero sí que constituye un destacable y divertido trabajo de buen gusto, tanto de influencias como de plasmación de estas a la hora de componer e interpretar canciones. Los Rolling Stones, Faces, KISS, Thin Lizzy e ilustres compatriotas como Hellacopters, Sewergrooves o Diamond Dogs podrían citarse perfectamente como referencias paralosJetbone y ,así, el clasicismo setentero se da la mano con el high energy rock & roll al estilo sueco en temas como "Dancin' On Your Grave", "Baby It's Your Time", "Ride The Riot" o mi favorita "Dead City Five", con la colaboración del gran Stevie Klasson, ex-Diamond Dogs y Johnny Thunders a la guitarra y voz. Las canciones que acabo de citar son un breve resumen de un trabajo en el que los diez cortes suponen un derroche de garra y actitud muy a tener en cuenta por aquellos que disfruten con el rock & roll enérgico y sin artificios.

Posteriormente los Jetbone lanzarían al mercado un nuevo disco, también genial, en 2015 llamado "Magical Ride" en el que abandonarían un poco el grande rock para centrarse en el sonido facestoniano, pero, como dicen en las películas clásicas de Conan, esa es otra historia...

Jetbone - Jetbone


viernes, 26 de febrero de 2016

GLAMUROSOS E INFERNALES



Surgió a principios del siglo XXI en Australia una corriente de grupos bastante interesante, el rock del país de los canguros se había quedado bastante encasillado en un estilo a medio camino entre el blues más sucio y el punk a la manera de los Radio Birdman, así bandas como The Drones, Angels, Beasts of Bourbon o Celibate Rifles constituían lo más granado del panorama rockero aussie. Los jóvenes de la siguiente generación abandonaron esa visión gamberra y sucia, que se había vuelto un tanto repetitiva, para acercarse a sus clásicos, adiós a la bronca y hola de nuevo a los grandes de su país como AC/DC o Rose Tatto y a clásicos como Stones, Free, ZZ Top, Aerosmith, Alice Cooper, el hard rock americano de los ochenta o los Black Crowes. En esta hornada de nuevos rockeros podríamos alinear a bandas como Jet, Wolfmother, AirBourne, Electric Mary, My Dynamite, Dirty York o nuestros protagonistas de hoy.

La banda Hell City Glamours estaba constituida por cuatro jóvenes originarios de Sidney amantes de los sonidos más contundentes de los setenta y los ochenta, iniciaron su andadura en 2.003 y enseguida comenzaron a lanzar diversos EP'S hasta que en el año 2008 vería la luz su primer larga duración, titulado con el nombre de la banda.

"Hell City Glamours" es un compendio de buen hard rock en el que estos cuatro australianos demuestran ser poseedores de una amplia hemeroteca musical, pues en este trabajo uno puede encontrar referencias que van desde Grand Funk Railroad hasta Guns N' Roses sin hacer ascos a retazos más clásicos a lo Stones o Faces. Temas como "Back To You", "Right My Wrongs" o "No Love" harán las delicias de  quienes gusten de los buenos temas con riffs afilados y suponen un excelente testimonio del paso por la música de esta formación, tristemente extinta en 2014 tras publicar otro disco muy recomendable.
Poder australiano.

Hell City Glamours - Hell city Glamours

viernes, 5 de febrero de 2016

VIDA SALVAJE EN NYC



New York, la gran manzana, la ciudad que nunca duerme a la que cantó el gran Frankie siempre ha sido el principal hervidero cultural de los Estados Unidos, desde la bohemia del Village en los sesenta, pasando por Andy Warhol y su Factory con la Velvet Underground como banda sonora, la explosión punk con epicentro en el archiconocido CBGB o el Bowery Electric en el que una manada de rufianes asaltaron el mundo a golpe de rock & roll bajo los nombres de Ramones, New York Dolls, Johnny Thunders & The Heartbreakers, Television, Dictators, Blondie etc. Esa hornada tendría un conato de remake casi tres décadas después con la aparición de nuevos grupos destetados en el rock de la ciudad de los rascacielos, esa corriente sería liderada por unos advenedizos chicos provenientes de familias ricas conocidos como The Strokes y contaría con algunos notables aliados como The Bamboo Kids o The Yeah Yeah Yeahs!.

Wyldlife es un cuarteto neoyorquino que no parece que vayan a ser los líderes de ninguna corriente, es más, ni siquiera parecen preocupados por nada parecido, facturan un rock & roll urgente y adrenalínico con frecuentes visitas al punk, el glam y el power pop, lo que sí que valdría para incluirles en una escena que está tomando fuerza en los USA con formaciones como TheModern Kicks, The Cry! o los más conocidos Biters (no en vano el cantante de los de Atlanta, Tuk Smith, es el productor habitual de Wyldlife).
Nuestros protagonistas de hoy iniciaron su andadura discográfica en 2010 con un EP titulado "The Nicotine EP" (en este blog somos muy fans de este título). Apenas un año más tarde debutan en el mundo de la larga duración con un disco titulado con el nombre de la banda y, con la publicación de varios singles por el medio, en 2013 aparecería su segundo LP, "The Time Has Come To Rock N' Roll", en el que nos vamos a detener un poco más.

Lo primero a destacar en este disco es la brutal energía que exuda, un furor post-adolescente que emparenta con los New York Dolls, Ramones o los dos primeros trabajos de The Strokes y no ceja en la poco más de media hora que ocupan las diez canciones de este disco. Airadas guitarras conviven con una melodía que no resta suciedad a los temas, así las furibundas "The Right!", "Sonofabitch", "Trash" o "Suspicion" conviven con los estribillos más armoniosos y emotivos de "Guardian Angels" o "Cowboys And Slutz",  macarradas como "Saturday Night" o "Wasted" y temas como "The First Time's The Worst", una machacona y divertida mezcla de glam, Beach Boys y Ramones a la que sigue el acercamiento a Stones y Faces en la melodía de la final "Out On The Run".

En resumen, un disco que quizá no sea proclamado como una obra maestra ni vaya a ser el germen de ninguna nueva corriente dentro de la música rock, pero que sí es una estimable ejemplar de música de guitarras óptimo para escuchar con el volumen a tope e imbuirse de combustible rockero para el fin de semana.
¡Adoptad la vida salvaje, felones!.

Wyldlife- The Time Has Come To Rock N' Roll

jueves, 28 de enero de 2016

BARREDOS YA NO TE ESPERA



Todo padre deja un legado a su hijo y no tiene por qué ser material, a mí mi padre, por encima de cuestiones educacionales y afectivas, me transmitió dos filiaciones, la primera fue el fútbol y más concretamente el Sporting, la otra fue la inquietud política, la cual me fue contagiada casi por casualidad. Resulta que mi madre solía tomarse los sábados por la tarde como periodo de asueto para quedar con sus amigas o familiares y mi padre y yo nos teníamos que buscar la vida, así pasábamos las tardes sabatinas entre ver las películas que echaban a las cuatro, ya fueran westerns, de Tarzán o de Fu Manchú, ir a ver al Ceares cuando no era un hype y no molabas más por acudir a La Cruz, ir al Molinón si tocaba o simplemente salir a pasear, pero había otra actividad que realizamos cuando llegaba su época, una ocupación que algunos encontrarían poco propicia para un menor pero que sin duda formó parte de mi evolución como persona, asistir a mítines.

Mi padre nunca ha sido una persona políticamente activa en cuanto a estar afiliado a partido alguno pero siempre ha mantenido un ideario y unas convicciones que ha alimentado acudiendo a ver a aquellos políticos que le suscitasen interés y así, en una época en la que la mayoría de mítines solían caer de sábado, pues las campañas electorales eran más laxas y menos vertiginosas que en la actualidad y además Asturias era piso franco de la izquierda y un lugar ideal para hacer demostraciones de poder de convocatoria, mi padre, mi tío abuelo Juaco y yo nos presentábamos en el pabellón correspondiente para escuchar las arengas de quien tocara, así entré en contacto con los discursos de Pedro de Silva, Nicolás Redondo, Santiago Carrillo, Alfonso Guerra, Julio Anguita o Gerardo Iglesias, pero hubo uno que recuerdo especialmente y que constituye el eje central de esta historia.

Corría el año 1995 y yo afrontaba mis primeras elecciones con derecho al voto, unas autonómicas asturianas, mi padre insistió en ir al mitin de un PSOE que afrontaba un imparable declive por méritos propios, y allí acudiría el todavía presidente del gobierno Felipe González, una figura que a mí se me antojaba anacrónica y amortizada pero que todavía poseía  un cierto aura de carisma entre la generación de mi padre, igual que una diva de Hollywood envejecida sigue resultando hermosa a los que contemplaron con ojos adolescentes las películas de sus días de gloria. Mi tío Juaco, cuya salud comenzaba a empeorar, decidió no ir, no solo por motivos físicos, también porque, como buen comunista (de esos de los que ahora se dice que comen niños y no sé qué hostias más), ir a ver al PSOE no le volvía loco precisamente, allí mi padre saludó a unos hombres que al parecer conocía porque eran de una localidad cercana a nuestro pueblo. El mitin se inició con las intervenciones del por entonces alcalde de Gijón, Vicente Álvarez Areces (sin comentarios) y el presidente del Principado y posteriormente delegado del gobierno Antonio Trevín (sin comentarios II). Tras ellos apareció el protagonista de la noche, el plato principal, y los tipos a los que mi padre había saludado anteriormente, enfervorecidos, levantaron una gran pancarta en la que se leía «Felipe, vuelve a Barredos»...

Barredos es una pequeña comuna urbana del concejo de Laviana, situada más concretamente en la parroquia de Tiraña, construida en los alrededores del pozo Carrio, uno de los pocos pozos mineros que quedan abiertos en Asturias, la historia de su relación con Felipe González viene de los últimos tiempos del régimen del genocida Franco, cuando un Felipe conocido como «Isidoro» por el tema de la clandestinidad, junto a su por entonces inseparable Alfonso Guerra, de pseudónimo «Andrés» se dejaron caer por esta pequeña población,que constituía un epicentro de la organización política de la cuenca del Nalón, incluso una radio clandestina consiguió emitir desde la zona por un tiempo, pues allí pasaron un tiempo de asambleas y difusión de ideario Felipe y Alfonso juntoa los que por entonces eran sus compañeros asturianos.

Lo que pasó luego con «Isidoro» es de dominio público, como líder del PSOE llevó al partido a la integración en el sistema «democrático» y en 1982 llegó a la presidencia del Gobierno español, a partir de ahí llegó la entrada en la OTAN, en la Comunidad Europea, la «reconversión» industrial, el GAL, el caso FILESA, Luis Roldán, la derrota ante el PP y una posterior caída hacia la megalomanía que le llevó primero a comportarse como un Nerón que lideró su partido a golpe de fuego y boutades y después a convertirse en un plutócrata rodeado de oropel y lujo que desde un sillón de consejero de una compañía mutlimillonaria se cree capaz de dictar qué es democracia y cuáles han de ser los pasos a tomar en la política española, curiosamente los que aseguran la supervivencia de un sistema que beneficia a los poderosos como él y los que le financian mientras orilla en la precariedad al pueblo llano, además carga contra todos los que han conseguido ilusionar tanto a las generaciones actuales como a buena parte de la gente a la que él defraudó miserablemente.

Aquel día de 1995 Felipe González Márquez, al final de su discurso, señaló aquella pancarta que aludía a su regreso a Laviana y dijo que él sí iba a volver a Barredos, que no olvidaba sus orígenes y tal y cual, la mayoría de la audiencia enloqueció y rompió a aplaudir entusiasmadamente, a mí me sonó tan convincente como cuando los domingos me juraba que no iba a volver a beber... y al final tuve razón, y bien que lo siento, no por él sino por mi padre y sus coetáneos, por los que le hicieron presidente y le tomaron como referente para que él, quien sabe si tenía esta idea desde el principio o se fue degradando paulatinamente, los apuñaló convirtiéndose en un moderno Onofre Bouvilla.

Felipe, sé que aunque la noticia llegara a tu palacio de cristal te daría igual, pero Barredos ya no te espera...


miércoles, 13 de enero de 2016

DEMASIADO RÁPIDO PARA EL AMOR, DEMASIADO BUENO PARA EL OLVIDO



La banda Mötley Crüe se despidió el pasado fin de año con un concierto en su ciudad de origen, Los Angeles, con un multitudinario concierto en el Staples Center. Aunque esta separación se anuncie como definitiva, somos muchos los que dudan de esta aseveración, de hecho, yo les doy tres años hasta que se vuelvan a juntar y un amigo dice que la pasta no les durará más allá de 2017 y tendrán que emprender una gira de reunión, el caso es que esta partida de los Crüe merece no pasar desapercibida y voy a homenajearles hablando del inicio de todo, el disco "Too Fast For Love".

"Too Fast For Love" responde a todos los clichés de un disco debut, energía juvenil, canciones urgentes y, sobre todo, una producción que deja bastante que desear, fueron los propios miembros del grupo los que acometieron esa tarea y su bisoñez se notó, en algunos casos para bastante mal, llegando a crear un sonido que a veces se antojaba bastante enlatado, también es cierto que, pasado el tiempo, uno oye de nuevo el disco y esa falta de destreza en la mesa de mezclas resulta hasta entrañable y también he de decir que si tuviera que hacer una lista de mis canciones favoritas de Nikki Sixx y los suyos, la mayoría saldrían de este álbum.

Como curiosidades debo apuntar que este disco salió por primera vez en 1.981 con la compañía Leathür Records e incluía once canciones, al año siguiente apareció el L.P. con el sello Elektra tal y como lo conoció la mayoría de la gente ( y tal y como lo tengo yo en vinilo), se intentó limpiar un poco la producción con escaso resultado y desparecieron las canciones "Stick To Your Guns" y "Toast Of The Town", este desajuste se arreglaría en 1.999 con la aparición de una nueva edición en la que se incluirían los dos temas suprimidos por Elektra.
La otra curiosidad reside en la portada, un clarísimo y reconocido homenaje a la del "Sticky Fingers" de los Rolling Stones.

El disco empieza muy arriba con "Live Wire", una canción hiperrockera y acelerada, acontinuación llega"Come On And Dance", la peor canción del disco en mi opinión, por suerte no llega a los tres minutos,afortunadamente el macarreo de "Public Enemy #1" acude al rescate aunque da paso a la otra pieza prescindible de este trabajo, "Merry Go-Round", a partir de ahí vuelve el género fino, "Take MeTo The Top", de riff clásico y emparentado con el heavy metal primigenio, es todo un trallazo con esos agudos de Vince Neil y la machacona guitarra de Mick Mars; "Piece Of Your Action" es un tema clásico en el repertorio de Mötley Crüe y escuchándolo se dauno cuenta de por qué, sleazy rock de libro al que sigue "Starry Eyes" una composición  más emotiva pero no por ello despojada de  fuerza e intensidad. Llegamos a la recta final con el tema que da título al álbum, otro clasicazo que destila energía adolescente y vicio en cada una de sus notas y propicia un final en todo lo alto con "On With The Show", otro temazo.

Como os he dicho antes existen ediciones en las que se incluyen dos temas más pero (llamadme clásico, romántico o lo que sea) así es como "Too Fast For Love sonó por primera vez en el plato de mi tocadiscos y así es como yo he querido narrarlo para que, en caso de que estemos equivocados y Mötley Crüe no vuelva jamás, quede constancia de que fueron una gran banda con una estupenda obra.

Mötley Crüe - Too Fast For Love

lunes, 11 de enero de 2016

CAMALEÓNICO INFINITO



Para hablar de David Bowie tendría que decir primero dos cosas fundamentales: 1) No soy un auténtico fan suyo. 2) Le considero uno de los mayores genios de la música contemporánea.
El primer dato viene dado por mi culpa y que nadie me malinterprete, Bowie dista mucho de disgustarme adoro sus discos y canciones desde "Hunky Dory" hasta quizá "Heroes", esa época de Bowie, más glam, más rock & roll, más sucia es la más cautivadora para mí y el anteriormente citado "Hunky Dory", "The Rise And Fall Of Ziggy Stardust" y "Diamond Dogs" me parecen tres de los mejores discos de la historia del rock, pero hasta allí llego. Me reitero que la culpa es mía, demasiado orillado en el rock & roll más guitarrero y convencional, los Stones, Faces, New York Dolls, Ramones, Mc5, IggyPop, Clash, Buzzcocks o Steppenwolf copan mi altar pagano en el que no encuentro atractivo alguno para los bandazos habidos en la carrera musical del Duque Blanco, "Scary Monsters" no está mal y sé que su búsqueda de nuevos horizontes se debe a una insaciable necesidad de cambiar artísitica y visualmente, no a estrategias comerciales, incluso reconozco que su proyecto Tin Machine sí llamó algo más mi atención, pero no comparto el interés por los ritmos electrónicos que desarrolló en el nuevo siglo ni el gusto por las canciones pop que provocaron su obra ochentera, bastante prescindible en mi opinión, igual que la de la mayoría de los artistas que habían sido grandes en los setenta, (eso sí, en los ochenta hizo "Dentro Del Laberinto", película que en su tiempo me gustó mucho), incluso sus dos primeros discos no consiguen llamar mi atención más que en alguna canción suelta como "Letter To Hermione, "All The Madmen" o los temas-título.

Cuando digo que Bowie es uno de los mayores genios que ha conocido la música de los últimos cincuenta años no lo digo únicamente por la calidad de sus composiciones, que también, sino por haber destacado en otras facetas, sus performances en escena han sido ejemplos clave para consolidar la figura del frontman, supo rodearse de músicos excelentes como Mick Ronson, Trevor Bolder o Carlos Alomar, por poner tres ejemplos, ejerció de productor y mecenas-protector para otros que compartirían Olimpo con él como Lou Reed o Iggy Pop y su obra infliría por igual en glam, hard rock, punk, new wave, indie, grunge e incluso otros estilos como el synth pop.

Por eso, aunque no sea el mayor fan del mundo de Bowie es justo reconocer su enorme contribución en el  mundo musical y homenajearle sabiendo que el mundo pierde mucho cuando se va una persona de su talento.

Que la tierra le sea leve.

David Bowie - Rebel Rebel